Alvaro Vargas Llosa - corresponsal
¿Qué conclusiones habrán sacado acerca de Chile los latinoamericanos que vieron el debate de los candidatos presidenciales por la CNN?Sin duda, muchas. Quizá convenga agruparlas en 11 grandes temas, que serían éstos:
1. Chile es un país de formas.
La urbanidad y el respeto que exhibieron todos los candidatos en el trato hablan de un país que ha alcanzado un consenso en torno a las formas como lenguaje de convivencia civilizada. No hubo ningún ataque personal entre ellos. Sólo ataques de Hirsch a "la derecha" en general y de Lavín al gran ausente -el Presidente Lagos-, pero las alusiones personales de unos a otros fueron, desde el punto de vista latinoamericano, de tono casi versallesco.
El chileno castiga el conflicto, prueba de ello, es que Lavín fue percibido como el más "agresivo" y fue el que menos apoyo obtuvo luego del debate.
2. Chile cuestiona el modelo.
Existe el mito en América Latina de que en Chile nadie cuestiona el modelo de sociedad vigente. Se cree que la clase política respalda ese modelo sin fisuras (y se atribuye el éxito chileno en parte a eso mismo). Es una impresión que el debate habrá ayudado a disipar. Los cuatro candidatos atacaron el modelo, cada uno a su manera y con distinto énfasis, y ninguno de ellos lo hizo desde una postura liberal, es decir, con tendencia a profundizarlo. Todos parecían casi pedir disculpas por el modelo imperante. Incluso Piñera y Lavín fueron más duros contra la concentración de poder -supuesta consecuencia- del modelo de apertura- que Bachelet. Los cuatro atacaron la "desigualdad" como si fuera sinónimo de pobreza, pero no desde la perspectiva liberal, sino desde una perspectiva más bien socialista, tendiente a ver el origen del problema en la falta de políticas dirigistas. Bachelet, casi segura Presidenta, ofreció crear un nuevo ministerio y una nueva instancia para "garantizar que la libre competencia funcione".
Yo creo que Vargas Llosa mal interpreta el "modelo chileno", porque en Chile, el consenso gira no entorno al liberalismo desatado, sino a la apertura económica y la competencia, al tiempo que se impulsan agresivos programas para mejorar la calidad de vida y educación de los más pobres. En ese sentido, todos los candidatos se mostraron alineados al "modelo" (otra cosa es que "el modelo" no sea el que Vargas Llosa cree).
3. En Chile también prometen.
Se piensa en el exterior que los políticos chilenos, más responsables que sus vecinos, no prometen mucho cuando están en campaña. Vaya si prometen: Piñera prometió "un millón de empleos", la misma cifra que dio el peruano Belaunde en 1980. Lavín, por su parte, ofreció trabajo a los 600 mil cesantes, como lo hizo Alan García en 1985.
¿Cómo podría un candidato no hacer promesas? En todo caso, la candidata con más opciones de ganar, es la que menos promete.... el chileno, castiga a quienes prometen demasiado, es desconfiado por naturaleza.
4. Chile le teme a Chávez.
Muchos latinoamericanos ven a Chile como la antítesis del venezolano Hugo Chávez. Pero es interesante comprobar que dos de los cuatro candidatos -Hirsch y Bachelet- elogiaron a Chávez y que los otros dos prefirieron eludir este punto cuando salió a relucir. Siendo el de Chávez un gobierno que está interviniendo fuertemente en Bolivia (apoyo a Evo Morales) y Argentina (comprando los bonos del Estado argentino), y buscando influir decisivamente en las políticas energéticas de Sudamérica -tema en el que Chile es vulnerable-, esto implica que Santiago va a ser muy, muy cuidadoso en sus futuras relaciones con Venezuela. Santiago no es, ni remotamente, el contrapeso de Chávez.
Chile no le teme a Chavez, lo que ocurre, es que Chavez tiene muchas simpatias en latinoamérica y no tiene mucho sentido que los candidatos salgan a tomar posturas antagónicas (una postura coherente con el interés estratégico chileno, por mejorar sus relaciones vecinales). Además, Chile no pretende aparecer como contrapeso ideológico de nadie. El modelo de sociedad que quieran los vecinos, es asunto de ellos.
