¿Logrará Néstor Kirchner reconquistar a los sectores que migraron al PJ disidente? ¿Podrá la oposición converger en una fórmula capaz de ganar en 2011? ¿Cómo impactará la inflación en el humor social? ¿Qué hará el Gobierno para garantizar la gobernabilidad? En el inicio del año en que se definirá la suerte del kirchnerismo, analistas políticos y económicos dan algunas respuestas y arriesgan pronósticos del país que viene.
El año del Bicentenario definirá la suerte del kirchnerismo y el destino de la oposición. Es decir, del poskirchnerismo. Se trata del año clave de la era K, en el que no dará lo mismo un escenario que otro sino que, muy por el contrario, todo lo que suceda de ahí en adelante con la economía local e internacional -que promete volver a empujar con viento favor-, la interna del PJ o los avatares de los Kirchner impactarán de lleno en el futuro político del país. La danza de los presidenciables seguirá al compás de esta música de fondo, atentos, cada uno de ellos, a no dar un paso en falso que los deje fuera del baile. De allí que, a medida que vayan pasando los meses, el año irá revelando su secreto. Ofreciendo más y más pistas de la Argentina que, finalmente, emergerá de las urnas en 2011.
Las preguntas se apilan: ¿cómo se resolverán las diferencias en el PJ? ¿Qué pasará con la gobernabilidad ante un escenario novedoso en el que, por primera vez en más de seis años, el Ejecutivo deberá gobernar sin mayoría propia en el Congreso? ¿Será el sucesor de Cristina un no peronista? ¿Tiene chances el kirchnerismo de resucitar y Néstor Kirchner -o Cristina Fernández, para el caso- de volver a ser un candidato presidencial competitivo? ¿Cómo impactará la economía en la política y en el ánimo general?
Las proyecciones podrían resumirse así: se viene un año de desgaste progresivo del Gobierno, sumado a una oposición reactiva -es decir, anclada en reaccionar ante el oficialismo, en lugar de actuar- a la que le costará unificar un mensaje claro. Sobre todo a medida que se acerque el momento de definir candidaturas presidenciales de cara a 2011 y aumente la tensión entre los líderes opositores.
Es decir, el año del Bicentenerario no se dibuja como un escenario de crisis sino, más bien, de creciente deterioro del proyecto K, pero sin que se perfile, al menos en el arranque, una oferta sustentable de recambio.
Un dato novedoso despunta, sin embargo, en este panorama potencial: por primera vez en diez años, existen chances de que el próximo presidente no sea peronista -el radical Julio Cobos sería presidente de la Argentina si las elecciones fueran hoy, según las encuestas que maneja la consultora Poliarquía- y, también, de que el sucesor o sucesora de Cristina Kirchner estrene ballotage.
Este es en resumen el mapa de la Argentina 2010 que trazó para Enfoques un grupo de reconocidos analistas -politólogos, economistas, un filósofo y un experto en relaciones internacionales- que, desde una amplia diversidad de miradas, puso bajo la lupa el año que se abre y proyectó las posibles líneas de fuga de la Argentina que se viene.
Estos primeros pronósticos se completan con un repunte de la economía gracias a las buenas cosechas que se esperan, una mejora sustancial en el precio de la soja -nuestro principal vínculo con el mundo- y una escena global que, otra vez, empujará a favor. Así y todo, a caballo de todas estas maravillas, también deberíamos esperar un recalentamiento del clima social y de la puja distributiva, generada básicamente por una inflación que, según los cálculos, rondará entre el 16 y el 20 por ciento.
Según todas las previsiones, tanto en la calle como en el mostrador se va a sentir más el aumento de los precios que la mejora del consumo, y eso implicará que, por más que la economía marche relativamente bien, esta vez no resultará de gran ayuda para el Gobierno si con ella pretende reconquistar corazones. Como dice el politólogo Aníbal Pérez Liñán, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Pittsburgh: "El Gobierno necesita gastar para sostener sus alianzas políticas desde arriba, pero la inflación puede corroer el apoyo político desde abajo. Esto pondrá a la administración actual en un delicado acto de equilibrio político".
