Nota: De este artículo (RESENTIDO) peruano se deduce QUIEN ES EL AGRESIVO Y QUE DESEA CONFLICTOS. El autor, el conocido -en Perú- periodista Cesar Hildebrant, dice que Chile realizará ejercicios militares conjuntos con Argentina, país con el que Chile estuvo casi en guerra entre 1975 y 1983. También resalta que Chile ha alcanzado excelentes relaciones con Bolivia, país con el que ni siquiera tiene relaciones diplomáticas (y que le reclama a Chile una salida al Oceano Pacífico). El problema no es Chile, es el resentimiento y complejos peruanos contra Chile (Chile no tiene ningún asunto pendiente con Perú, salvo el ancestral resentimiento y envidia peruana). Chile ha buscado tener las mejores relaciones con Perú, pero es Perú el que insiste en mantener vivo su odio por Chile, y levanta para tal efecto -constantemente- reclamos de todos tipos (algunos absurdos e incluso basados en MENTIRAS o tergiversaciones), para alentar el resentimiento de sus ciudadanos contra Chile. Chile tiene invertidos en Perú casi 7.000 millones de dólares, y por lo tanto, A CHILE NO LO BENEFICIA tener problemas con Perú. Los únicos que "ganan" alentando la discordia y el odio, son los patrioteros y trasnochados ultranacionalistas peruanos, que viven obsesionados y resentidos con Chile, por una guerra que perdieron hace 130 años. El autor del artículo lo dice, Chile va a realizar ejercicios con Argentina y ha alcanzado excelentes relaciones con Bolivia, ¿en qué forma perjudica eso a Perú? ¿Por qué le intenta dar un tinte negativo a esos hechos? Claramente el mensaje implicito es: Hemos fallado en aislar a Chile de sus otros vecinos. Debemos actuar para que Chile fracase en su acercamiento a Argentina y Bolivia. Chile nos ha ganado al "neutralizar" la antigua alianza Peru-Boliviana-Argentina contra Chile. Si alguien -en esta época- puede estar de acuerdo con esa idiotez y manera de pensar... entonces son esas personas (en este caso el peruano Cesar Hildebrandt) quienes tienen un problema, no Chile ni los chilenos.¡Sorpresa! Abro las portadas virtuales de la agencia oficial Andina y del diario “La República” y allí está, como noticia abridora, la declaración del ministro de Defensa peruano, Ántero Flores Aráoz, en relación a que el Perú está pensando, seriamente, dotarse de un satélite de observación o alquilar los servicios de uno.
Y, claro, Flores Aráoz señala a renglón seguido que esto no es una respuesta al satélite chileno sino que se estaba pensando desde hace algún tiempo. Pero lo cierto es que recién lo dijo ayer, luego de lo publicado solitariamente en esta modesta columna que tantos escozores (cercanos y lejanos) produce.
Me imagino que en las próximas horas una turba de pánfilos saldrá a decir que no deberíamos responderle a Chile en ese terreno porque eso es revivir agravios y atizar fuegos del XIX.
Pero es que nadie habla del pasado. Lo que Chile hace lo hace hoy y lo hace con miras al futuro. De modo que aquí no hay festivales del resentimiento eterno sino previsiones de Estado frente a una larga historia de hábitos rapaces.
Y si Latinoamérica gastó 40,000 millones de dólares en armas en el 2007 –lo que es un crimen, una imbecilidad-, Chile fue, según el Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz, uno de los que más invirtió en su ya superlativo arsenal.
Sólo entre 1989 y el 2004 la llamada ley del cobre le permitió al militarismo chileno gastar 4,189 millones de dólares en reequipamiento. Los peruanos deberían de saber que ese 10% de las ganancias del cobre que Codelco –la Corporación del Cobre- destina al presupuesto militar de Chile sólo puede invertirse, por mandato explícito de la ley, en armas. Y que esas compras no están sujetas a control ni fiscalización por expresa disposición legal.
