Informe del Banco Mundial revela debilidades de Chile para lograr desarrollo en esta década

Una de las metas que se ha impuesto la administración del presidente Sebastián Piñera es lograr que Chile sea un país desarrollado antes de finalizar esta década. Sin embargo, los resultados de un reciente informe del Banco Mundial revelan el bajo desempeño del país en algunas de las principales variables relacionadas con las economías basadas en el conocimiento, lo que dificultaría la posibibilidad de nuestro país de alcanzar esta aspiración.

El KAM (Knowledge Assessment Methodology) es el informe con el cual el Banco Mundial evalúa, califica y promedia los niveles de conocimiento, educación, innovación, régimen institucional e incentivos económicos y uso de tecnologías de la información y comunicación (TIC) que presentan 146 economías en el mundo.

En la última versión de este informe, Chile ocupa el puesto 42 (según el indicador KEI) , y si bien es el país mejor evaluado en América Latina, para el organismo internacional este resultado no debe ser sinónimo de satisfacción.

"El potencial que tiene Chile es más alto y tiene que mejorar su de sempeño general en innovación para ser capaz de competir y aumentar su productividad. La posición 42 no es suficiente si la ambición es convertirse en un país de ingresos altos", advierte Kurt Larsen, especialista en educación, crecimiento y competitividad del Instituto del Banco Mundial.

Para el experto, Chile debe enfocarse en perfeccionar un sistema de innovación, haciéndolo fuerte y masivo, desafío que requeriría entre 10 y 20 años.

"Realmente significa un esfuerzo generar los vínculos entre los participantes claves en innovación (empresas, sector educación y gobierno). Es un desafío difícil de lograr de la noche a la mañana, pero creo que el país ha dado una serie de buenos pasos", explica Larsen.

Un ejemplo de este lineamiento de trabajo es Finlandia, destacan los expertos. Esta economía logró ubicarse entre las tres mejores economías del mundo, tras 20 años generando espacios y fomentos para lograr grandes acuerdos entre su sector educacional, empresarial y de gobierno.

Para el Banco Mundial, la conformación del Consejo Nacional de Innovación es un gran paso para Chile, "porque es una entidad que nació con el fin de coordinar los esfuerzos del país en materia de innovación", dice Larsen.



Metas y plazos

Para los expertos chilenos no es una sorpresa que las áreas educación y uso de TIC"s sean las calificaciones más bajas en la evaluación de Chile, pues aseguran que la generación de capital humano "avanzado" -que se logra con la combinación de ambas variables-, es uno de los principales temas que aún falta por desarrollar en el país.

"Si bien tenemos cobertura en la generación de capital humano básico (enseñanza básica y media), todavía falta aumentar la calidad de ésta, porque para pensar en capital humano avanzado la preparación debe partir desde la sala cuna", afirma Cristóbal García, director del Programa de Emprendimiento e Innovación de la Escuela de Administración de la Universidad Católica.

Es acá donde los plazos tienen importancia. Tanto García, como Larsen, coinciden en que los resultados de las inversiones que se hagan hoy en materia educativa se verán a largo plazo. Esto, por ejemplo, considerando que aún se debe esperar la evaluación de algunos instrumentos como las Becas Chile.

"Para que realmente se pueda mejorar el sistema educacional completo, y se obtengan resultados, estamos hablando de un período de entre 20 y 30 años", estima Kurt Larsen.

Similar cálculo es el que debería considerarse para medir los resultados de las otras áreas en que Chile debe mejorar para lograr el desarrollado.

"En los próximos cinco años podremos avanzar en algunos aspectos como estimular algunos cluster específicos, mejorar la transferencia tecnológica, la inserción y profesionalización del capital humano, pero creo que para alcanzar resultados definitivos debemos establecer métricas de 10, 15 y hasta 20 años", advierte Cristóbal García.

Una de estas metas es también lograr un mayor vínculo entre universidad y empresas privadas para aumentar la inversión en proyectos que involucren investigación, desarrollo e innovación (I+D+i).

"En muchos casos, en Chile, las universidades no trabajan en conjunto con el sector privado ni los gobiernos regionales (...) Lo que las universidades hacen en ciencia e investigación no siempre son importantes para lo que las compañías en Chile están haciendo", advierte Larsen.

La necesidad de contar con este tipo de trabajo en conjunto, destacan los expertos, se debe a que es pieza fundamental para conseguir que la matriz productiva de Chile se diversifique y no dependa tanto de los recursos naturales.



Tecnología, lo más bajo

Dentro del KAM 2009, el factor "institucionalidad" muestra los mejores resultados. En el otro extremo están las TICs, las que muestra un empeoramiento, lo cual se explica, dice Orlando Jiménez, director del Centro de Innovación y Emprendimiento de la Universidad Central, por una disminución relativa en algunas de las variables que integran este índice como el número de usuarios de internet, o conectividad de banda ancha.

Este punto no es menor, advierten los expertos, ya que estas tecnologías serían las que permitirían darle un vuelco a las prácticas educativas del país, que como ya se mencionó, son una de las bases que ayudarán a incrementar los niveles de conocimiento a los que puede aspirar una sociedad para mejorar su economía.

"La idea no es sólo poder tener acceso a una "avalancha de conocimiento", sino también poder encausarlo a través del uso de diversas herramientas tecnológicas que puedan potenciarlo", destaca David Contreras, director de Aula Virtual de la Universidad Católica de Valparaíso (UCV).

Según Contreras, lo que queda es tomar medidas concretas para que el uso de la tecnología no se quede sólo en poder acceder a Internet o bien a la telefonía celular. "La clave está en cómo sacamos el mejor provecho de estas herramientas y cómo las aplicamos en nuestro crecimiento como país", dice.

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