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jueves, enero 19, 2006

¡Qué envidia, Chile!

Tomado de Hoy Online, Quito - Ecuador

Por Thalía Flores y Flores

Por influencia de mi abuela materna, quien solía repetir que: “La envidia es el tributo que la mediocridad rinde al talento”, crecí convencida de que el ser humano en lugar de ponerse en evidencia, practicando esa conducta, tenía que apostar por ser mejor y jugarse por hacer el bien a los demás.

Esta experiencia válida para los individuos creo que sirve también para referirse al destino de los pueblos, aunque en este caso su rumbo sea trazado por los dirigentes, que casi nunca resultan ser los mejores intérpretes del sentir colectivo, ya sea porque desde el poder traicionan sus compromisos, o porque se yerra al escogerlos.
De allí que cuando una sociedad acierta al designar a sus conductores, debe merecer el reconocimiento de todos, y, más que eso, debe provocar como natural reacción la pretensión de emularla.

Estos sentimientos han producido la elección de Michelle Bachelet como presidenta de Chile, el domingo último, puesto que la designación popular es la confirmación de que ese pueblo ha alcanzado una gran madurez política.

En las urnas, los chilenos entregaron la conducción de sus destinos a una mujer socialista, una luchadora que fue torturada por la dictadura de Pinochet, que la echó al exilio y asesinó a su padre. Y, al mismo tiempo, con sus votos los chilenos ratificaron su confianza en la Concertación de Partidos de Centro y de Izquierda, que permanece en el poder desde hace 16 años, en un hecho sin precedentes en la inestable Latinoamérica.

Los chilenos provocan admiración desde hace tiempos: superaron con valentía la horrenda dictadura sangrienta de Pinochet, y, ya en democracia, han sido capaces de reconocer que la interdependencia es inevitable; por ello, han firmado acuerdos de libre comercio con cinco países, a la vez que están conscientes de que tienen que acortar la brecha social enorme de ahora.

En los últimos años, ha sido la lucidez del presidente Ricardo Lagos la que ha marcado el destino de Chile: así como propició que la educación tenga un presupuesto privilegiado, creyó en las mujeres de su país y les entregó los ministerios más importantes, pues es un convencido del poder de su talento, y no en hacer mero uso del género.

Designó a Michelle Bachelet primero ministra de Salud, y luego ministra de Defensa, y como canciller puso a Soledad Alvear, a quien antes confió grandes responsabilidades. Las dos madres de familia brillaron en sus funciones. La primera propició importantes reformas para quitar el exceso de prerrogativas a las FFAA, a la vez que definió el rol de los civiles y de los militares; y, la segunda firmó cinco acuerdos de libre comercio.

La emoción que tuve el domingo al recibir la noticia del triunfo de una mujer en Chile, me llevó a recordar que, en los últimos años, ese país ha sido causa de admiración y gratas sorpresas.

Y es que luego de entrevistar al presidente Ricardo Lagos, así como a Michelle Bachelet y a Soledad Alvear, en tiempos diferentes y tras una extensa conversación con Hernán Bravo, presidente de la Confederación de Trabajadores de Chile, pese a la recomendación de mi abuela acerca de la envidia, he repetido la misma frase: ¡qué envidia, Chile!

E-mail: tflores@hoy.com.ec

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.