Chile ha incrementado su presupuesto de Defensa en 49% en los últimos cinco años (los datos son de SIPRI, con sede en Estocolmo). Es, después de Colombia, el país que más porcentaje de su Producto Bruto Interno dedica a armarse (3,62% del PBI, frente a 3,98% de Colombia). Pero la martirizada Colombia libra una guerra interna que le cuesta miles de millones de dólares desde hace cuatro décadas. ¿Qué guerra espera Chile? Si la brutal “pacificación de la Araucanía” no hubiese terminado en 1883 podríamos hablar de algún temor doméstico que justificase la dimensión de sus adquisiciones militares.
La ofensiva chilena no es sólo militar, por supuesto. Y cuenta con el silencio del canciller peruano, de la plácida anuencia del embajador del Perú en Santiago y del mismísimo presidente peruano, doctor Alan García, autor de esa frase que lo perseguirá con más saña que la que amarga a los deudos de El Frontón: “No se vaya Chile a molestar”.
Mañana empiezan, por ejemplo, nuevas maniobras militares conjuntas de los ejércitos de Chile y Argentina. El año pasado desarrollaron el ejercicio Aurora Austral 1 y mañana empiezan el segundo capítulo. Este gesto binacional de camaradería y sincronización de respuestas terminará el 22 de agosto, en la austral ciudad argentina de Comodoro Rivadavia, con una solemne ceremonia en la que estarán presentes los ministros de Defensa de los dos países.
Mientras tanto, en Asunción, donde el doctor García envió al internacionalmente nulo señor Giampietri, la presidenta Bachelet ha insistido en reflotar a Unasur –Unión de Naciones del Sur- y ha recordado –por si acaso- que la primera propuesta de Chile fue que Bolivia asumiese la presidencia de esa instancia creada en el Cuzco en el 2004.
La señora Bachelet ha enfatizado, además, que Chile ya ha admitido en la agenda bilateral de 13 puntos –por primera vez desde la guerra del salitre- el asunto de la mediterraneidad del país altiplánico.
Y Evo Morales, que no mandó a su vicepresidente sino que fue en persona a saludar al presidente Lugo, ha dicho también en Asunción algo que hace mucho tiempo no se le oía a un mandatario boliviano:
“Bolivia y Chile hemos creado una confianza única en el marco de la diplomacia de los pueblos, en las Fuerzas Armadas y de presidente a presidente. Nuestros pueblos nos quieren ver juntos trabajando”.
Y el ministro de Exteriores de Morales, David Choquehuanca –que nada tiene de idiota como dice por allí un racista urgido ya de una camisa de fuerza- ha añadido algo que tampoco tiene precedentes: “Pienso que podríamos reanudar las relaciones diplomáticas con Chile sin que el acceso al mar sea una condición sine qua non”.
Y, por supuesto, tanto Morales como Choquehuanca se acercan más que nunca a Chile después del trato infame que el Perú les ha dado en el asunto de la Comunidad Andina y su cláusula sobre patentes.
Chile mueve sus fichas y avanza en todos los terrenos. Es un país serio y acostumbrado a liderar.
La política exterior peruana consiste en minimizar la inteligencia y menemizar Torre Tagle, que es una manera sudamericana de decir que si arrodillarse ante los Estados Unidos fuese tener política exterior entonces el Perú tendría una digna de Metternich y Bismarck.
García, secuestrado por la derecha funcionalmente analfabeta, parece haber perdido toda lucidez. Está convencido de que es un estadista que no debe detenerse ante la política menuda. Y lo que no sabe es que lo importante está ocurriendo a sus espaldas.
Artículo originalAqui viene la contradicción peruana, el mismo día que se publica el artículo precedente, se publica esta otra nota en el diario peruano La Razón:
Fuerzas Armadas peruanas superan a las chilenas
La revista brasileña Military Power Review revela que el Perú planea repotenciar la flota de submarinos Tipo 209-1200 que posee la Marina de Guerra e informa que para ese objetivo el gobierno de Alan García está buscando recursos para la modernización de los seis sumergibles que posee la armada peruana.
