A poco menos de un año del término de su mandato, y con un impresionante 81% de aprobación, el Presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, es sencillamente el mandatario de moda tanto en el concierto latinoamericano como en el mundo desarrollado. Y es que, un personaje al cual los mercados temían a sólo horas de la asunción de su primer Gobierno, pudo perfectamente convertirse en la imagen opuesta de tales presagios, surgiendo la interrogante de cuánta consistencia tiene esta creciente fidelidad y hasta cierta “idolatría” con logros tangibles.
Clave, para estos efectos, es observar el rendimiento de la actividad en Brasil tras la llegada de Lula en enero de 2003. A partir de entonces, la nación ha crecido (en medio de una crisis que este año va a anular al PIB de la nación) un 3,4% (esperándose una cifra que va desde el 4% al 6% en 2010), lo que le permite superar en promedio a la década de los ‘90, en que se llegó al 2,5% y a su antecesor, Fernando Cardoso (2,3%). Entre 2003 y 2009, además, el PIB per capita saltó de US$7.700 a US$10.450, proyectándose por sobre los US$13.000 para 2014. Al mismo tiempo, tanto la inflación como el desempleo exhiben un notable control, pues se proyecta un 4% y un 7,7% para el año que viene, respectivamente.
Pero, ¿Es todo este progreso atribuible a Lula da Silva, y qué magnitud de éste se ha traducido en un real desarrollo para el mercado más grande de Latinoamérica y sus ciudadanos? La discusión del sello de un presidente que Barack Obama definió como “el más popular del mundo”, tiene en este sentido, distintas vertientes.
Economía: Habitándola a Gusto
Los analistas concuerdan en que el libre mercado para Lula ha sido como un vehículo que ha conducido con bastante gusto, siendo buena parte del sustento para fortalecer al Estado, aplicar planes sociales y ser fiel a buena parte de sus principios. Bertrand Delgado, analista senior para Latinoamérica de Roubini Global, señala que pese a que existe una clara continuidad de políticas anteriores, el mérito personal es elevado, pues “esto implica precisamente entender las circunstancias. Por ejemplo, muchos aquí, especialmente en las ramas más ortodoxas del mercado, se preguntaron qué van a hacer estos gobiernos izquierdistas cuando llegué la crisis, y ahí está la respuesta: No hicieron nada, y los mecanismos del mercado siguieron funcionando”.
Para Renato Baumann, Director de la CEPAL de Brasil, Lula ha sido “muy sabio” en seguir la política macroeconómica que heredó. De todas formas, indica que “la gran característica de da Silva es que tiene una enorme suerte, pues le tocó sólo una crisis externa. Eso, más la confianza creciente de los grandes empresarios le ha permitido una incorporación a la gente de extracto social más bajo al mercado y una reducción del número de pobres”.
En similar línea, José Alfredo Coutino, economista senior para América Latina de Moody's, junto con enfatizar que una demanda de commodities le permitió al país entrar en un beneficioso período de expansión a partir de 2003, el mandatario ha sido “bastante exitoso en el manejo económico, en el cual se ha apegado a la disciplina que demandan los mercados e inversionistas para poder confiar en un país”.
A este consenso, Renato Baumann añade que los bancos públicos, pese a la “intensa” presión de hace algunos años por privatizarlos, permitieron la entrega de créditos bajo la crisis y el aumento de una añorada liquidez, lo que junto a otros factores “resultó en un movimiento de recuperación económica que sorprendió a los analistas”. Así, a comienzos de 2009 “se esperaba una caída de un 2% a 3% en el PIB, ahora se habla entre 0% y 1%; y para el próximo año todo está pensado por sobre el 4% y otros apuestan hacia el 6%”.
Lo Social como “Estrella”
Pese a lo avanzado, Brasil continúa siendo un país con un alto nivel de pobreza y una distribución del ingreso “avergonzante”, señala Bertrand Delgado. No obstante, en los años de Lula se han atenuado tales índices, principalmente bajo el llamado programa “estrella”, conocido como “bolsa familia” que, como explica Renato Baumann, empezó con un plan “hambre cero” y es la suma de “unos cuantos programas que venían de antes, con ampliación de recursos, un mejor catastro de beneficiarios y méritos propios en la gestión”.
En esta ruta, la tendencia de los datos de pobreza presenta una cierta mejora. Desde el 48% que se registraba en 1990, en 2007 el índice bajó a 30%.
Muchos de estos progresos, para José Alfredo Coutino, surgen a partir del descubrimiento de Lula de la “llave de oro” de su administración; un modelo que existía en Chile y que se podría denominar de “libre mercado con mayor contenido social, lo cual acá se da de manera más comprometedora por el origen del Presidente”.
Brillando Internacionalmente
Uno de los elementos que coloquialmente mejor refleja los avances de Brasil en materia internacional es la amistad que se ha generado entre da Silva y el Presidente de EE.UU. Barack Obama. Aunque, más allá de lo anecdótico, los analistas destacan que el gigante sudamericano hoy pesa, de manera objetiva, bastante más que en el período previo a 2003. Para José Alfredo Coutino, el hecho de que este país actualmente sea “uno de los mercados emergentes más prometedores del mundo”, que haya ganado las dos sedes deportivas, tanto para el mundial del 2014 y las olimpiadas del 2016, es la recompensa a una fortaleza política propia de la figura de Lula.
Y es que en el plano exterior, el Gobierno de Lula ha buscado el liderazgo entre los países más importantes en desarrollo y codearse con los más ricos. Entre otros logros, hoy en vez del grupo de 7 países más industrializados del mundo (G7), la hegemonía de las decisiones económicas globales se radica en el G-20 (grupo que incluye a los grandes emergentes), y del cual Lula ha sido un exitoso promotor.
“Ahora Brasil demanda poder político a nivel global y se lo están dando, demanda poder económico y también se lo están dando”, sostiene Bertrand Delgado.
El “fenómeno” Lula, se erige y define como un proyecto de alto impacto en la más grande nación latinoamericana, con obvias carencias, pero con la consolidación de un modelo para hacer cosas que parece dar resultados y que gana mayor admiración desde fuera de una región históricamente convulsionada y poco acostumbrada a “exportar” modelos sociales.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
mauro ahora hay 0 comentarios de esa gente q aveces viene a decir q eres un derechista pinochetista, xq este articulo es d lula un lider de izquierda gran lider q se dio cuenta q el mercado es mejor q la politica comunista de chaves..
ResponderBorrarCon respecto a Chávez, el supuesto comunismo que se le endilga no es compatible con la realidad venezolana: un 71% de la renta sigue concentrada en manos privadas, siendo este porcentaje mucho más elevado que el existente en países nada sospechosos de ser comunistas (EEUU, Francia, Italia, Suecia). Lejos de ser un país donde hay una "epidemia de expropiaciones y estatizaciones", varios de los servicios básicos siguen bajo la administración privada, y grandes fajas de concesiones petroleras en la cuenca del Orinoco, fueron concesionadas a capitales extranjeros (2/3 partes a capitales petroleros chino, europeo y estadounidense, y 1/3 a la empresa estatal petrolera). De hecho, el modelo de concesión petrolera en Venezuela, no dista sustancialmente del modelo de concesión para la explotación minera en Chile (donde gran parte le pertenece a la estatal CODELCO). Con el descalabro de la economía, las "soluciones" no emanan de la lógica del mercado, sino de la intervención estatal directa mediante la inyección de capitales estatales en los masivos "rescates financieros"
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