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jueves, septiembre 17, 2009

Hegemonía en el Pacífico Sur

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La política que orienta los actos hacia Chile del Presidente García de Perú presenta elementos contradictorios que hacen difícil reconocer cual parte es realidad y cual es retórica y esto, que podría ser una virtù Maquiaveliana, termina siendo sólo una comedia que podría tener un fin estéril, si no trágico.

Ha declarado la competencia a finish contra Chile, proceso que transita por un mayor crecimiento sostenido y constante, que llevaría a Perú superarlo en todos los parámetros que determinan el desarrollo. El Callao crecerá hasta opacar a Valparaíso en volumen de carga y en importancia comercial. Y al mismo tiempo busca y promueve activamente la inversión chilena en su país, quizás parafraseando el dicho soviético, de que “los capitalistas le venderán la cuerda con la cual los ahorcará”. En el ámbito militar no cumplió nunca el compromiso de transparentar sus gastos militares mediante un sistema acordado de informes y verificaciones, posiblemente por imposibilidad contable más que por mala fe, ya que es público y notorio que las cuentas de la defensa peruana no cierran en cuanto a ingresos y egresos. En el intertanto trata de paralizar, por secretaría, la modernización de nuestras FFAA. Pero, ¿de qué se trata esta competencia?. Según García se trataría de una lucha por la hegemonía en el Pacífico Sur.

Hegemonía suele ser entendida como la capacidad de un Estado para imponerse a otros Estados, en todos los ámbitos en que se relacionan. Supremacía, es algo similar pero en un grado menor, se trata de imponerse sólo en algunos aspectos relevantes de ellos. Al revisar la historia vemos que efectivamente, Chile le arrebató la hegemonía al Perú a partir de su independencia, que en buena parte fue una imposición chileno – argentina contra la voluntad de una parte importante de la élite peruana que veía asegurado su bienestar y superioridad en la continuación de la estructura Virreinal española. Luego Chile ejerció esa supremacía, mediante la Guerra contra la Confederación Perú – Boliviana, imponiendo los términos de la relación entre los tres países. Hasta aquí, la situación geopolítica y el bajo nivel tecnológico, potenciados por la falta de interés del resto del mundo en los acontecimientos en esta remota parte del planeta permitía a los actores locales una libertad de acción casi ilimitada.

La Guerra del Pacífico mostró los límites de esta condición. Chile hizo la guerra a Perú y la ganó, pero las condiciones finales fueron duramente cuestionadas, inicialmente y en forma limitada por Alemania y Gran Bretaña y finalmente en forma ruda y explícita por parte de los EE.UU. A estas alturas de la historia, Chile no podía reclamar ninguna hegemonía, ni siquiera una suave supremacía. El tener mayor poder que Perú no tenía ya ningún valor real en el contexto Americano y menos global. De ahí en más, ambos términos dejaron de tener significado y tanto Chile como Perú pasamos a ser sólo dos pequeños países sujetos a los dictums de las grandes potencias y en particular de los EE.UU. Hoy en día, pretender que Chile y Perú disputan la hegemonía del Pacífico Sur es tan ridículo como la pelea de dos niños en el asiento trasero del auto, en la cual ninguno de los dos tiene ni la más mínima influencia en la dirección, velocidad y destino final del vehículo. No cabe duda que juntos, sumando fuerzas, podríamos aspirar a reclamar algún grado de influencia en la región, pero tampoco cabe duda que una visión geopolítica del tipo “suma – cero” como la que parece aplicarnos García no nos llevará a ninguna parte. La política de “las cuerdas separadas” que intentó el Perú -, en la cual el pleito fabricado por su cancillería no debería cruzarse con el incremento de la relación comercial y política -, es particularmente ofensiva. Ella implica un desprecio hacia la realidad y hacia nuestro país y no tiene otra explicación que una arrogancia de dimensiones bíblicas. De la misma manera, intentar imponernos una Política de Defensa a su gusto es igualmente desubicado. Una forma razonable y madura de relacionarse con Chile comienza por dejar de aplicarnos los trucos y mañas útiles para disputar la política interna peruana y continúa con el reconocimiento explícito de la conveniencia de potenciarnos mutuamente y cubrir nuestros respectivos déficits para así lograr algún grado de peso e influencia, esto, sin que deje de existir la sana competencia entre los socios, que si es del tipo “suma positiva”, leal y “con buena leche”, no sólo no es excluyente sino que estimularía la emulación y la superación en ambos países.

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5 comentarios:

  1. Llama la atención que en estos temas mas estratégicos y de proyección geopolítica sistémica global, el invitado peruano no opine. Quizás esto excede sus argumentos y su limitado raciocicio

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    1. Anónimo7:16 p.m.

      Mi nombre es Erick soy peruano, contestando tu hábil comentario, se ve que tienes problemas con gente de Perú... buscas ofender a otros, si no comentan, No es tu problema...No es tu tema, Si no aportas mejor quédate callado.
      Y para el Amigo del post...muy buen articulo igual me gustaría que los 2 países se integren económicos a un camino de progreso para ambos, confió que en algún momento próximo se realice. Saludos desde Lima...

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  2. SUENA MUY HERMOSO; PERO DEFINITIVAMENTE HECHO POR TOMAS MORO........

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  3. Anónimo11:38 a.m.

    no toi nia con eso!!

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  4. Anónimo11:39 a.m.

    me exactamente lo mismo la politica oo todo esto que esta presentado anteriomente!!

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.