Informe de Onusida dice que en la última década los nuevos contagios se redujeron un 19% y que se estabilizó la pandemia.
Aunque en el mundo existen actualmente 33,3 millones de personas viviendo con VIH/sida, la epidemia no ha aumentado, sino que se ha estabilizado en al menos 56 países, destacando entre ellos India, Sudáfrica y Kenia, conocidos por sus altos índices de la prevalencia de la enfermedad. No es todo: también se contagiaron menos personas. Si en 2009 unos 2,6 millones de personas se infectaron con el mal, al mirar la última década las cifras hablan de un 19% menos de contagios.
Chile no es la excepción en esta baja. También estabilizó la enfermedad y, según Onusida, se encuentra entre los cinco países con menor prevalencia de VIH/sida de 19 naciones de América del Sur y el Caribe. Según el documento, 40 mil personas viven hoy con el virus en Chile, un 66% más que en 2001. Un aumento que, según Alejandro Afani, inmunólogo y jefe del Centro de VIH-sida del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, se explica por la mejora en los tratamientos. "En Chile, claramente está controlada la epidemia del VIH y la enfermedad ha pasado de ser letal a crónica", explica. Eso sí, para él el número de personas infectadas con el virus ronda las 45 mil personas.
¿Lo bueno del país? Lo informado que están los jóvenes chilenos respecto de los métodos de prevención, menos mujeres contagiadas que la media mundial y el trabajo que se ha hecho con las trabajadoras sexuales en el país para evitar que propaguen el mal. Sin embargo, un dato preocupa a los especialistas de Onusida en Chile y otros países con buen crecimiento económico. El aumento que ha registrado la enfermedad en la población homosexual masculina. "Parece un disparate, pero veo más progreso en la prevención en Africa, donde la epidemia está generalizada, que en los países donde las comunidades homosexuales tienen altas cifras", dice a La Tercera Luiz Loures, director de Onusida.
Esto toca especialmente a Chile, donde el 20,3% de los homosexuales varones están contagiados de VIH, según un estudio que realizó este año Onusida, la OPS y el Minsal en Santiago. Una cifra considerada alta por Karen Stanecki, consejera senior de Onusida, quien explica a este diario que en Argentina sólo el 12% de los hombres homosexuales tienen sida, mientras que Brasil, uno de los países con mayor prevalencia del virus y con más contagios en Latinoamérica, es casi igual que nuestro país: un 20,6%.
El informe de Onusida entrega algunas pistas para explicar este fenómeno: sólo el 56% de los homosexuales chilenos afirmó haber usado preservativo en su última relación sexual con otro hombre. "Puede que las políticas no se estén dirigiendo fuertemente a este grupo de tan alto riesgo y que eso también esté ocurriendo en Chile", dice Stanecki.
La cara femenina
Otra de las figuras que destaca en el informe son las mujeres: actualmente, ellas son el 52% de los contagiados en el mundo. Gran parte de las infectadas están en Africa, que sigue siendo la región con más prevalencia, donde vive el 68% de todos los contagiados, con más de 2,8 millones de infecciones recientes; aunque casi todos los países de la zona subsahariana (o negra) han logrado estabilizar o reducir el avance de la enfermedad.
En Chile, la cifra de mujeres contagiadas está muy por debajo del promedio mundial, cuenta Stanecki: solo un 25%. Un tema que es muy complejo en Latinoamérica, porque, según explica Loures, aunque los hombres son los principales vectores del contagio, hay factores sociales que aumentan el problema, como la violencia contra las mujeres, muy común en la región. "Con agresiones es muy difícil que las mujeres puedan negociar que su pareja use condón, lo que aumenta el riesgo de contagio", dice.
Otro dato: según el informe de Onusida, entre los chilenos que confiesan haber tenido más de una pareja sexual en el último año, solo un 30% de los hombres y un 12% usó condón. De allí que la prevención y el diagnóstico temprano sea uno de los principales desafíos que enfrenta el país, según Afani. El inmunólogo explica que en la actualidad muchos pacientes saben que están enfermos cuando el mal se encuentra en etapas muy avanzadas y su sistema inmune está muy dañado. "Tenemos que educar a la población para que se haga el examen y facilitar su acceso. Eso va a repercutir en reducir la prevalencia y la mortalidad", dice.
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