Lograr ese liderazgo no es fruto de la casualidad, sino del esfuerzo y el trabajo de nuestros científicos, innovadores y universidades. Me atrevo a decir que la creación de INAPI el año 2009 tuvo un efecto importante, pues no sólo ha generado una infraestructura robusta para el registro de patentes, sino que también ha promovido y difundido el uso de la herramienta.
INAPI, “la oficina de marcas y patentes” de Chile, es reconocida internacionalmente, ha pasado de ser un receptor neto de cooperación a ser un prestador de ésta a los países de Latinoamérica. Pero como indica el artículo, aún queda mucho camino por recorrer. Actualmente hay dos iniciativas en curso que serán claves para seguir impulsando el desarrollo científico y tecnológico de Chile. En primer lugar, el Congreso Nacional está discutiendo una nueva ley de propiedad industrial para el siglo XXI que contribuirá a promover fuertemente el uso de nuestras marcas, patentes, diseños industriales, secretos empresariales y denominaciones de origen, promoviendo la innovación y facilitando la transferencia tecnológica.
Segundo, el próximo 22 de octubre INAPI iniciará su funcionamiento como ISA/IPEA, es decir como una de las 19 oficinas más importantes dentro del tratado PCT, que es la puerta de entrada al sistema internacional de patentes. Los resultados que destaca la revista Nature y los avances que he mencionado más arriba, van en el buen camino de convertir a Chile en un polo regional de emprendimiento e innovación.
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