El Presidente Sebastián Piñera logró un inesperado protagonismo. En la conferencia, Chile fue aplaudido por entregar su uranio enriquecido a Estados Unidos. Así, el país era señalado como un ejemplo internacional al cual se unieron Canadá y Ucrania.
Cada disminución de armas atómicas y de material radiactivo es una buena noticia. Los acuerdos logrados por Rusia y Estados Unidos para reducir sus arsenales nucleares estratégicos en un tercio es un paso en la buena dirección. Aunque en el plano práctico no cambia mucho el panorama. Moscú y Washington todavía pueden destruir toda vida humana sobre el planeta con sus respectivos arsenales. Pero han, al menos, señalado que desean bajar el nivel de dependencia en las ojivas intercontinentales.
El acuerdo entre los poseedores de más de 90% de las armas atómicas fue seguido, esta semana, por una reunión de 47 naciones para fortalecer el Tratado de No Proliferación (TNP). El Presidente Sebastián Piñera logró un inesperado protagonismo. En la conferencia, Chile fue aplaudido por entregar su uranio enriquecido a EEUU. Así, el país era señalado como un ejemplo internacional al cual se unieron Canadá y Ucrania.
La postura chilena de deshacerse de materiales altamente tóxicos es beneficiosa. Lo que es sorprendente es que muy pocos en Chile sabían de estas reservas. En Santiago operan dos reactores nucleares pequeños destinados a fines experimentales, uno en Lo Aguirre y otro en el corazón de la comuna de La Reina. Allí había uranio altamente radiactivo como para, según autoridades estadounidenses, producir una bomba atómica o 400 “bombas sucias”. Estas últimas consisten en material radiactivo que es diseminado mediante explosivos convencionales.
Es comprensible que, por razones de seguridad, no se divulgara la existencia del uranio. Lo grave es que se almacenara una de las sustancias más tóxicas que existen sobre la Tierra entre millones de chilenos. ¿Quien autoriza que todos los santiaguinos deben convivir con semejante peligro potencial? Si a causa del último terremoto se hubiese producido un escape de radiactividad ¿quién habría asumido la responsabilidad? Cabe imaginar cual habría sido la actitud: éste no es el momento de críticas. Primero hay que lidiar con la emergencia, después con la reconstrucción, y el tema, bueno, habría quedado para una comisión de historiadores. Cada una de las instituciones involucradas habría apuntado su dedo acusador hacia la otra. Es un hecho recurrente, en todo el mundo, que las plantas nucleares operan con una opacidad que atenta contra los derechos ciudadanos elementales de vivir en un medio ambiente libre de amenazas.
Hablando de amenazas, el Presidente Barack Obama afirmó: “A dos décadas del final de la guerra fría, nos enfrentamos a una cruel ironía: el riesgo de una confrontación nuclear entre países ha bajado, pero el riesgo de un ataque nuclear ha subido”. El Mandatario agregó: “Las redes terroristas como Al Qaeda han tratado de adquirir el material para un arma nuclear, y si alguna vez lo consiguen, con seguridad lo utilizarán (…) Si llegaran a hacerlo, sería una catástrofe para el mundo”.
Sin duda, si ese fuese el caso, sería de la mayor gravedad. Pero el Presidente George W. Bush, con información de sus servicios de inteligencia, y los británicos fallaron en forma lamentable en sus denuncias sobre las armas de destrucción masiva iraquíes. Hasta ahora no se conoce, públicamente, de alguna denuncia creíble sobre intentos de alguna agrupación terrorista de emplear materiales radiactivos. Obama, al señalar que sube el riesgo de un ataque nuclear, debería precisar, con evidencia concreta, en qué sustenta sus afirmaciones.
El tema nuclear está ligado a la hegemonía política de ciertos estados. Por ello siempre han existido resquemores contra las naciones del exclusivo club que buscan preservar el monopolio de la más mortífera de las armas. En 1968 fue instituido el TNP, que establece que los países que poseen armas nucleares facilitarán la tecnología para producir energía núcleo-eléctrica. A cambio, los que aún no tienen estas armas se comprometen a no desarrollarlas. Los países con arsenales atómicos debían iniciar un desarme gradual. A la vista han quedado serias falencias del TNP. El proceso de desarme ha sido tan lento que actuó como un estímulo para los estados “umbral”, que estaban cerca de obtener sus bombas, como India y Pakistán. Los resultados del encuentro de Washington son positivos pero muy lejos aún de alejar el fantasma de la destrucción nuclear.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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