Algo parecido propone el escenario internacional. Khatchik DerGhougassian, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de San Andrés, trazó algunas líneas para este otro frente. "Después de la visita del enviado de Obama [para América latina, Arturo] Valenzuela, que generó reacciones adversas tanto en la Argentina como en Brasil y quebró el clima cordial de la primera cumbre hemisférica con el presidente norteamericano, el nuevo año abre con un signo de interrogación para las relaciones con Estados Unidos, por un lado, y desafíos no menores para Sudamérica en general, por el otro."
Ocurre que en este año se darán los recambios de gobierno en los vecinos Chile y Brasil, y esos cambios nos tocarán de un modo u otro. Pero, sobre todo, en 2010 se pondrá a prueba la consistencia del proyecto de integración sudamericana, lo que será de mayor importancia para nuestra política exterior.
En otras palabras, según DerGhougassian, cabría ver si la Argentina tendrá la capacidad de recrear y fortalecer el antiguo eje ABC -Argentina, Brasil, Chile- en clave de política estatal, independientemente del signo ideológico de los gobiernos de turno. Es que para este experto este eje profundizará la autonomía relativa de la región y evitará la excesiva -y a menudo absurda- ideologización de las relaciones internacionales, sobre todo respecto de Estados Unidos.
El futuro de Néstor y Cristina
El hecho de que, por primera vez en la era K, el Ejecutivo deba gobernar sin mayoría propia en el parlamento vuelve previsible un fortalecimiento del matrimonio político entre Moyano y los Kirchner. ¿Razones? Hay varias, pero la más obvia es que el matrimonio presidencial necesitará este año, más que nunca, el apoyo del sindicalismo tradicional para mantener cierto clima de gobernabilidad fuera del ámbito parlamentario.
Ni la corrupción ni la inseguridad se proyectan como temas que, por sí mismos, puedan afectar la gobernabilidad, aunque muy probablemente contribuirán a acelerar la declinación kirchnerista. Como observa el filósofo Tomás Abraham, "la inseguridad siempre hace daño a quien gobierna, pero no suele beneficiar a ningún opositor en particular".
Sí, en cambio, podemos esperar una multiplicación de los escándalos de corrupción, pero no porque vaya a haber más que en los años anteriores sino porque, naturalmente, con un gobierno más débil, los quiebres del sistema hacen más probable que se filtre información sobre negocios non sanctos .
Sabemos que los problemas de la Argentina, antes que económicos, son de cultura política, y este hecho estructural no variará como por encanto en los próximos meses.
El sociólogo Eduardo Fidanza, director de la consultora Poliarquía, lo sintetiza así: "La recuperación tímida de la economía argentina no podrá mejorar las condiciones del país en 2011. Para que ello ocurriera debería haber un aumento importante del empleo y del consumo, algo sumamente improbable". Y agrega que, si bien el sistema no peligra, "los problemas con los que llegaremos al Bicentenario son muy complejos: el peronismo, otrora garante de la gobernabilidad, está dividido y sin mística, y carece de un candidato nítido para 2011. El no peronismo sí lo tiene -es Julio Cobos-, pero no le alcanza el consenso y la fuerza necesarios para gobernar".
En este punto, la pregunta del millón es si el kirchnerismo tiene o no posibilidades de resurrección y, por ende, si a Néstor Kirchner le queda, todavía, capital político para convertirse en un candidato con posibilidades de ganar en 2011.
Y aquí los pronósticos difieren, y bastante. Mientras que para algunos analistas -el caso de Fidanza-, cuando la sociedad le baja el pulgar a un presidente ya no lo alza más, para otros, como la politóloga de la Universidad de San Martín María Matilde Ollier y Pérez Liñán, el santacruceño está lejos de ser de un candidato fuera de juego. La política da sorpresas, advierten.
"Si bien la caída de popularidad de los Kirchner ha sido importante, el ex presidente conserva alrededor de 20% de intención de voto. Por lo tanto, si bien es difícil que recomponga su imagen, no creo que sea imposible", señala Ollier, que además es historiadora.
