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jueves, febrero 02, 2006

¿Cambio cultural en Chile?

Tomado de InvertirOnline.com

El triunfo de Michelle Bachelet en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Chile fue noticia de portada en los medios más importantes del mundo, primera vez en mucho tiempo que una elección latinoamericana alcanzara ese grado de cobertura en un mundo donde los titulares más relevantes surgen del medio oriente y de otras latitudes.

En Estados Unidos, tanto el New York Times como el Washington Post la destacaron en primera página y el programa de noticias más prestigioso del país, el Newshour with Jim Lehrer, le dedicó más de 15 minutos al tema, una eternidad en televisión. La elección por derecho propio de una mujer por primera vez en la historia como Jefa de Estado de una nación latinoamericana es, sin duda, un acontecimiento notable. Otras mujeres han ocupado la primera magistratura, pero gracias al protagonismo político anterior de sus maridos: Isabel Perón en Argentina, Violetta Chamorro en Nicaragua y Mireya Moscoso en Panamá. En Bolivia, Lydia Guelar ocupó la presidencia unos meses -pero no fue elegida sino designada por el Congreso después de una intervención militar-.

La cobertura internacional de la elección chilena deja muchísimo que desear, sin embargo, por su doble estándar y superficialidad al describir la cultura política chilena. La prensa destacó que Bachelet no sólo era socialista, sino que también agnóstica y separada con hijos de otra pareja. Es imposible encontrar referencias de prensa que hayan destacado lo mismo cuando asumió Ricardo Lagos en el año 2000, a pesar de que éste también es agnóstico, separado y con hijos de dos relaciones distintas. Es más, las referencias al estado civil de Bachelet generalmente eran presididas por referencias a la supuesta cultura conservadora de Chile, uno de los últimos países en legalizar el divorcio.

El Washington Post, en especial, dibujó la elección de Bachelet como una extraordinaria paradoja, ya que una mujer como Bachelet podría triunfar en una de las naciones más católicas del mundo, derrotanto a un distinguido empresario y hombre de familia que no ocultaba su asistencia a misa.

El problema con esta caracterización de Chile es que es falsa. Chile es un país con una larga trayectoria de anticlericalismo y la cultura política de izquierda más fuerte del continente. La separación de la Iglesia y el Estado se logra en la Constitución de 1925, y la política, en la primera mitad del Siglo XX, la domina un partido laico, el Radical. Los comunistas eligieron parlamentarios antes de la Revolución Rusa, logrando una votación extraordinaria en 1947, mientras que la Unidad Popular logra casi un 50% de las preferencias en el gobierno de Salvador Allende. La iglesia Católica ha sido desafiada no sólo por una izquierda anticlerical, sino que también por un movimiento evangélico importante que en el pasado se identificó con los Radicales, e incluso con la izquierda en las zonas del carbón, donde logró su mayor auge.

Además, Chile tiene una de las tasas más altas de separación matrimonial en América Latina, a pesar de su "ilegalidad". Los casos de Bachelet y Lagos son más bien emblemáticos. ¿Cómo se explica entonces que Chile haya sido uno de los últimos países en el mundo en legalizar el divorcio? La respuesta es muy sencilla y tiene que ver con el hecho de que la Iglesia Católica en Chile, a diferencia de la Argentina, por ejemplo, jugó un papel fundamental en la defensa de los derechos humanos durante la dictadura. Primero el Comité Pro Paz, que incluía a iglesias protestantes logró salvarle la vida a muchos chilenos facilitando su salida al exilio. Cuando el gobierno cerró el Comité, el Arzobispado de Santiago constituyó la Vicaría de la Solidaridad, organismo que luchó contra la represión documentando los abusos de las autoridades.

Con la derrota de Augusto Pinochet en el plebiscito de 1988 y el triunfo de la Concertación de centro-izquierda el año siguiente, la Iglesia le pasó la cuenta a los opositores del régimen militar, oponiéndose a la legalización del divorcio, educación sexual en las escuelas y otras medidas afines. El vínculo histórico de la Democracia Cristiana, miembro de la Concertación, con la Iglesia, complicó aún más una política progresista en temas culturales. Es una ironía histórica que la cuenta la pasa no tanto la Iglesia progresista que apoyó la defensa de los derechos de las personas, sino una jerarquía eclesiástica más conservadora ligada ahora más bien a los partidos que apoyaron a Pinochet, que a la Democracia Cristiana.

Por último, la Concertación tuvo que enfrentar la realidad de que no tenía mayoría en el Senado, un legado de la Constitución del régimen militar.

En otras palabras, Bachelet se aproxima en su biografía personal a la de la mayoría de los chilenos que vivieron el régimen militar. Para muchos otros, los que no habían nacido cuando regresó la democracia, representa una posibilidad de recambio en un país que culturalmente se ha insertado más y más en la cultura de la globalización que privilegia más las libertades personales que la ortodoxia del pasado.

Sin duda, el gobierno de una mujer presidente, que ha prometido caras nuevas en el liderazgo del país con una fuerte representación femenina, marca un giro cultural importante para la clase política Chilena, tanto de izquierda como de derecha, y el reconocimiento tardío que las desigualdades de género no tienen cabida en el mundo contemporáneo.

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.