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lunes, noviembre 30, 2009

Dubai tendrá que dar explicaciones si quiere conservar algo de su reputación

La noticia estaba enterrada al final del breve comunicado en el que se anunciaba la reestructuración de Dubai World, una de las compañías más grandes y más conocidas del emirato.

Pero la decisión de pedir a los bonistas de la compañía y de su filial más problemática, que extiendan los vencimientos de diciembre a mayo de 2010 cayó como una bomba. Y el emirato más glamoroso y creativo de Medio Oriente pagará el precio de esa decisión durante mucho tiempo.

Durante meses, todo parecía indicar que la ciudad estado, símbolo tanto del alzamiento de la región como potencia económica como de los excesos previos a la crisis crediticia, iba a cumplir con sus obligaciones y con las de las compañías que posee; y que se pagaría la deuda de US$ 4.000 millones de Nakheel con vencimiento en diciembre.

Hace tan sólo unas semanas, los banqueros de la región se mostraban tan optimistas que algunos sugerían que Dubai tal vez ni siquiera tendría que recaudar más fondos para pagar las deudas de este año.

Por cierto, ayudó que el emirato mostrara signos de recuperación, con menos salidas de expatriados del país de lo que se esperaba, alzas en las ventas minoristas y el comienzo de la estabilización del sector inmobiliario, devastado por la crisis económica. El mismo gobierno parecía confiado, y acudió al mercado para captar fondos, colocando US$ 2.000 millones de bonos islámicos el mes pasado.

Pero como siempre, el problema en Dubai es que nadie tiene todos los datos, y quizás la comunidad financiera se equivocó en todas sus suposiciones. Un analista me dijo que todo este asunto es un ejemplo típico de cómo funcionan las cosas en Dubai: “de arriba abajo y en un vacío, lo que complica mucho las cosas a los inversionistas”.

Es cierto que altos funcionarios habían repetido continuamente que Dubai no dejaría de pagar sus deudas -y Nakheel, el promotor de extravagantes proyectos inmobiliarios- era demasiado importante como para dejarlo quebrar. Lo que los funcionarios no dijeron explícitamente, sin embargo, es que esos pagos se harían a tiempo. Curiosamente, el prospecto que Dubai lanzó hace poco para comprobar el apetito de los mercados or los bonos gubernamentales aseguraba que el gobierno no estaba “legalmente obligado” a hacer frente a las obligaciones de las entidades vinculadas, –en referencia a Dubai Inc.– y que podría, de forma discrecional, decidir si ampliaba sus ayudas.

La mayoría de los fondos captados en el último año, incluidos los de los bancos de Abu Dhabi el miércoles (el mismo día que Dubai declaró su intención de extender cinco meses los vencimientos de la deuda de Nakheel y Dubai World) proceden del propio gobierno, no de empresas individuales. ¿Qué tramaba el jeque Mohammed bin Rashid, gobernante de Dubai, el miércoles? ¿Intentaba indicar, como algunos creen, que el gobierno permitiría la quiebra de las empresas de Dubai en peor situación para poder salvar las más sólidas, o intentaba doblar la mano a los tenedores de bonos de Dubai World para ganar tiempo y dejar abierta la opción de pagar la deuda en diciembre en el caso de que se viera obligado?

Tal vez Dubai cree que con el gobierno del emirato recaudando fondos frescos y reestructurando empresas relacionadas, el emirato consolida su solvencia. Farouk Soussa de Standard & Poor’s dice que prestarle ahora al gobierno podría ser menos riesgosos, porque está dando mejor uso a los fondos. Pero también dice que esto se ve erosionado por la falta de transparencia.

Fueran cuales fueran las intenciones de su gobernante, la forma en la que Dubai ha gestionado sus negocios financieros afecta seriamente a su reputación. Banqueros e inversionistas están furiosos y se sienten engañados.Los analistas intentan replantearse las valoraciones sobre Dubai que han hecho hasta ahora. El supuesto de que Abu Dhabi siempre ofrecería apoyo a Dubai ahora parece insostenible.

¿Es ésta la forma que ha elegido Abu Dhabi de vengarse de Dubai por los excesos de los años de bonanza? Lo dudo. La rivalidad entre los dos emiratos es infinitamente menos importante que las consecuencias de la desintegración de Dubai. El costo de asegurar la deuda de Abu Dhabi aumentó tras el anuncio de Dubai el miércoles.

Hay que recordar que muchas de las empresas de Abu Dhabi están expuestas a Dubai, al tratarse en algunos casos de sus inversionistas más entusiastas. Con independencia de las intenciones de Dubai, el emirato debió haberse explicado mejor antes de despertar al fantasma del default – y tiene muchas más explicaciones que dar ahora.

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