Director de la revista Umbrales y politólogo cercano al kirchnerismo, Edgardo Mocca aporta otro dato en favor de Néstor Kirchner: "Para disputar la interna peronista -afirma-, la disidencia necesita contar con el apoyo de una constelación de caudillos provinciales, que por ahora no se desarrolla. Por otra parte, la diáspora en el PJ, que muchos preveían después de la derrota de junio, no se concretó"
Claro que una cosa es perder popularidad y otra muy distinta es perder la confianza, que es lo que le ha pasado a los Kirchner, observa Marcos Novaro, profesor de Teoría Política en la UBA e investigador del Conicet, quien, a la hora de vaticinar un destino oscuro para los Kirchner, comparte tribuna con Fidanza. Y lo argumenta: "Cuando se pierde la confianza es muy difícil recuperarla porque se ha roto un lazo profundo con la sociedad".
Cristina y Néstor Kirchner sueñan con un crecimiento de la economía del 7 por ciento, confiando en la mejora de la demanda global y apelando a la vieja fórmula de alentar el consumo para reconquistar a la roca dura que es la clase media.
Pero tanto Carlos Melconian, economista cercano al establishment y al Pro, como Martín Hourest, su colega de la CTA, desestiman los alcances de esa jugada. Melconian cree que, a diferencia de años anteriores, en que primó un escenario de mayor actividad con algo de inflación, en el que viene las cosas se darán al revés: la inflación superará el nivel de actividad, con lo cual el consumo se recortará, y el impacto social negativo será mayor.
Pérez Liñán sugiere incluso que la necesidad de estabilizar los precios podría favorecer las chances de la derecha en las urnas en 2011.
De todos modos, y a pesar de ir por ahora cuesta abajo, del kirchnerismo se pueden esperar dos cosas: que quiera mantener a toda costa la iniciativa política porque todo aquel escenario que no controla le inspira pánico, y que busque por todos los medios dividir a la oposición.
Curiosa realidad nacional
La Argentina es un país definitivamente extraño: acuñamos la creencia de que el país sólo puede ser gobernado por un peronista, a pesar de que el PJ no puede gobernarse a sí mismo.
¿Será, entonces, en 2011 el turno para un presidente no peronista? Paradojas criollas: el primero que tuvo la audacia de formular esta posibilidad fue, precisamente, un peronista, Eduardo Duhalde, y una vez que arrojó la bomba, él mismo se lanzó otra vez como candidato para la próxima carrera presidencial.
Lo más curioso es que hoy la realidad le da la razón: si las elecciones fueran hoy, ese sucesor sería el vicepresidente Julio Cobos. Así lo revelan los sondeos de Poliarquía, que ubican al radical por encima de cualquier candidato del PJ, incluido Carlos Reutemann.
Algunos analistas especulan con que el clima de polarización instalado hará que el candidato más taquillero sea aquel que logre presentarse como el más anti K: ese sería el caso de Cobos o de Reutemann.
Claro que una cosa es ser exitoso en las encuestas, como el vice radical, y otra muy distinta es poder sostener la gobernabilidad en el tiempo. Y es ahí donde surgen las principales dudas. La clave, según María Inés Tula, politóloga de la UBA, radicaría en la capacidad para formar una coalición de apoyo más sólida de lo que fue la Alianza.
Novaro aporta otra pincelada: "Cualquier opositor que llegue al poder en 2011 -señala-, deberá hacerlo con un equipo que tenga la solidez para desarmar por lo menos algunas de las bombas de tiempo que el kirchnerismo dejará en el terreno de los subsidios, distorsiones de precios, déficit creciente, juicios acumulados y que se seguirán acumulando contra el Estado y que son potencialmente enormes".
Mauricio Macri es, para la mayoría de los analistas consultados, el candidato mejor "aspectado" del peronismo disidente y sería -de concretarse un frente común- su candidato "natural" si no fuera porque cerró 2009 rodeado de escándalos, producto de sus propios errores de gestión. Muchos creen que es su forma de ver la política -o de no verla- lo que más lo complica de cara a 2011. Si quiere mejorar sus chances presidenciales, añaden, en 2010 debería elegir entre poner la energía en armar una coalición y dedicarse a la gestión.
