Por Jorge Schaulsohn
Las informaciones sobre el llamado “conflicto mapuche” ocultan un proceso que no surgió espontáneamente en el sur de Chile. Por el contrario, no es más que la continuación de una vieja historia de seis siglos. Los protagonistas nunca son invitados a los programas de radio o televisión ni entrevistados por los diarios. Todos los que opinan son huincas. Ellos, quienes mejor podrían explicarnos sus angustias y aspiraciones son invisibles para la sociedad que sólo los asimila a una turba de encapuchados violentos dominados por la sinrazón. En el país de las cuñas no ha habido un solo debate serio sobre el tema.
Pero la cosa no es tan simple. El conflicto de los pueblo originarios, y en particular de los mapuches, tiene su origen en la colonización de Chile por los españoles, quienes - tras siglos de lucha - nunca lograron establecer su dominio sobre este pueblo, llegando finalmente a un Tratado o Parlamento de Quillén, 1641, que reconoce como territorio autónomo en Chile las tierras ubicadas al sur del río Bío Bío.
A partir de aquel acuerdo, se generaron sucesivos cambios finalmente “estabilizados” en lo que se llamó “Pacificación de la Araucanía”, una campaña militar emprendida por el gobierno chileno a partir de 1888, cuyo objetivo final fue la integración de esas poblaciones a la nacionalidad chilena, pese a lo cual estos pueblos lograron mantener sus particularidades, siendo víctimas a través de los años, de una verdadera expoliación de sus tierras, bosques, aguas y recursos costeros.
Un cambio de mentalidad o intento por reparar la política anterior, se inició con el gobierno de Eduardo Frei Montava (1964/1970), que recuperó 3,5 millones de hectáreas para devolvérselas al pueblo mapuche. El proceso se aceleró con el Presidente Salvador Allende, que en tres años alcanzó a restituir a los indígenas otros 6,5 millones de hectáreas. El proyecto integral fue interrumpido por el golpe militar.
En esa época se dicto un decreto-ley de división de las comunidades indígenas, anulando todo lo obrado mediante las expropiaciones anteriores, que pretendió eliminar totalmente el régimen de tenencia comunitaria de la tierra (que aún subsiste en gran parte del territorio). En la región de La Araucanía se estableció la propiedad individual, entregando 72.000 hijuelas, que - junto con dividir las comunidades- llevó a sus habitantes a una pauperización total, dada la escasa superficie entregada que no permite constituir una unidad económica viable.
Transcurridos casi 20 años del restablecimiento de la democracia, los pueblos originarios siguen en un estado de miseria y discriminación en relación al resto de la población chilena. Este año, por ejemplo, Hacienda ni siquiera incluyó en el presupuesto los recursos acordados para la adquisición de tierras.
Hemos sido incapaces de dar una respuesta eficaz, con soluciones concretas a estos campesinos de origen mapuche, quienes, sin duda, son los más pobres entre los pobres del país. Cada cierto tiempo irrumpe la violencia y volvemos a preocuparnos del tema, pero a los pocos meses todo se olvida y sigue igual.
Hay muchos ejemplos en el mundo de países que lograron el reencuentro con sus aborígenes, como Nueva Zelanda, Australia y Estados Unidos, sobre la base de la reparación por los abusos cometidos y el reconocimiento y respeto a su identidad cultural y política propios de una sociedad multi-étnica. ¡Imitémoslos!
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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