Chile, el mejor rincón de Latinoamérica para nacer

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Las ecografías periódicas, el control maternal desde los primeros días de atraso de la futura madre y la asistencia multiprofesional del parto son condiciones que en otros países son simplemente inexistentes para garantizar la sobrevivencia de un niño. Así lo confirma este estudio mundial y las extranjeras que, en busca de un futuro mejor, traen al mundo a sus hijos en Chile.

En abril de este año, Yaritza Valenzuela, con 39 semanas de gestación, tuvo a su hija Francisca en el baño del Hospital San José tras esperar infructuosamente por varias horas sin recibir atención médica. Dos años antes, la peruana Bernardita Vega vivió algo similar y trajo al mundo a Cléver, en uno de los retretes del mismo centro de salud.

Por muy escabroso que suene todo, ambos parecen ser hechos aislados en este rincón del mundo. Al menos así lo da a entender el estudio State of the world’s mothers 2010, realizado por la ONG Save the children, que ubicó a Chile como uno de los mejores países para nacer entre las naciones en vías de desarrollo. En el listado, que considera las condiciones de salud, supervivencia y calidad de vida de los bebés, Chile aparece en el cuarto lugar, por sobre cualquier otro país latinoamericano, superando a Uruguay (8), Cuba (10), Costa Rica (12), Argentina (13), Brasil (19), entre otros.

Lo que antes se creía un lujo en cuanto a partos, hoy es un derecho de Arica a Magallanes. Tanto la madre como el hijo cuentan con respaldo desde las primeras semanas de gestación, y ningún bebé chileno llega al mundo sin contar con el apoyo de un equipo multidisciplinario de profesionales.

Anita Román, presidenta nacional del Colegio de Matronas, dice que “algo que hace que Chile esté muy bien en materia de embarazos y nacimientos, es que tiene un Estado que se preocupa del tema. El Estado protege institucionalmente el nacimiento. Por eso todas las mujeres que están en Chile, aunque pertenezcan a los sectores más pobres, tienen derecho a la atención profesional del parto. Además, todo su embarazo es rigurosamente controlado por una matrona o por un doctor. Yo, que he viajado por muchos países gracias a lo que hago, puedo decir que eso no se da en todos los países, y menos en Sudamérica. Aunque todavía falta mucho, la atención que ofrece la salud pública a la mujer no es tan mala como se dice. Eso es cuento viejo”.

Pero, ¿qué nos distancia en este ranking con Noruega, país que lidera la lista? Las razones son varias, pero las más sobresalientes son que ellos tienen la mayor proporción de ingresos parejos entre hombre y mujer, una alta tasa de anticoncepción (82% usa un método), una de las tasas más bajas de mortalidad en niños menores de cinco años (muere uno de cada 132) y una generosa licencia maternal que supera con creces las 18 semanas entre pre y posnatal que existen en Chile.

En contraste, Afganistán es el último en este ranking de 160 países. Allí los niños tiene la más baja esperanza de vida y la peor disparidad de género en escolaridad en el mundo. Además, en todos los indicadores de vivienda, salud y educación tienen los peores ranking a nivel mundial. En este país, una de cada 23 madres muere antes del parto, uno de cada seis niños muere antes de celebrar los cinco años, uno de cada cuatro niños sufre de desnutrición y cerca del 50% de la población carece de agua potable.

Un factor que ha colaborado en el crecimiento del tema de la maternidad en lo últimos tres años en el país es el programa que implementó la ex Presidenta Michelle Bachelet, Chile Crece Contigo, para todas las futuras mamás que se atienden en el sistema público. Esta iniciativa le brinda a la embarazada un conjunto de beneficios que antes eran impensados para las mujeres de bajos ingresos. Antes del parto todo el entorno familiar de la guagua participa en talleres educativos. Luego, a las horas de nacido el bebé, éste recibe gratuitamente un set de implementos básicos que contiene una cuna-corral, vestuario, un set de apego seguro con un portabebé tipo bandolera, aceite para masajes y un cojín para amamantar, además de artículos de aseo como pañales desechables, toalla de baño y tijeras para uñas. Mientras que la mamá recibe material educativo para la primera etapa de vida de la guagua. Este apoyo se mantiene hasta que el menor cumple cuatro años.

Llamativo

Aunque no es chilena, sino que peruana, Selena González está feliz con todos los beneficios que aquí tienen las embarazadas, ya que en unos cuatro meses tendrá a su segundo hijo y sabe que podrá optar a ellos. “Hace 20 años tuve a mi primer hijo en Perú y fue una experiencia horrorosa y traumática. Allá hay que tener muy buena plata para que te atiendan bien. Por esa misma razón, las peruanas embarazadas no se controlan muy seguido. La salud pública no es como acá. En Perú, por ejemplo, te hacen una ecografía sólo si creen que algo anda mal”, asegura Selena, que lleva 10 años en Santiago. Ahora vive feliz su actual embarazo. Se controla mensualmente con su ginecólogo, sabe que todo está marchando bien y que al momento del parto ella y su bebé serán bien atendidos por un completo equipo.

En general, el comportamiento de la mujer chilena para descartar o confirmar un embarazo es muy disciplinado. Apenas nota amenorrea, ausencia de la menstruación, al primer o segundo mes, consulta a un ginecólogo. Cuando la gestación se confirma, empieza a controlarse con el doctor una vez al mes, luego cada tres semanas, y después una vez a la semana, hasta llegar al parto. Este orden, a través de diversos exámenes, permite verificar tempranamente si el feto viene o no con problemas, si será un embarazo riesgoso y si eso puede afectar la salud de la madre. A diferencia de lo que ocurre en Perú, según la experiencia de Selena, “en Chile no se da eso de hacer sólo en ciertos casos una ecografía. Aquí, por norma, se accede a las ecografías. No importa si eres de la salud pública o privada”, aclara el gineco-obstetra Mauricio Silva.

Tan integral es el respaldo que se les da a las embarazadas, que ellas saben que en ningún momento quedarán solas, al igual que sus hijos. Gracias a las diversas redes de apoyo que brinda el Estado, y al buen nivel de profesionales que hay, la tasa de mortalidad infantil en Chile es bajísima (cada mil niños nacidos, 7,6 mueren). Otro factor que contribuye a que la madre pueda rendir ciento por ciento como tal, es que sabe que en lo laboral tiene derecho a gozar de un permiso prenatal, al faltar seis semanas para el parto, y uno posnatal, que rige hasta las 12 semanas después de nacida la guagua, para satisfacer las necesidades del bebé en su primer período de vida. Al cumplirse ambos períodos, las mujeres tienen derecho a que su hijo asista a una sala cuna mientras ella trabaja.

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