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Podría seguir consignando evidencias de esta calamitosa realidad, quiero referirme sin embargo a la abrumadora forma como se publicita la oferta educativa privada para todos los niveles, desde inicial hasta post grado, hecho que revela que estamos frente a un gran negocio: la educación. Sí, pues, la educación es de lejos el negocio más rentable. Pizarra y tiza son suficientes para cubrir las expectativas de padres de familia desesperados por conseguir un lugar donde sus hijos cumplan con la ley de la vida: que los hijos sean mejores que sus padres. Colegios y universidades, academias e institutos ofertan el sueño de una educación de calidad. Estudia aquí para que seas un buen gerente, estudia allá para que seas un tigre de la informática, para que atrases a los demás, para que pises a los otros. No encuentro, ni encontraré, un aviso publicitario en el que se oferte hacer de nuestros hijos mejores personas, mejores ciudadanos, hombres y mujeres capaces de construir una sociedad justa y pujante.
¿Qué hacer? Todos sabemos lo que hay que hacer: un plan de mejora educativa de largo plazo: veinte años al menos (Perú 2029), con el firme compromiso de que sea llevado por una misma dirección educativa a la que todos los partidos políticos se comprometan a apoyar podría ser una forma de comenzar. Aunque viéndolo bien debiéramos empezar por definir qué entendemos por largo plazo, para que a todos nos quede claro que se trata del tiempo que requerimos para empezar a ver un cambio y que no empecemos a los pocos meses a buscar cambiar los objetivos. Un plan básico de siete puntos a los más, acompañado del cómo llevarlo adelante, indicadores claros y plazos realistas, es decir jugar a lo simple y no enredarnos en complejidades nos puede llevar a un resultado que nos salve de la destrucción como sociedad. Es la raíz la que obliga al trasplante, no son los frutos de ahora: barras bravas, pandillas, coimeros, contrabandistas, evasores, violadores, traidores y demás, los que debemos buscar extirpar. Ellos disminuirán en número y en peso específico cuando logremos con una mejor educación una sociedad más justa en la que todos tengamos oportunidad de sentirnos parte y a la que nos veamos invitados a cuidar y a engrandecer.
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Pero según García, otros países envidian a Perú... y sus "secretos" de éxito... que no son más que copiar lo que ha hecho Chile con décadas de anticipación.
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