"El animoso Isaac Humala hablaba infaliblemente de los ilotas de Grecia y de la rebelión de Espartaco". Así describe Mario Vargas Llosa, en "El pez en el agua", a quien es hoy el jefe de la familia que se ha tomado la política peruana. A comienzos de los 50, el escritor militaba en una célula de la Universidad de San Marcos de Cahuide, la agrupación que intentaba reconstruir desde la clandestinidad y contra la fiera dictadura del general Manuel Odría, el Partido Comunista peruano. Una vez a la semana recibía la visita de Humala, quien le dictaba clases de marxismo que salpicaba con fantásticas historias de levantamientos de esclavos helénicos y romanos.
"Mario Vargas Llosa fue marxista. Yo lo sigo siendo", dice hoy Humala (74) desde Lima. Hijo de una familia terrateniente de Oyolo, en el departamento de Ayacucho, el joven Humala arribó a Lima para estudiar Derecho a finales de los 40. Rápidamente se vinculó al PC.
Fue en esas lides que conoció a Vargas Llosa, y también a su esposa, Elena Tasso. Ella se encontró un día con una carta publicada en el diario mural de la facultad. En la misiva, Humala advertía a la biblioteca universitaria que su condición de "perseguido" le impedía devolver personalmente unos libros. La carta le produjo gracia a Tasso, que sólo tres meses más tarde, y tras una amnistía general, pudo conocer al hombre con el que se casaría.
Quienes lo conocieron por esos años afirman que el joven presentaba ciertos signos de "rebeldía" que molestaban al secretario general del PC, Jorge del Prado. Intentó crear el "Comité reestructurador del PC", que se desviaba de la férrea disciplina estalinista de la época. Pero sus ideas radicales -según el periodista Edmundo Cruz, que lo conoció en esa época- "no tuvieron éxito entre los camaradas".
La filosofía del doctor
Humala fue expulsado del PC. "Desde su marginación desapareció de la escena política", cuenta el analista Eduardo Toche. Durante los '70 trabajó como abogado de asuntos laborales, asesorando al mismo tiempo a sindicatos y a grandes empresas constructoras, como Nacional Peruana o Graña y Montero.
Su lugar preferido de trabajo no es su oficina, sino el Café Berisso, en pleno centro de Lima. Según sus cercanos, suele sentarse en la mesa más alejada de la puerta, y junto a un capuchino dedica horas a leer el diario y a atender a sus clientes, con quienes siempre conversa en voz baja, como si siguiera clandestino.
Ya ha recibido críticas por definirse de izquierda, pero trabajar para el "gran capital". El, según su esposa, responde siempre igual. "Dice que si un consorcio lo contrata tiene la responsabilidad de defenderlos bien, pero también de cobrar bien", cuenta Tasso.
Su regreso a la política ocurrió el 2000, cuando sus hijos Ollanta y Antauro se rebelaron desde las filas del Ejército con un puñado de 70 soldados contra el régimen fujimorista. El discurso "etnocacerista" que pronunciaron los hermanos tenía un inspirador: Isaac Humala.
Su filosofía plantea que la raza "cobriza" -indígenas y mestizos- debe volver a gobernar el Perú como hace 500 años. Se inspira en el imperio inca y en el general peruano Andrés Avelino Cáceres, que al mando de indígenas y campesinos resistió desde la sierra contra el Ejército chileno apostado en Lima durante la Guerra del Pacífico.
La influencia del doctor en sus hijos es esencial. "Isaac tiene la última palabra", afirma Toche. Cuando La Tercera le pregunta cómo su hijo construyó su discurso nacionalista, la precisión es inmediata: "El autor del etnocacerismo soy yo", dice.
Isaac y su esposa promovieron su propia ideología entre sus hijos. Tras el colegio, todos eran sometidos a una formación "espartana". Cada fin de semana debían exponer una lectura, en lo que llamaban "la sesión almuerzo". "Se daba un debate donde no cabía el concepto de papá o mamá", cuenta Isaac.
También se les fomentó el deporte, el trepar cerros, realizar largas caminatas y cabalgar. "Les nseñamos a sobrevivir en la naturaleza por si teníanque huir o hubiera una guerra", cuenta su madre.
El ingreso en el Ejército de Antauro y Ollanta también fue motivado por Isaac. El siempre ha considerado a las FF.AA. como un motor o un catalizador de los cambios sociales. Influenciados por su padre, los hermanos fundaron a fines de los '80 el Movimiento Etnocacerista (MEC), una logia al interior de las filas del Ejército cuestionaba las diferencias de sueldos entre el generalato y los soldados.
Las contradicciones del doctor
"Claro que soy racista", afirma tajante Humala. Partidario de un "racismo reivindicativo", dice que la "raza cobriza" debe gobernar el país por el derecho de sangre y por sobre extranjeros o peruanos extranjerizados, "que se creen gringos blancos". Al mismo tiempo, aplaude los cambios en Bolivia. "Recién la raza cobriza va a ser gobierno con Evo Morales, después de 500 años", dice.
Los adversarios de la familia han denunciado ciertas "inconsistencias". Cuestionan que Isaac, quien dice ser descendiente de incas, se haya casado con Tasso, de origen italiano, o que tres de sus siete hijos se hayan casado y vivan en el extranjero con personas de otras nacionalidades. También le critican que haya enviado a sus hijos al Colegio Franco-Peruano, uno de los preferidos de la clase alta limeña. Su esposa explica que procuraron darles a sus hijos "la mejor educación" en Perú y en el extranjero, para que luego pudieran "mejorar la patria".
Otra característica que sus adversarios le critican es su casa en Santiago de Surco, un pujante barrio de clase media de Lima. En realidad, él pertenece a una familia dueña de una gran hacienda, pero que durante la reforma agraria promovida por el general Velasco Alvarado, a finales de los 60, se vio reducida por las expropiaciones. Humala no guarda rencor. Siempre ha sido un velasquista, nacionalista y antichileno como él, y ha dicho que "era natural que los campesinos tuvieran derecho a esas tierras".
El antichilenismo del clan también tiene sus raíces en el patriarca, que sabe que el tema genera simpatía en sectores de la población peruana. Pese a la distancia temporal de los conflictos bélicos entre ambos países, Humala asegura que Chile sigue "abusando" de Perú a través de las inversiones en su país. "Chile es el caporal de Estados Unidos para Sudamérica. Cumple el mismo rol que Israel en el mundo árabe", señala.
No obstante, asegura que el etnocacerismo ha cambiado el sentir de las FF.AA. de su país y ha eliminado a los otrora elementos "traidores del Ejército peruano". "Chile no se va a atrever a invadir Perú", sostiene. Pero advierte: "Si desembarcan, los enfrentaremos, y cuando los chilenos se agoten de proveer a sus soldados y nosotros de matar chilenos, invadiremos Chile y reivindicaremos hasta el río Maule".
El distanciamiento con Ollanta
Para ampliar su apoyo político, Ollanta ha moderado su discurso, tomando distancia del racismo de su padre y afirmando que está dispuesto a negociar las condiciones del comercio entre Perú y Chile.
Pero la apertura no cayó bien en el clan. Isaac, ocupando el mismo lenguaje que en sus años en el PC, dice que su hijo perdió el espíritu revolucionario y se ha convertido en un reformista.
"Votaré por Ulises", dice Isaac, apoyando a su otro hijo candidato, pero que apenas figura en las encuestas y es sólo uno más de los 13 aspirantes presidenciales. "El representa la pureza del etnocacerismo", afirma.
lunes, enero 16, 2006
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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