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Por: Adhemar Avalos Ortiz (*)
La cuasi fanfarria de “celebrar” la derrota del 23 de marzo de 1879 en Calama nos ha vuelto incólumes a la realidad de un territorio perdido por la desvergüenza de una clase dominante parasitaria que de manera miope solamente se durmió en la cama acolchada de sus intereses egoístas. Así, la historia de Bolivia, nuestra Patria amada, es, inequívocamente, el transcurrir lento e inexorable de la tragedia con mayúsculas, de la decepción más horrenda y profunda, desgracia ratificada por sus derrotas cuasi permanentes.
No otra cosa significan las desastrosas pérdidas diplomáticas y militares de 184 años, aunque el actual vicepresidente “con pasado terrorista, que no comunista, pero no criminal” se vanaglorie de sostener una relación “pulcra”, y no le ayuda su maestría en matemáticas o su licenciatura en sociología, que apueste a la destrucción de la Patria. Don Alvaro, como le llaman cariñosamente sus “compañeros” o “camaradas”, en realidad sería innecesario porque nunca fue comunista, cree religiosamente en la supuesta re-constitución de un Imperio Aymara-Quechua-Guaraní en la geografía sudamericana, ajena a la realidad actual. Esta persona nunca ha aceptado, o lo ha hecho supinamente, las conclusiones o intenciones de revistas científicas modernas como “National Geographic” y se basa en sus ideas depauperadas de viejos libros de historia de la religión.
Y aquí de nada sirve, más que de consuelo barato y aberrante de tontos, gritar a todo pulmón que tenemos una cultura riquísima, que nuestras entradas fiesteras, las de Carnaval y otras, son las mejores del Mundo, cuando somos tan incapaces de hacernos tan grandes, pero tan grandes como para recuperar el anhelado Litoral. Bolivia está, definitivamente ensoberbecida por la solidez, innegable, de una práctica cultural impecable, pero, a su vez, embriagante y sórdida. ¡Bailamos bonito y el futuro no me importa! Así son las cosas que les interesan a los que todavía dominan el país.
Y la salida, o acceso, al Océano Pacífico, se nos muestra tan difícil, casi imposible, porque ni siquiera somos capaces de conservar nuestras instituciones democráticas, aquellas que son sistemática y perversamente horadadas por el poder de una rosca fascista disfrazada con el uniforme de los verdaderos socialistas y comunistas. Los que casi sumergieron al país en un auténtico baño de sangre en octubre de 2003, proclamando a los vientos la consigna de “Nada con Chile” hoy se solazan en su estupidez plagada de ingenuidad y, más probablemente, en su perfidia, de entregar alegremente lo propio a la ambición chilena. Y los ayer proclamados enemigos de Chile, hoy cometen la felonía asquerosa de ser su sostén diplomático y político.
Ya ni siquiera hablan de acceder al mar por nuestro nunca olvidado Litoral, por nuestros puertos eternos como son Antofagasta, Tocopilla, Mejillones y Cobija. Aceptan, como prostitutos que son, la idea antinacional de un corredor por el que fue territorio peruano y con canje incluido, cuando no quieren darse cuenta, o prefieren olvidarlo, que el Perú no ha renunciado, ni renunciará jamás, a su territorio usurpado por Chile en una guerra aviesa y de rapiña capitalista.
Y cuando la única salida digna, y patriótica, es sostener nuestra demanda histórica, es condenar y despreciar, y negar en todo su contenido, el leonino tratado de 1904 que nos condenó a perpetuidad al encierro, aprobado por Montes y sus sicarios en el Parlamento boliviano de triste y asquerosa historia, plagada de traiciones a la Patria, lo ratifican, Evo y sus correligionarios, en sus actuaciones espúreas, plagadas hasta el colmo del más completo entreguismo.
Evo Morales no se diferencia en nada, ¡al final los aymaras qué saben de mar si viven y mueren en el encierro de su perfidia étnica!, de los que hicieron posible la entrega apátrida del Litoral: Melgarejo, Campero, Pacheco, Arce, Baptista, Fernández Alonso y el propio Montes, como verdaderos y únicos representantes de la rosca oligárquica antinacional que regaló el patrimonio de Bolivia toda para nutrir la carne de sus intereses particulares.
El 23 de marzo de cada año debería servir para ratificar, no consolidar la pérdida, de nuestra fe en volver victoriosos a los puertos, nunca olvidados, hecho que solamente será posible con el potenciamiento de la Patria mestiza, con su despegue económico, moral, y, fundamentalmente, intelectual. El Litoral volverá a nosotros, única y exclusivamente, con el empoderamiento de la nación mestiza y el exterminio de las diferencias étnicas y raciales, cosa que sucederá solamente a partir de la liquidación de la actual estructura de poder totalitario.
(*) Politólogo
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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