¿Cuál Ricardo Lagos?

La imaginería de la historia política de nuestro país en los últimos 20 años dice que Ricardo Lagos, el primer Presidente socialista después de Allende, hizo un gobierno moderado, de corte socialdemócrata, que demostró que los socialismos reales habían quedado atrás para dar paso a una versión moderna de esa corriente, la de Felipe González, la de Fernando Henrique Cardoso. Ese es el Lagos al que amaban los empresarios, el que se paseaba por el mundo relatando los éxitos del modelo chileno.

Pero quizás cansado de representar ese rol histórico, que con tanta propiedad desempeña, por ejemplo, Patricio Aylwin, el ex Presidente Lagos vuelve a la arena política para revelarnos que su gobierno habría sido muy distinto si no hubiese sido por el veto de la derecha. Ha dicho que "las movilizaciones son el resultado de 20 años donde -de una u otra manera- se impidió hacer lo que debía hacerse".

Entonces, si queremos ser ecuánimes, esta confesión de Lagos debe hacernos concluir que en Chile existió una suerte de cogobierno entre la Concertación y la Alianza, cuyos frutos son los que conocemos. Excepto que, en su inmodestia, el ex Presidente esté insinuando que todo lo bueno que sucedió durante su mandato es atribuible a él y lo malo a los opositores.

No es la imagen del Lagos estadista que a él le gusta proyectar. No, ahora Lagos prefiere entrar al ejercicio de contabilidad de sus aciertos y denuncia de las trabas que sus adversarios pusieron a su labor. Pero lo cierto es que si uno entra a analizar el detalle de su gestión, tanto como Presidente de la República, como cuando se desempeñó como ministro de Estado, las huellas de sus actuaciones están allí. La gente protesta hoy por la calidad de la educación y por la dificultad que tienen las familias chilenas para financiar los estudios universitarios de una creciente población de jóvenes que actualmente acceden a ese tipo de estudios.

Veamos entonces las huellas de Ricardo Lagos en la calidad de la educación en Chile y en el acceso a financiamiento de la educación superior. Como ministro de Educación de Aylwin, negoció con el Colegio de Profesores una modificación a las normas laborales de la profesión docente. ¿En qué consistió ese cambio? Pues se consagró la inamovilidad de los profesores en sus cargos (imposibilidad de despedir a los malos profesores), con las consecuencias por todos conocidas en la calidad de la educación. ¿Y el financiamiento? En junio del 2005, bajo su presidencia, se anunció que "los pobres podrán estudiar con aval del Estado", al referirse a la Ley de Crédito con Aval del Estado que promulgó y que rige hasta hoy.

¿Qué tiene que ver entonces la calidad de la educación y el financiamiento de la educación superior con un supuesto veto de la derecha? El propio Lagos no debiera olvidar que en una difícil situación institucional, luego de la crisis generada por el MOP-Gate, su gobierno fue auxiliado por la derecha a la que ahora denosta. Hubo más valor en aquel Lagos que hace años alzó su dedo contra la autoridad, que en éste que ahora, en un momento delicado para el país, golpea la mano que algún día se le tendió.

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