5. Las AFP están bajo fuego.
Si algo ha exportado Chile en todos estos años -además de cobre, salmones y vinos- es su modelo previsional. Nadie sospechaba en el exterior -al menos nadie que no siga muy de cerca la actualidad chilena- hasta qué punto este modelo está siendo cuestionado por la clase política. No sorprende que Hirsch lo ataque. No es inaudito que Bachelet diga que "está en crisis", aunque eso implica que apunta a una reforma más integral de la que en el exterior se pensaba. Sorprende, en cambio, que Piñera y Lavín también lo critiquen y apunten a modificarlo no en el sentido aperturista y competitivo, sino, sobre todo, en cuanto al fortalecimiento de la intervención estatal en aquellos sectores que aún no participan.
Todo es perfectible, por cierto, nadie propuso volver a un sistema estatal de pensiones. Ni siquiera el candidato del partido comunista.
6. Los chilenos no son grandes fraseólogos.
Por lo general, los candidatos presidenciales latinoamericanos preparan -y a veces improvisan- frases muy vistosas, de esas que dan buenos titulares y se incrustan fácilmente en la memoria del votante. Los candidatos chilenos no pronunciaron frases memorables -lo que sin duda es síntoma de prudencia oratoria. Los grandes fraseólogos suelen ser peligrosísimos presidentes. Pero no habría caído mal alguna frasecita ingeniosa
Ya lo dije, el chileno desconfia de los candidatos demasiado grandilocuentes o que prometen mucho. Un candidato que adorna mucho sus dichos, definitivamente, perderá apoyo.
7. ¿Qué pasó con los valores?
Fuera de Chile se tiene la impresión de que los temas valóricos son muy importantes en la política chilena, por tratarse de una sociedad conservadora desde el punto de vista moral (aun cuando las jóvenes generaciones estén modificando eso a pasos agigantados). Salvo la referencia de Lavín a su fe religiosa, el tema valórico estuvo ausente. Es cierto que Constanza y Glenda, las dos estupendas periodistas que hacían las preguntas, no entraron en ese terreno, pero ya se sabe que en los debates los candidatos van a lo suyo aun si las preguntas van por otro lado. Habrá sorprendido en el exterior que Lavín haya dicho que sería tolerante con quienes profesen valores opuestos (aunque habrá caído como muy anticuado su ataque al condón televisivo). Chile habrá parecido al televidente extranjero un país menos obsesionado con los valores de lo que se pensaba.
Los temas valóricos en Chile, están evolucionando rapidamente hacia una sociedad liberal y más tolerante, pero, al mismo tiempo, el chileno tiene muchos doble estandares. Así que para un candidato, es mejor evitar los temas valóricos, pues no sabe como pueden afectarle.
8. Chile cultiva el anticarisma.
Si algo estuvo ausente del debate fue el carisma. En otros países, el candidato de la izquierda pura y dura (Morales en Bolivia, Humala en Perú) suele tener carisma. Hirsch, en cambio, tiene el carisma de un vendedor de seguros. La candidata Bachelet, por su parte, parece que hiciera un esfuerzo deliberado para dosificar el carisma con cuentagotas, como si un policía mental le estuviera apuntando una pistola con la advertencia: cuidado con seducir a su audiencia. Piñera, como siempre, parecía tenso. Y Lavín -también como siempre- quería parecer populista, pero su pinta lo delata incluso ante un auditorio exterior poco familiarizado con su trayectoria. En resumidas cuentas: Chile ha dicho adiós a los candidatos providenciales.
En Chile nunca han proliferado los caudillos. El chileno desconfia de la gente demasiado simpática y que ofrece mucho. Por eso, mientras más neutro el candidato, mejor... se le percibe como más serio.
9. Chile quiere a Latinoamérica.
Muchos latinoamericanos creen que Chile mira a América Latina por encima del hombro, con cierto desdén. El público internacional se habrá sorprendido de escuchar a todos los candidatos enfatizar, por momentos exageradamente, su vocación latinoamericanista. Cuando Glenda les preguntó por Estados Unidos, los cuatro hablaron de ¡América Latina! La impresión que dieron es que para Hirsch América Latina es la forma de enfrentarse a EE.UU.; para Bachelet, la forma de resolver problemas energéticos; para Piñera, la forma de poner fin a conflictos históricos, y para Lavín, la forma de negociar que Argentina no perjudique la agricultura chilena Chile piensa mucho más en la región de lo que la región cree.
