Artículo argentino: Chile termina exportando mosto que hace San Juan

Lo compran para estirar los suyos y luego lo venden con denominación chilena, aprovechando sus ventajas comerciales. En el 2010, por primera vez superó a la Argentina en exportaciones.

El salto que dio Chile en la compra de mosto argentino fue impresionante en las últimas 3 temporadas. Es que multiplicó por 36 las compras y de sólo adquirirlos para "endulzar" sus vinos, ahora los compra en cantidad porque los "corta" con sus mostos, los estira y los revende con denominación chilena. Así, el mosto sanjuanino termina en el resto del mundo pero lo hace bajo elaboración chilena, algo que no es ilegal pero sí triste para Argentina.

"Antes nos compraban unas pocas toneladas para endulzar sus vinos, y lo hacían porque no es ilegal agregar azúcar de uva, no se comete adulteración. Ahora prácticamente son revendedores de nuestros concentrados", dijo el sanjuanino Jorge Ribes, gerente de la Cámara Argentina de Mosteros.

Los números lo avalan: En el 2008 Chile apenas compraba el 0,1% del mosto nacional, mientras que hoy ya participa en el 8% de las operaciones, sólo detrás de EE.UU. y Japón, que se llevan el 59,7% de la producción local. El impacto en la provincia es directo, porque es la principal productora de mosto del país.

¿Por qué Chile vende el mosto que San Juan o Argentina no? Según la Cámara Argentina de Exportadores hay dos razones de peso: Por un lado, los trasandinos tienen ventajas comerciales comparativas con Argentina, ya que tienen Tratado de Libre Comercio con las grandes potencias económicas, que les permite entrar sus productos sin arancel a esos países y además no deben pagar un impuesto por exportar, como sí ocurre en nuestro país. Y la otra, es que Chile tomó en los últimos años al mosto como un negocio atractivo y con futuro, que le permite ser un serio aspirante a quedarse con mercados que hoy son argentinos, principalmente el estadounidense; y no como un "salvavidas" cuando el vino no vale, como hace Argentina, principalmente Mendoza. "Aquí cuando el mosto no vale, no hacen, y entonces se pierden mercados internacionales", explicó un referente del sector.

Así, el año pasado y por primera vez en la historia, Chile superó en casi 30 mil toneladas a la Argentina en la producción de mosto. Es cierto que Chile tiene ventajas competitivas por sobre Argentina: Este país, para poner una tonelada de jugo concentrado de uva en EE.UU. debe pagar un arancel de ingreso de 137 dólares, y además hacer frente a un impuesto interno que se llama Derecho de Exportación -también conocido como retenciones-, que es del 10%, o sea, unos 140 dólares más. Por ese mismo negocio, Chile no paga ni un sólo dólar.

Otro aspecto que le resulta beneficioso a los elaboradores chilenos, es que al producir mostos tintos, les permite que la mezcla que realizan con los mostos argentinos no les haga perder los mínimos de mercado que exigen los concentrados de color, con el aditamento que estos se cotizan en el exterior sobre los 1.900 dólares la tonelada, contra los 1.400 dólares de un mosto blanco.

"Es muy difícil competir bajo estas condiciones, porque tenemos que abonar un 20% más que Chile por una misma operación. Y hoy, con un mercado internacional tan fino en cuanto a números, estamos dando una ventaja enorme. Aquí se ahoga a los que producen con impuestos distorsivos y en otras partes se los ayuda a crecer, porque ellos lo entienden como que inevitablemente, luego, se transformará en un crecimiento para todos", explicó Jorge Ribes, gerente de la Cámara Argentina de Mosteros.

¿Pero cómo Chile aumentó en un 3521,7% las compras a la Argentina en apenas tres temporadas? Según los mosteros locales, tamaño crecimiento es sólo entendible si se interpreta la visión que tuvo de un mercado que nuestro país descuidó o que sólo toma como un escaparate para suplir los excedentes de vinos -principalmente los blancos- y no como un negocio con buena renta. Así dicen que fue como se descuidaron esos nichos de negocios, que hoy Chile está ganando en base al argumento de las tres "C": Cantidad, calidad y continuidad.

"La tendencia en el mundo apunta a producir jugos de fruta, porque son naturales por esencia. Ellos avanzaron, vieron la veta de negocio y hoy se convirtieron en fuertes productores que se sostienen en base a una marcada y sostenida seriedad que proponen para el negocio, algo que es lógicamente lo que los principales mercados buscan", dijo Ribes.

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