En el marco de los festejos del centenario, argentinos y chilenos inauguraron el túnel trasandino y la línea férrea que unía los océanos. El relato de una epopeya.
Hace cien años, los argentinos y chilenos vivimos uno de los acontecimientos más importantes de los festejos del Centenario de Mayo: la inauguración del túnel trasandino. Esta historia comenzó a mediados del siglo XIX cuando existía la idea de conectar los océanos mediante las vías férreas entre los incipientes ferrocarriles de Chile y Argentina.
Fue así que en 1860, William Wheelright había planeado un trazado que conectaba el Pacífico con la ciudad de Rosario, atravesando la cordillera de los Andes por el paso San Francisco.
Sin embargo, catorce años después, un nuevo proyecto diagramado por los hermanos Juan y Mateo Clark fue el definitivo. En 1884 comenzó su construcción desde Mendoza y tres años más tarde quedó inaugurada la sección hasta Uspallata.
Desde Chile empezó su construcción en 1889 y en 1891 finalizó la primera parte de su trazado entre los Andes y Río Blanco. El conflicto limítrofe entre Chile y Argentina de 1895 dejó momentáneamente parada la ejecución de las obras, que fueron reanudadas a principios del siglo XX.
El año 1903, la línea llegó a Las Cuevas y tres años después se habilitó el tramo hasta la estación Juncal (Chile). Sin dudas, el acontecimiento más importante fue la construcción del túnel que unió a nuestro país y el de Chile en 1910.
Un ferrocarril entre montañas
Inaugurada la línea en 1903, los viajeros tenían un inconveniente grande que era trasladarse desde Las Cuevas, en carreta hacia la estación Juncal, cruzando la cordillera por el paso del Bermejo.
Definitivamente, la única solución era construir un túnel que cruzara la cordillera. La obra empezó tiempo después y se había proyectado la construcción de un túnel que tendría un largo final de 3.030 metros y un ancho de 3,53 metros.
Muchos obreros que trabajaron en aquel emprendimiento murieron en distintos accidentes. No era fácil vencer al coloso Andino, pero con perseverancia e ingenio, los ingenieros sortearon estos inconvenientes y en marzo de 1910 las obras estaban listas, para su pronta inauguración.
El día D
El 5 de abril fue la fecha elegida para “abrir” por primera vez el túnel; ese día se conmemoraba la batalla de Maipú en la que argentinos y chilenos habían vencido a los realistas.
Antes del mediodía el tren que trasladaba a las autoridades argentina se detuvo en la estación Caracoles y fueron recibidos por el ministro de obras públicas de Chile Manuel Guerrero y altos representantes de los poderes Eecutivo y Legislativo de aquella nación.
En ese mismo instante sonó la banda de música del ejército chileno y se entonaron los himnos de Argentina, Chile y de Gran Bretaña -dueños de aquel ferrocarril-. El edificio de la estación y varias locomotoras estaban adornadas con las banderas de los tres países participantes.
Se podía ver a la mitad del túnel un arco construido con lámparas eléctricas en cuyo centro tenía la figura de los escudos de nuestro país y el de Chile. Más de 400 personas se encontraban en ese momento vestidas con elegancia.
Luego de las palabras de rigor, las autoridades fueron invitadas al almuerzo. Se sirvió la más refinada comida francesa en lujosas vajillas.
El 18 de ese mismo mes quedó habilitada la línea y llegó el primer tren internacional. Por primera vez en la historia, dos pueblos separados por la imponente mole de piedra, se unían a partir de un túnel de 3 kilómetros de largo.
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