Para que la educación actúe como palanca para el desarrollo, el economista Harald Beyer plantea no sólo metas de largo plazo, sino la necesidad de establecer objetivos concretos en un lapso intermedio.
—¿En qué ha fallado el modelo educacional?
—Hay varios factores. Primero el contexto. Chile es un país que históricamente invirtió mal en educación y tiene un grupo grande de personas con bajo nivel de escolaridad que, entre otros aspectos, ha afectado la desigualdad de ingresos. Esto genera desigualdades de origen que un sistema escolar sólo puede aspirar a remediar si es realmente efectivo. Ello requiere de varias condiciones básicas: currículum, infraestructura, materiales educativos, libertad de elección de establecimientos, entre otros, y al menos cinco elementos institucionales.
—¿Cuáles?
—Un sistema preescolar de calidad, un sistema escolar con altas capacidades pedagógicas y directivas, establecimientos incentivados y presionados a elevar los aprendizajes además de apoyados en forma adecuada para abordar esas exigencias, autonomía en la gestión, y financiamiento apropiado y bien diseñado. En estas cinco dimensiones hay importantes debilidades que recién tienen posibilidades de abordarse o que el próximo gobierno no podrá soslayar.
—¿En qué áreas concretas hay que intervenir para mejorar la calidad de la educación?
—Básicamente en las que señalé. Por ejemplo, hay que crear un sistema de atracción y retención de docentes, que atraiga a jóvenes profesionales a esta profesión; que incentive a los actuales a preocuparse más por los aprendizajes de sus estudiantes; que prepare más a sus directores y que, como resultado de ello, les otorgue más autonomía en la evaluación y definición de los equipos pedagógicos y de sus condiciones laborales, sobre todo en establecimientos estatales. Esto puede combinarse con criterios definidos centralmente que señalen una estructura básica de carrera docente.
Dichos cambios deben ser acompañados de iniciativas inmediatas que potencien la movilidad social y la equidad, que incluyen la creación de una red de liceos de excelencia; un programa de seguimiento y reforzamiento de los niños que van quedando rezagados en sus aprendizajes; premios claros a los estudiantes y a los docentes que logren avances importantes en sus aprendizajes, que reemplace el poco atractivo sistema nacional de evaluación del desempeño existente, e incentivos a los buenos docentes que se desempeñen en sectores vulnerables. Además, asegurar una educación técnica profesional de calidad, orientada a competencias y articulada con la educación superior. Y es indispensable reconocer la formación profesional de oficios como parte de esta educación.
Por último, el sistema educativo debe estar atento a que no emerjan otras brechas.
—¿Por ejemplo?
—En materia digital se está produciendo aceleradamente. Hay que llegar a los hogares y establecimientos más vulnerables con la tecnología indispensable, para que no se queden al margen de la revolución digital. Reconozco que no es evidente que esta revolución sea un aporte real al proceso educativo, pero definitivamente empodera a los buenos docentes y estudiantes y no se puede dejar de poner a su alcance banda ancha, promoviendo simultáneamente la competencia en este sector, y computadores. Por cierto, sin contenidos digitales apropiados, este esfuerzo puede diluirse.
AL SERVICIO DEL PAIS
—¿Cuándo y cómo la educación actúa como una palanca real del desarrollo del país?
—La educación satisface varios objetivos. Entre ellos la formación de capital humano. Una fuerza de trabajo con alto capital humano permite una economía más productiva y la incorporación de tecnologías que son complementarias de ese capital. En ausencia del mismo, esa tecnología no se incorpora y se limita la expansión productiva del país.
Es fundamental, entonces, para el crecimiento económico, pero también para mayores niveles de empleo y menores desigualdades. Además, una buena educación también forma mejores ciudadanos y expande el horizonte de las personas contribuyendo a la consolidación de la democracia y a un progreso más comprensivo del país.
—¿Qué tan lejana está la calidad de nuestra educación en relación a los países en la economía global?
—Depende un poco de la disciplina. En ciencias estamos mejor que en lenguaje y en esta última mejor que en matemáticas. En todas estamos debajo de los países más desarrollados. Si uno se comparara con los desarrollados de resultados inferiores en pruebas como PISA, estamos a aproximadamente un tercio de desviación estándar en ciencias. En las otras disciplinas es algo más. Un objetivo intermedio que deberíamos proponernos como país es alcanzar los desempeños de esos países, esto es alcanzar, por ejemplo, a Portugal en los próximos ocho años. Eso supone pasar de 438 puntos en la prueba PISA de ciencias a 474 puntos.
—¿En qué plazos la educación chilena podrá ser competitiva en esos mercados?
—El objetivo del país debe ser construir un sistema escolar efectivo que esté en las próximas décadas en un proceso de mejoría continua. Para ello son necesarias todas las reformas que señalé y otras complementarias, como por ejemplo, renovar nuestros programas de formación de profesores y deberíamos ponernos metas intermedias como las que indiqué y plantearlas como un objetivo estratégico del país. Eso entrega una finalidad concreta a los actores del sistema educacional y los orienta respecto del futuro. Muchas veces se cuestiona estas metas como reduccionistas, pero es difícil pensar en lograr una educación equitativa y de calidad si no se alcanzan estándares como esos. Bienvenidas, entonces, metas concretas que se renuevan una vez alcanzadas y que generen un debate cuando ellas se incumplen.
Estatuto Docente Debe Ser Parte de Negociación 2010 con Profesores
—¿Hay que reformular leyes o impulsar cambios administrativos para elevar el rendimiento?
—Hay importantes cambios institucionales que el próximo gobierno deberá realizar por la aprobación de la LGE y el proyecto de aseguramiento de calidad, que es de esperar sea ley después de las elecciones, que permitan instalar un buen sistema de rendición de cuentas, y que obligue más temprano que tarde a satisfacer estándares de aprendizaje.
Hay que definir esos estándares, aprobarlos en el nuevo Consejo Nacional de Educación, nombrar el personal de la agencia de calidad y superintendencia, y adaptar el Ministerio. Además, hay que adaptar la ley de subvención preferencial, y la LGE considera una básica de seis años y una media de otros seis, lo que requiere planificación e implementación precisas. Todo esto no necesita nuevos cuerpos legales.
Una transformación legal que debe acometer el próximo gobierno, es la del Estatuto Docente, para acomodar el nuevo sistema de atracción y retención de profesores, y permitir el efectivo desempeño de los nuevos directores. Debe ser parte de la negociación con los docentes que el próximo gobierno debe enfrentar obligatoriamente durante 2010 y balancear adecuadamente los legítimos intereses de los profesores, con los de los estudiantes y sus familias. Ello supone que el mérito debe definir las remuneraciones, mucho más que la experiencia. Esta última explica aproximadamente el 86% de las variaciones actuales en las remuneraciones de los educadores.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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