El gobierno está mostrando una voluntad política de avanzar en la relación con Bolivia que merece un apoyo explícito de la Concertación.
EL GOBIERNO de Sebastián Piñera está demostrando una voluntad política de avanzar en las relaciones de Chile con Bolivia que merece un apoyo explícito de parte de la Concertación. El progreso anunciado tras las reuniones entre los subsecretarios en La Paz, el encuentro presidencial en Unasur y los planteamientos del ministro de Defensa, Jaime Ravinet, en el sentido de que ha llegado el momento de arreglar definitivamente el problema histórico con Bolivia, componen un cuadro muy significativo, en el que se proyectan y robustecen los esfuerzos que desarrollaron en el pasado los gobiernos de la Concertación.
Recordemos que los acuerdos comerciales suscritos durante el gobierno del ex presidente Frei, que persiguieron una apertura total para Bolivia, y el acuerdo de Algarve en Portugal del año 2000, precedente de la agenda actual de 13 puntos que orienta el diálogo binacional, abrieron el escenario en el que el ex presidente Lagos intentó las propuestas más audaces de asociación con nuestro vecino altiplánico. Y que fue luego la creación de confianza y la amistad desarrollada entre los presidentes Morales y Bachelet, la que facilitó y apisonó el terreno por el que caminamos hoy.
Durante 20 años se intentó elaborar, por momentos con mucha decisión, las fórmulas que permitieran, en un marco de pleno respeto a los intereses de los dos países, obtener progresos y, finalmente, dar por resuelto el tema histórico que aún nos separa de Bolivia: su salida al Océano Pacífico. Pero, como es sabido y como lo reconocen hoy observadores de ambos países, varios de estos intentos se vieron frustrados o disminuidos por la inestabilidad política en La Paz, en cuya producción política el tema marítimo con Chile ha conformado desgraciadamente un ingrediente recurrente; o también, por la oposición abierta de un mundo conservador chileno, que se afirma en el consuetudinario desinterés nacional por el tema o más frecuentemente, como fuera visible en el último período del gobierno anterior, en el brío nacionalista de algunos que consideran mediático sospechar de cualquier diálogo reservado entre ambos países.
Debe reconocerse que el gobierno parece tener hoy un espacio mayor de acción para conformar la voluntad del Estado en esta materia. Sin embargo, todos sabemos que el camino es complejo. Si, por una parte, la acción gubernamental está sujeta a condicionantes cuya forma definitiva no depende sólo de la voluntad de chilenos y bolivianos, por la otra, se halla frente a oportunidades que requieren de decisión y no pueden abandonarse, so pretexto de la esperanza en la superposición de las constelaciones.
Por eso, el gobierno requiere de aliento y apoyo. No sería comprensible que quienes hemos por años perseguido avances en la integración con nuestro vecino altiplánico, nos restáramos hoy o decidiéramos simplemente contemplar en silencio el proceso. La integración económica y la cooperación política abren a Chile y Bolivia una enorme oportunidad histórica de desarrollo en común. Debemos sumar fuerzas para que, con pleno respeto a los intereses de todas las partes involucradas, este esfuerzo arribe a buen puerto.
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miércoles, agosto 11, 2010
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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