El verano ya está aquí y para muchos hombres sacarse la polera en la playa o la piscina puede volverse una verdadera odisea. ¿La razón? La indeseable ponchera, expresión popular de la obesidad central o abdominal que se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa en la zona de la cintura.Se produce por varios factores, entre ellos, hereditarios, hormonales, médicos y alimenticios. Y a diferencia de las mujeres, que suelen acumular más grasa en las caderas, los hombres lo hacen en esta parte del cuerpo.
Pero más allá de lo estético y de las bromas que se hagan al respecto puede provocar serios efectos en la salud de la población masculina.
Según un estudio del Instituto Alemán de Nutrición los hombres con este problema tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer de próstata. La relación se explica por alteraciones entre testosterona (hormona masculina) y estrógenos (hormona femenina). "Con el aumento de la grasa abdominal se producen cambios hormonales que afectan a las células precancerosas, favoreciendo la tumorogénesis", explica la doctora Eliana Reyes, médico nutriólogo y académica de la Universidad de los Andes.
Además existe una relación con el tipo de dieta alta en grasas de origen animal (grasa saturadas) y baja en aceites marino (omega 3), junto con una baja ingesta de algunos antioxidantes, agrega el doctor Fernando Carrasco, nutriólogo de Clínica Las Condes.
La obesidad abdominal también se asocia a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, ya que el exceso de grasa visceral favorece la aparición de hipertensión arterial, alteración de los lípidos sanguíneos, resistencia a la insulina y diabetes, acumulación de colesterol en las arterias y, finalmente, aumenta las posibilidades de infarto al miocardio y de accidente vascular cerebral, sostiene el doctor Carrasco.
Más adolescentes y niños
De acuerdo a la última encuesta nacional de salud la obesidad abdominal aumenta en forma notoria desde los 25 años. Antes de esa edad se observa en 6,5% de los adolescentes, sube a 13% entre los 25 y 45 años y a 23% entre los 45 y 65 años.
El problema es que son cada vez más los hombres jóvenes e incluso niños con ponchera, debido a la mala alimentación y el sedentarismo. Por ello, las recomendaciones apuntan primero a disminuir el peso con una dieta baja en calorías y de bajo índice glicémico, es decir, restringuir los concentrados de frutas, el alcohol y las comidas altas en grasas saturadas.
Es clave la práctica de ejercicio aeróbico (trote, bicicleta y natación) al menos 4 veces por semana, aconseja la doctora Karin Papapietro, nutrióloga del Hospital Clínico Universidad de Chile. Se puede combinar con el trabajo de pesas, pues los músculos ayudar a reducir el grado de resistencia a la insulina.
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