No constituye ninguna sorpresa percibir que el futuro de Chile no cambiará sustancialmente, ya sea que asuma como próximo presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle o Sebastián Piñera Echenique. Situación diametralmente distinta a la que ocurría en septiembre de 1970, cuando la elección de Salvador Allende Gossens podía modificar radicalmente el destino de mucha gente, y del país en su conjunto.
Hoy, por más que los candidatos pretendan hacer valer sus diferencias, la verdad es que Frei y Piñera comparten los aspectos más fundamentales referentes al sistema económico que debe imperar y los valores básicos por los cuales se rige la sociedad. Ambos son católicos, humanistas cristianos y partidarios de una economía libre de mercado.
Por supuesto, con matices que no dejan de tener cierta relevancia, en los cuales influyen lo que hemos denominado factor Marco Enríquez-Ominami (ME-O) y en alguna medida, también, el acercamiento del Partido Comunista a la Concertación.
Si triunfa Frei, tendría mayoría simple en el Senado y requeriría establecer pactos para materias específicas en la Cámara de Diputados, donde los tres congresales comunistas serán decisivos. Ello, unido al compromiso con el partido de la hoz y el martillo previo a la segunda vuelta, permite predecir un determinado comportamiento: El intento de una reforma constitucional profunda, incluyendo el desmantelamiento del sistema binominal, que no necesariamente se llevará a cabo por no alcanzar los quorum calificados requeridos; el fortalecimiento de los sindicatos y la negociación colectiva por sectores; la ampliación y profundización de la red de protección social; el incremento del Estado y del control sancionatorio de las empresas privadas; el aumento y la mejora de los liceos fiscales, posiblemente en desmedro de los colegios particulares y aquellos parcialmente subvencionados; todo lo cual tenderá a una mayor igualdad social –un país más solidario– pero a costa de un alza bastante generalizada de impuestos y un leve menor crecimiento económico que el potencialmente alcanzable. En suma: algo más de igualdad y solidaridad con algo menos de eficiencia en la economía.
Si gana Piñera, no obstante que ha declarado su intención de continuar –y aun incrementar– la red de protección social, ampliándola a la clase media, sus reales proyectos estrellas –prioritarios– serán crear un millón de puestos de trabajo y combatir frontalmente a la delincuencia. Para el primer objetivo, se requiere un sistema económico más dinámico y competitivo, sin muchas trabas a las empresas grandes y un aporte efectivo a las pymes. En concreto, ni pensar en gastar tiempo y esfuerzos en una reforma constitucional (los comunistas igual no apoyarán a Piñera). Sí, en cambio, promover leyes más restrictivas para los delincuentes y de más apoyo para las víctimas. En educación, ya prometió instituir establecimientos fiscales (tipo Instituto Nacional) de excelencia, pero por cierto mantendrá la ayuda al esquema privado, quedando la duda si el sistema municipalizado puede volver a ser estatal. Curiosamente, el factor ME-O bien podría facilitarle la vida a Sebastián, ya que justifica acoger las propuestas del economista Paul Fontaine, para conseguir el tercio de la votación de Marco que le permite obtener más del 50% en segunda vuelta; y a simple vista sus planteamientos impositivos son del todo lógicos: aumentar el royalty a la minería; aplicar tributos a las hidroeléctricas (que están exentas incluso de los derechos de agua); eliminar el impuesto de timbres y estampillas en forma permanente (en teoría vuelve a contar de enero del 2010); aumentar las tasas a las empresas y disminuir las que se aplican a las personas, y otorgar exenciones especiales a las pymes.
En términos valóricos, ambos aprecian la moral católica. En temas fundamentales, como el aborto, los dos son pro vida, no obstante que Eduardo Frei tendrá una presión más fuerte del mundo liberal socialista (de allí su posición de “estudiar” la materia). Lo mismo rige en relación al respeto a las minorías.
En definitiva, ambos presidenciables adhieren, en economía, al modelo neoliberal de mercado libre, si bien Frei con “más Estado” y Piñera con “más empleo y empresa privada”, y en valores, a los principios de la Iglesia Católica. Las diferencias económicas y sociales, conducirían a un eventual Gobierno de Frei Ruiz-Tagle a un país más solidario, con mayor empleo fiscal, con un leve menor crecimiento económico; en cambio, en el caso de un Gobierno de Piñera Echenique es probable que se logre superior eficiencia económica en el sector privado y, en consecuencia, mayor empleo productivo.
Artículo original
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario