Los sonidos de la naturaleza, como el viento y la lluvia, afectan la capacidad de comunicarse que tienen los animales.
Esto puede ser muy perjudicial si se considera que en algunos casos este diálogo es clave para iniciar el proceso de reproducción. Esto lo constató el académico del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile, Mario Penna, quien viene estudiando desde hace varios años dos ranas originarias del sur del país que habitan cerca del volcán Osorno.
El académico comprobó un fenómeno que nunca antes había sido descrito. "Al enfrentarse a las mismas interferencias de ruido naturales, ya que ambas especies comparten el hábitat, respondieron con estrategias diferentes. La rana Eupsophus emiliopugini reaccionó al ruido inhibiendo su capacidad de cantar, se silenció, mientras que la rana E. calcaratus se excitó, incrementando su producción vocal" , expresó el investigador.
El doctor Penna explicó que los machos, que habitan en pequeñas cuevas desde donde cantan principalmente de noche, captan con sus vocalizaciones la atención de las hembras. "Así se genera un verdadero coro, ya que sus sonidos son respondidos por otros machos que rivalizan entre sí asegurando el encuentro reproductivo".
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