Las 10 claves del campeón

1. Del Bosque logró la 'pole'

Es prácticamente seguro, aunque como dice él es indemostrable, que con otro seleccionador nada de esto habría sucedido. Pudo haber inventado, haber incluso llamado de nuevo a Raúl, revolver un poco el gallinero. Pero no. Vicente del Bosque decidió ser él mismo y no hinchar su trabajo de ruidos y gestos para la galería. Lo que funciona y gusta no hay que tocarlo. Parece sencillo, pero se trata del único 'montañista' que no necesita oxígeno para aguantar. Y ni se marea.

2. El 'factor Casillas'

Vicente del Bosque sorprendió el 20 de mayo cuando anunció a Víctor Valdés como novedad en la convocatoria del Mundial. Ese día no quiso aclarar, pese a que se lo preguntaron expresamente, si Iker Casillas era el primer portero del equipo. Eso y que los cañones apuntaban al portero a cuento de que su novia, la periodista Sara Carbonero, cubriría el torneo, le dejaba al pie de los caballos. Fue entonces cuando surgió el 'Factor Casillas'. Sus entrenamientos desde el 29 de mayo, cuando comenzó la concentración, fueron sencillamente espectaculares; su rendimiento en los partidos sobresaliente. El título nació y sobrevivió gracias a él.

3. Así se sale de una derrota

El golpetazo del 16 de julio fue morrocotudo. Una selección de medio pelo como Suiza se llevó los tres puntos y dejó a España agarrada a un clavo ardiendo. La normalidad con la que Vicente del Bosque primero y el equipo después enfocó los dos partidos de la primera fase fue un ejemplo que debería enseñarse en la alta competición.

4. Villa Maravilla

La derrota ante Suiza se cobra a David Silva. El 21 de junio, España no juega nada bien, pero se impone a Honduras sin problemas. Estos llegarían al día siguiente, cuando un sector de la prensa puso en duda si Del Bosque había renunciado a la España del 'tiqui-taca'. La agitación fue media invitación al desastre, pero el equipo no cayó ni en el victimismo, ni declaró la guerra a nadie. El 22 de junio, el seleccionador calmó a todos sólo con verle aparecer para dar explicaciones a quien las pidiera. Fue una tormenta que pasó a toda velocidad. Además, había surgido una bestia llamada Villa Maravilla

5. Doble mano izquierda

El encuentro frente a Chile fue en realidad el de los dieciseisavos de final. Todo se jugaba a una carta. Ganar o marcharse. A la vista de que Fernando Torres seguía sin funcionar, Del Bosque le sustituyó por Cesc Fábregas, que pareció ofuscado hasta el final del encuentro. En octavos, frente a Portugal, Del Bosque también quitó a un impotente Torres. El mecanismo fue realizado con doble mano iquierda. El técnico quería a un jugador alto para defenderse mejor de los ataques aéreos de Portugal. Sabía que necesitaba más centro del campo, pero no optó por Javi Martínez para que Cesc Fábregas no se sintiera dolido.

6. El adiós de las grandes

A medida que la selección española iba recuperando las sensaciones de equipo grande y ganador, otros grandes favoritos se despedían de mala manera. El adiós de Argentina y el de Brasil hicieron a los jugadores españoles ponerse a imaginar que podría ser verdad aquello que parecía olvidado, que estaba destinada a ganar el Mundial. Pero aún no había recuperado su sello. Faltaban 20 o 30 minutos continuados del juego que no hace mucho deslumbraba al mundo.

7. Una dura decisión

Desde el segundo partido, frente a Honduras, Del Bosque sabía que en el mejor de los casos, de Fernando Torres podría obtener un 50 o un 60%, pero para el seleccionador eso ya era suficiente para apostar por él. Las prestaciones, aun con el hándicap de no haberse recuperado a tiempo de sus intervenciones de emenisco, mantenían la esperanza del seleccionador. Pero la semifinal era Alemania. Del Bosque ejerció más de entrenador que de piscólogo y buscó una solución.

8. Una sencilla decisión

Dos días antes del partido ante Alemania, el seleccionador ya tenía claro que no iba a alinear a Torres. Sabía que, seguramente, había actuado con retraso. En el encuentro ante Paraguay se había quedado con el efecto que le produjo la chispa de Pedro, rápido, intuitivo y molesto, muy molesto para la defensa. Sabía que él era la pieza que podría mover la foto a los alemanes. Y decidió meterle en el once. Y triunfó.

9. Una dosis mundial de tranquilidad

España explotó por fuera, pero no por dentro. La euforia no empapó a nadie ahí en la concentración. Estamos hablando de un suceso espectacular por más que se repita: en las vísperas del partido más importante en la historia de la selección, los jugadores tuvieron su día libre, pasearon como si tal cosa y atendieron sin problema a decenas de entrevistas. "¿Por qué estáis tan nerviosos?", preguntaban ellos mismos a la prensa.

10. Zumo de naranja

Y de postre, zumo de naranja. España se proclamó campeona del mundo 76 años después de disputar su primer partido en un Mundial. En su participación número 13, mandó al infierno el maleficio del número y recogió un premio merecido. En realidad, la selección española se cobró precisamente la deuda que el fútbol tenía con Holanda desde hacía 40 años.

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