Chile no quiere a latinoamerica ni a Europa ni a EEUU (tampoco los odia), el chileno es -simplemente- pragmático. Se ha concluido que está en el interés estratégido del país el profundizar los lazos con los vecinos, y eso es lo que se esta haciendo. Los paises tienen INTERESES COMUNES, NO AMIGOS (menos amores).
10. Los chilenos son pudorosos.
Se les preguntó a los cuatro candidatos reiteradamente que dieran ejemplos de decisiones personales difíciles y ninguno quiso abrir su intimidad. Se salieron todos por la tangente hablando muy genéricamente de decisiones ministeriales o de la decisión de ser candidatos, pero es obvio que no era ese el espíritu de la pregunta. Esta apuntaba a que los candidatos abrieran un poco las compuertas de su personalidad y su vida privada. En América Latina es muy frecuente que los candidatos abran su intimidad en televisión y hagan muchas referencias a su vida personal a la hora de querer convencer a la audiciencia de algo. Los candidatos chilenos, de izquierda lo mismo que de derecha, mostraron pudor, una leve incomodidad en este aspecto. Interesante.
¡Gran descubrimiento! .. si Vargas Llosa descubrió recién esto, no conoce a los chilenos. Al chileno le importa demasiado "el qué dirán" los demás. Mientras más abra uno su vida, más podrán hablar los otros. Por eso, es reservado.
11. La Defensa es intocable.
Aunque Hirsch habló de reducir el gasto en armamento, dio la impresión de hacerlo con sumo cuidado, mientras que los otros tres evitaron por completo referirse a este asunto. ¿Y por qué tendrían que haberlo hecho? Porque si es cierto, como los cuatro enfatizaron una y otra vez, deben ser sensibles a lo que ocurre en la región en relación con Chile. Y una de las cosas que ocurren es la percepción de que Chile gasta mucho en armamento. Aun si hubiera sido para justificar ese gasto, en el supuesto de que su vocación latinoamericanista fuera tan sincera como parecía, los candidatos habrían hecho bien en abordar el tema.
La Defensa en Chile, es un tema de Estado... y un candidato serio, no se va a poner a cuestionar una política de Estado. Además, en Chile existe una cultura muy ligada a la vida militar, es cosa de mirar la historia de Chile para verlo... desde la llegada de los españoles hasta hoy. Por algo, hoy, son más valoradas las FFAA y carabineros, que los partidos políticos o los jueces.
Además, el chileno es consciente de que esta rodeado de paises inestables y con tendencia a los caudillismos y nacionalismos, por eso, en el fondo, cada chileno tiene clara la necesidad de contar con Fuerzas Armadas con capacidades disuasivas, creibles. ¿Cuantos chilenos conocen que esten contra las compras de F-16s, submarinos Scorpene o Fragatas? Practicamente, no existen.
Conclusión: Yo creo que Vargas Llosa malinterpretó lo dicho en el debate.
En Chile, nadie esta por cerrar la economía, nadie esta por crear nuevas empresas estatales, nadie ha propuesto terminar con las AFPs y volver a un sistema de pensiones administrado por el Estado. Otra cosa, es que siempre se pueden mejorar detalles, todo es perfectible.
El único que alabó tangencialmente la creación de empresas estatales (fuera de Chile), fue el representante de la izquierda (Partido Comunista, Humanistas, etc). Pero incluso este, al referirse a las AFPs, habló de entregar más poder de decisión a las personas... no al Estado.
Decir que hay que mejorar el sistema de pensiones, no significa terminarlo. Decir que hay que mejorar la educación, disminuir la brecha del ingreso entre ricos y pobres (en gran parte por medio de la educación) tampoco es ir contra el "modelo".
Todo lo contrario... el mentado "modelo chileno" se ha diferenciado de las economias vecinas, precisamente, por haber abierto la economía, al tiempo que ha puesto un gran énfasis a los temas sociales. En la medida que se abre más la economía, más énfasis se da a mejorar la educación, la calidad de vida, etc.
En ese sentido, todos los candidatos se ciñeron al "modelo", al plantear sus propuestas.
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