Chile y Botswana marcan un derrotero virtuoso, al igual que Noruega, entre los países que más éxito han tenido en transformar la riqueza natural de sus subsuelos en desarrollo sostenible.
A fines de la década pasada, Sachs y Warner publicaron un artículo cuyos argumentos son aún usados por algunos críticos de las industrias extractivas. En el mismo formularon la polémica tesis de que la dotación de recursos naturales constituía una maldición en virtud de la cual los países beneficiarios registraban tasas más bajas de crecimiento. Nada más lejano de la realidad.
En efecto, la tesis de la maldición ha sido descartada por otros estudios que han usado indicadores y metodologías estadísticas más precisas y sofisticadas. Frente a los flagrantes fracasos en materia de desarrollo registrados por algunos exportadores petroleros africanos, podemos contraponer distintos ejemplos exitosos de contrapartes del mismo continente y otras latitudes. La propia experiencia histórica de los países desarrollados demuestra el papel crucial de los sectores extractivos como impulsores del crecimiento.
Ahora sabemos que la abundancia de recursos naturales, manejada con inteligencia, constituye un motor fundamental del desarrollo, capaz de apuntalar y acelerar el crecimiento. Esto es sobre todo cierto de la minería. Para mayores muestras no tenemos más que revisar la experiencia peruana de los últimos años. La inversión en minería fue precursora y pionera en la atracción de flujos financieros, y la expansión de la producción y las exportaciones de minerales han propulsado la fase más dinámica de nuestra expansión.
Ello ha ocurrido sin generar la ralentización de otros sectores productivos (la producción manufacturera sigue creciendo) y sin afectar la tónica exportadora de otros rubros (el ejemplo más notable son las confecciones y agroindustria). Todo indica que hemos logrado embarcarnos en este ciclo de expansión evitando los síntomas generalmente asociados a la tan temida enfermedad holandesa (pérdida de competitividad de sectores productivos no-primarios). Así, el rebote inflacionario actual tiene que ver con tendencias importadas y no con presiones internas.
Más importante aún, el crecimiento minero, a partir de la canalización de recursos del canon, está permitiendo impulsar paulatinamente la descentralización de la inversión en infraestructura pública y la generación de nuevas capacidades en las regiones del país. El camino por recorrer es largo y perfectible, pero no debemos perder de vista que la descentralización es un proceso evolutivo.
La clave del éxito para transformar la riqueza natural en desarrollo sostenible es la calidad del entramado institucional. Sin instituciones afianzadas, resulta difícil frenar las presiones rentistas, mitigar los conflictos distributivos, o frenar la arremetida populista. Chile y Botswana marcan un derrotero virtuoso, al igual que Noruega, entre los países que más éxito han tenido en transformar la riqueza natural de sus subsuelos en desarrollo sostenible.
En ello radica precisamente el gran reto que el Perú enfrenta en la hora presente: como fortalecer nuestras instituciones para aprovechar esta oportunidad maravillosa de convertir la riqueza natural en crecimiento inclusivo. Ello exige una institucionalidad potenciada y saludable, capaz de intermediar conflictos, canalizar demandas de distintos actores y propiciar la concordia que tanto requerimos para transitar por la senda del desarrollo sostenible.
Pablo de la Flor
Artículo original
miércoles, agosto 20, 2008
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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