La misma publicación ubica al Perú como segunda potencia militar en Sudamérica, superado solo por Brasil durante el periodo 2005-2006, a pesar de que los gobiernos de Hugo Chávez y Michelle Bachelet destinaron millones de dólares en compra de armas.
Para llegar a esta conclusión la revista brasileña elaboró un ránking de las Fuerzas Armadas sudamericanas, incluyendo todas las variables: desde la cantidad de efectivos y la calidad del equipo hasta los planes de defensa y la proyección estratégica.
El análisis estableció un puntaje a cada Nación según su poderío militar. En primer lugar aparecía Brasil con 630 puntos, en una segunda fila figuraban Perú con 449, Chile con 419, Argentina con 402 y Venezuela con 316. Luego venía otro grupo en el que estaban Colombia con 303 y Ecuador con 244 puntos.
En el 2004, la brasileña Military Power Review publicó otro informe donde colocaba en primer lugar a Brasil con 653 puntos, en una segunda fila estaban Perú con 423, Argentina con 419 y Chile con 387. Luego venía otro grupo, donde figuraban Colombia con 314, Venezuela con 282 y Ecuador con 254 puntos.
Tal información fue publicada el 3 de agosto por el diario español La Gaceta, que agrega que, pese a las compras militares de Chile y Venezuela, las naciones de Brasil y Perú siguen siendo potencias militares en Sudamérica.
“Pero, pese a su esfuerzo, su potencial bélico aún se encuentra bastante alejado de Brasil, que encabeza el listado de potencias militares del continente, según la publicación Military Power Review, en el periodo 2005-06, seguido por Perú, Argentina y Chile. Venezuela ocuparía el quinto lugar”, añade la publicación.
También se resalta que Brasil planea comprar nuevos submarinos por 1,400 millones de dólares, mientras que Chile planea adquirir más misiles Harpoon y bombas inteligentes.
S/. 300 millones para la Marina
El Ministerio de Defensa, a través del plan Núcleo Básico de Defensa (NBD), ha presupuestado que de los 1,500 millones de soles, 927.7 millones (64.4%) se destinarán al reforzamiento de la defensa terrestre, 310.7 millones a la defensa marítima (21.5%) y 136.3 millones de soles a la defensa aérea (9.4%).
Hay que señalar que la Marina de Guerra ha firmado hace unos meses un contrato de adquisición de doce torpedos SUT-264 por US$ 21 millones con la proveedora alemana Atlas Elektronik GMBH.
Con esta transacción se busca potenciar la flota submarina de seis naves Tipo 209-1200 también de tecnología germana. El torpedo alemán SUT-264 se impuso al Black Shark, de fabricación italiana, debido a que costaba la mitad que su competidor.
El torpedo SUT-264 tiene una longitud de 6.15 metros, pesa 1,460 Kg, con velocidad máxima de 35 nudos y un alcance de 28 kilómetros, y es utilizado por las principales marinas de Sudamérica.
Artículo original¿No le parece al lector que al menos la acusación de armamentismo chileno merece una explicación por parte del acusador Perú, a la luz de los datos publicados por institutos especializados en estudios militares y citados con soberbía por los propios medios peruanos el mismo día? por que -a lo menos- es contradictorio que mientras un medio acusa a Chile de militarista, otro festeje que luego de todos los gastos millonarios chilenos en armas, Chile no haya alcanzado a Perú en su capacidad militar. Al menos, suena inmoral, y entonces, la acusación de armamentismo chileno parece más bien una maniobra mediática y política destinada a desalentar las compras chilenas, de manera de asegurarse una superioridad sin mayores costos ni esfuerzos (una gran mayoría de los peruanos lleva en su corazón el deseo de tomarse la revancha por la guerra de 1879, entonces ven una posibilidad -al tener una superioridad militar- a que dicha revancha se concrete, y ven alejarse esa posibilidad cuando Chile moderniza sus capacidades de defensa).