El PJ es una caldera y según cómo tramite su interna subirán o bajarán las acciones de sus presidenciables. Muchos temen, más que cualquier otro factor, al propio Kirchner y el hecho de que, si el ex presidente se queda sin chances, se convierta en el peor enemigo de su partido, como sucedió con Carlos Menem en el 99. Lo cierto es que la mayoría apuesta a la estrategia mutante del PJ, y a su probada capacidad para reconvertirse y sobrevivir. "Los candidatos más jóvenes, o relativamente jóvenes, como Urtubey, De Narváez y Solá, apostarán a preservarse para 2015", arriesga Novaro, investigador del instituto Gino Germani.
Lilita Carrió, que crece con la denuncia, y Hermes Binner, que crece con el silencio -al igual que Reutemann- tienen un punto en común: ambos son considerados como excelentes candidatos para 2010, pero no para 2011, a menos que reviertan algunos males políticos que los aquejan. Binner deberá demostrar que puede gobernar más allá de Santa Fe y ser capaz de sellar una alianza nacional, mientras que Carrió deberá modificar la imagen que buena parte de la sociedad tiene de ella: la de una dirigente honesta, útil para destapar ollas y hacer de contrapeso del gobierno de turno, pero no para conducir el barco.
¿Y la gobernabilidad? ¿Habrá un choque poderes, ahora que el oficialismo tendrá que gobernar sin mayoría parlamentaria propia?
Ana María Mustapic, politóloga de la Universidad Di Tella, cree que con una oposición heterogénea y con tendencia a la fragmentación, el Gobierno podría sobrellevar, incluso, una agenda compleja sin pagar costos demasiado elevados. ¿Cómo? Con una estrategia que combine la búsqueda de apoyos puntuales en ciertos legisladores, el dictado de decretos de necesidad y urgencia para las cuestiones clave y el uso del veto como último recurso.
Claro que si la Presidenta abusa del veto puede lograr justo el efecto contrario al deseado: disparar la protesta social y abroquelar a jueces y opositores, todos en un mismo paquete, intentando frenarla.
Para un país que cultiva la lógica de los extremos, amigo o enemigo, blanco o negro, quizá sea difícil plantear que los Kirchner no son la única causa de los problemas para 2010, como tampoco lo era, en los noventa, Carlos Menem.
O que el año del Bicentenario no nos encontrará ni unidos ni dominados, sino tan sólo un poco desorientados, cargando desde hace rato las consecuencias de una cultura política en descomposición que no termina de descomponerse, para dar paso, de una vez, a lo nuevo.
Lo mejor
Viento de cola, otra vez
* Se espera un repunte de la economía local, potenciada por la recuperación del escenario global.
Un mayor equilibrio político
* Pese a su fragmentación, la oposición pondrá límites al Gobierno, en un clima político más equilibrado.
Más soja, y a mejor precio
* La soja será la estrella del nuevo año. Su producción aumentaría en un 60% y su precio, en un 20%.
Democracia de partidos
* El fortalecimiento de la UCR como opción podría anticipar una recomposición del sistema de partidos.
Clientes externos recuperados
* Brasil y Chile, dos de los principales clientes de la Argentina, liderarán la recuperación económica regional.
Lo peor
Clima social recalentado
* La inflación se ubicará entre el 16 y el 20% e irá acompañada por una mayor presión distributiva.
Crispación que crispa
* Ante su pérdida de respaldo popular, el Gobierno podría volverse más agresivo y agudizar el clima de crispación.
Desempleo sin cambios
* No se estima que el empleo mejore lo suficiente como para mejorar la calidad de vida de los argentinos.
Una bolsa de opositores
* A medida que avance el año es esperable una creciente tensión entre los presidenciables de la oposición.
Escándalos por aquí y por allá
* Es probable que se ventilen más escándalos de corrupción y que recrudezca la batalla contra los medios.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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