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lunes, marzo 08, 2010

Expertos identifican las graves fallas operacionales que evidenció el terremoto

Alimento, seguridad y abrigo. Estas son las tres necesidades básicas que el gobierno no fue capaz de garantizar a la población tras el terremoto ocurrido la madrugada del sábado 27 de febrero.

Y es que la catástrofe que arrasó con gran parte de la zona centro-sur del país dejó en evidencia graves fallas de conectividad en materia energética, de comunicaciones e infraestructura vial, convirtiendo a Chile en un territorio vulnerable ante este tipo de situaciones.

De hecho, la propia presidenta Michelle Bachelet reconoció haber tenido muchas dificultades para comunicarse con los organismos de emergencia, lo que le impidió dimensionar -en las primeras horas- la magnitud de lo sucedido y, por ende, definir las zonas más afectadas y adoptar las medidas más urgentes.

Para los expertos, dicha situación revela que fallaron o no existían los protocolos para enfrentar situaciones de estas características y advierten que si bien las dificultades eran previsibles dada la magnitud del sismo, eso no justifica que algunas de estas falencias persistieran durante varios días, incluso en la Región Metropolitana.

En definitiva, todos coinciden en que la falla central estuvo en no contar con un plan de emergencia que pudiese subsanar rápidamente los efectos del terremoto y activar alternativas para volver a funcionar.

"Error de conexión"

Inmediatamente después del sismo, miles de personas tomaron sus teléfonos para comunicarse con las zonas más afectadas. Sin embargo, el mensaje más habitual fue "error de conexión".

Según el experto en telecomunicaciones y localización de la Universidad Católica, Vladimir Marianov, tal congestión es normal cuando se producen muchas llamadas en forma simultánea.

Por eso, aclara que "no es posible hacer un sistema de comunicaciones pensando en todos los eventos que pueden suceder, porque entonces todos tendríamos que pagar muy caro".

Con todo, considera que se debe avanzar hacia un sistema intermedio que resista terremotos grado 7 u 8 y que esté complementado con un mecanismo de emergencia ante cualquier evento. De esta forma, si bien "uno no podría haber evitado que se barrieran todos esos pueblitos de la costa, sí se podría haber avisado a todo el mundo a tiempo o, por lo menos, tener un catastro temprano de todas las embarradas que habían quedado", destaca Marianov.

A nivel de autoridades, propone que cada comuna del país cuente con un teléfono satelital.

En silencio y a oscuras

El sistema energético nacional puede dividirse en tres áreas: generación, transmisión y distribución. Al ocurrir el sismo, los seguros cortaron el suministro para evitar riesgos, pero al intentar reiniciarlo, se produjeron múltiples fallas, que alargaron durante varios días las horas de oscuridad en las zonas siniestradas, paralizando, además, el correcto funcionamiento de las empresas.

Es que según la experta en materias energéticas de Econsult, Michelle Labbé, la evidencia muestra que "la generación de energía ha funcionado bastante bien, la caída de una central permite el ingreso de otra. Pero sí hubo problemas en el área de distribución".

En este punto, Labbé advierte que las causas pueden ser múltiples, desde falta de personal hasta fallas en los dispositivos de seguridad por insuficiente preparación.

"Ahí debiera hacerse hincapié en generar los mecanismos para mejorar la eficiencia con que se reponen los servicios. Hay que mejorar los sistemas de respuesta ante cualquier crisis", acota.

Riesgos latentes

Además de los efectos en la ciudadanía, también hubo un fuerte impacto en los diversos sectores económicos, los cuales, aparte de quedarse sin energía para funcionar, se vieron imposibilitados de trasladar sus productos para fines de exportación y suministro. Esto, debido a los múltiples cortes en la columna vertebral que une a Chile de norte a sur: la ruta 5.

Para el ingeniero sísmico de la Universidad de Chile, Rodolfo Saragoni, "en general hubo pocas fallas, pero donde hubo fue en arterias muy importantes. Los ingenieros deben entender que no diseñan puentes, sino líneas vitales", enfatiza. Bajo esa lógica, el rol de la autoridad es "exigir que se cumpla con las normativas porque a veces por problemas de inspección las cosas quedan mal hechas, que seamos muy estrictos aunque las constructoras aleguen que hay demasiada burocracia para sacar los permisos".

Saragoni revela que actualmente la zona más vulnerable del país se ubica en el norte desde Arica a Iquique. De hecho, denuncia que ha advertido tanto a las autoridades de gobierno como a parlamentarios de la zona que "en caso de un terremoto quedarán totalmente incomunicados y no van a recibir ayuda porque con un maremoto quedarán la ciudad y el aeropuerto dañados".

Ahora, mirado en términos nacionales, Michelle Labbé acota que una solución podría ser "no tener solo una carretera norte-sur, sino mantener un camino alternativo, a pesar de que es caro hacerlo".

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