¿Quién les ha explicado a los niños de nuestro país que necesitamos urgentemente que disfruten de la matemática? ¿Quién ha conminado a los profesores del ramo a hacer cursos de especialización para que ellos se reencanten primero con este milenario saber, y luego logren transmitir esa pasión a las generaciones presentes?
Hay un enorme sentido de urgencia respecto de la matemática en Chile hoy y casi nadie pareciera reparar en ello. Mientras los especialistas gubernamentales analizan con toda calma los resultados de la última prueba SIMCE y, de paso, miran de reojo y con reposo la propuesta que ha presentado Mario Waissbluth y su equipo de Educación 20/20, el tiempo pasa y aquí seguimos, empantanados, con los mismos resultados en el área numérica, como una condena.
¿No se dan cuenta que necesitamos ingenieros, muchísimos físicos y más astrónomos? ¿O es que acaso ya estamos rendidos ante la idea de que los observatorios instalados en nuestro país serán sólo privilegio para ojos de los científicos extranjeros?
Sabemos que la ciencia no tiene nacionalidad, que los descubrimientos son celebrados con igual alegría si se hacen en Hawaii o en Taltal, pero ¿quién va negar ese pequeño orgullo que nos hace cosquillas cuando sabemos que un científico chileno logró ver una de las estrellas más antiguas del universo, o cuando María Teresa Ruiz, Premio Nacional de Ciencias Exactas 1997, cuenta cómo se encontró con esa enana café o “superplaneta” bautizada como kelu en una de sus horas asignadas en el Tololo?
No es un dato menor el que sólo los astrónomos chilenos tienen por ley derecho a un 10 por ciento de las horas de cada observatorio asentado en nuestras tierras. Esto significa que mientras científicos extranjeros deben postular sus trabajos con varios años de antelación para conseguir unas horas que les permitan complementar y verificar muchas de sus investigaciones, los chilenos tienen esta prerrogativa prácticamente asegurada.
La envidiable condición de nuestros cielos, pero además las exenciones tributarias y un trato preferencial, han impulsado la instalación de los más grandes centros de investigación astronómica del mundo. Somos una potencia astronómica, y quien no lo entienda, que se vaya a dar una vuelta al norte de Chile. Ojalá que en su periplo invite a un par de profesores de matemática para que se maravillen en el Cerro Tololo, que desde el año 1967 es uno de los líderes de la observación astronómica a nivel mundial con sus telescopios entre 0.9 y 4 metros de diámetro. Y de ahí, a Paranal con sus cuatro telescopios gigantes de 8.2 metros de diámetro cada uno. Luego, al Cerro Pachón, en Vicuña, a visitar el Telescopio Gemini con 8.1 metros de diámetro y al Telescopio SOAR con 4.2 metros de diámetro. Después al Observatorio La Silla, cerca de La Serena, con telescopios de 2.2 metros de diámetro, y un poco más al norte, al Observatorio Las Campanas con cuatro telescopios, donde el más grande tiene un diámetro de 2.5 metros.
Pero no sólo de observación vive la astronomía. Puesto que si se quiere tener una idea cabal de las dimensiones de lo que se vive en suelo chileno respecto de esta ciencia, hay que referirse a la radioastronomía, que implica el estudio de estrellas y galaxias a partir de las ondas de radio que recibimos, lo que permite abrir de manera formidable el abanico de objetos posibles de ser detectados en el espacio, ya que muchos de ellos, como las enanas café, por ejemplo, son prácticamente invisibles para los telescopios tradicionales y, en cambio, sí son sensibles a otro tipo de instrumentos, que miden longitudes de onda radial y no lumínicas. De aquí que el recorrido debe incluir Atacama, específicamente el Llano de Chajnantor, donde se encuentra el CBI, que tiene trece antenas sensibles a la radiación de microondas y el APEX, con una antena de radioastronomía de 12 metros de alto. Mientras, se está a la espera de la gran vedette, que en verdad tiene un nombre más espiritual, como lo es ALMA, pero cuya etimología es bastante científica (Atacama Large Milimiter/submillimeter Array), y que promete a partir del año 2012 hacer de la astronomía un verdadero festival de descubrimientos.
Así, lo que hace 400 años comenzó con Galileo Galilei en Florencia a partir de un rudimentario instrumento que le permitía ver objetos lejanos en el espacio continúa al otro lado del planeta, en un valle en medio de Desierto de Atacama, donde se descifrarán muchos secretos del Universo. Dicen los expertos que va a ser prácticamente cuestión de sentarse a mirar los resultados que arrojen las antenas para convertirse en “estrella mundial de la astronomía” con toda la información que por primera vez dispondrán los científicos. Lo que esperamos nosotros, es que muchas de esas sillas estén ocupadas por especialistas chilenos… para que la alegría sea completa.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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