El emprendimiento tiene más beneficios que el mero enriquecimiento personal. Permite a los jóvenes buscar soluciones distintas, aceptar a los otros, tomar riesgos y hacerse responsables. Por ello, varios colegios lo han incorporado como talleres o, incluso, como ramo obligatorio. Tres de esos escolares ya vieron los primeros frutos y formaron exitosos negocios.
Una innata facilidad para crear proyectos descubrió que tenía Valerie Milla (18) en diciembre pasado. Mientras cursaba el cuarto medio en el Liceo Alto del Carmen, en la provincia del Valle del Huasco, fue elegida como la mejor emprendedora de la zona. Todo gracias al proyecto Generación Aventura, una empresa diseñada por ella para atraer turistas al sector y que contemplaba la realización de trekking y rappel.
Valerie, quien cursaba la especialización de servicio de turismo en su liceo, un establecimiento técnico-profesional, vio una necesidad: en la región no existe ninguna empresa de turismo aventura de ese tipo. La idea fue presentada a un concurso de Corfo y el gobierno regional, entre otros, que buscaba capacitar a 40 escolares. Diez alumnos del liceo participaron, para lo cual el establecimiento les ofreció un taller.
Al mes de trabajo, el grupo de la estudiante se disolvió y ella tuvo que terminar el proyecto sola. Finalmente, su idea se llevó sólo halagos y dinero para su financiamiento. "Todo requiere preparación", explica la joven. Por ello, este año ingresó a Administración de Empresas en la U. de Atacama, para así poder desarrollar el negocio desde el próximo verano.
Además, el colegio decidió incorporar, en forma obligatoria en cuarto año medio, la asignatura de liderazgo.
María José Gómez y su firma de productos decorativos
"Yo quiero estudiar Medicina, pero también quiero seguir haciendo cosas y venderlas, porque me gustó mucho. No importa si estuve dos horas haciendo un trabajo, lo importante es que yo lo hice", dice María José Gómez (16), quien cursa tercero medio en el colegio Aconcagua, de Quilpué. Junto a otros compañeros, vende productos decorativos, como atrapasueños y pulseras de macramé, con la marca Decoideas.
El colegio posee un ramo obligatorio de emprendimiento, desde primero básico hasta cuarto medio.
María José se dedica a vender los fines de semana, cuando visita amigos o familiares y les hace ver su blog o la tarjeta de presentación que le enseñaron a hacer en el colegio. Sin embargo, pese a lo esporádico de las ventas, al mes percibe unos ocho mil pesos, que guarda religiosamente con un fin: destinarlos a la compra de útiles o al pago de la locomoción cuando llegue a la universidad.
Un medio de comunicación con personal contratado y auspiciadores
Como un verdadero empresario suena Joaquín Castro (17) al teléfono. El escolar explica que, desde este año, su labor al mando de la página web "Deportivo Escolar" tendrá que pasar a segundo plano, porque debe prepararse para la PSU. La empresa ha crecido desde que se fundó, hace tres años: cubre las actividades deportivas de 90 escuelas, cuenta con tres periodistas -quienes se encargan de administrar el contenido que se publica en el sitio- y tiene alrededor de 100 corresponsales -adolescentes, apoderados y árbitros-.
La empresa comenzó casi como un juego cuando este alumno del colegio San Ignacio El Bosque creó una plataforma web, a través de un blog, para difundir los resultados que obtenían los equipos de fútbol en los torneos interescolares. Con el tiempo se agregaron otras cuatro disciplinas -rugby, vóleibol, básquetbol y atletismo- y se sumaron auspiciadores.
Aunque en su colegio no se imparten clases de emprendimiento propiamente tal, en el taller de Tecnología y Robótica es donde desarrolló su habilidad.
Artículo original
No hay comentarios.:
Publicar un comentario