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viernes, abril 13, 2007

“Es inevitable la rivalidad con Chile”

Agudo y acucioso investigador, el conductor de Sucedió en el Perú ha demostrado que las lecciones de Historia no tienen por qué ser tediosas. Desde esa perspectiva, Antonio Zapata analiza el marco en el que se desarrolla el aparentemente eterno conflicto entre el Perú y Chile, y sugiere lo que se debería hacer para que ambos países se involucren, ahora sí y en serio, en el proyecto que la globalización parece exigirles para asumir el futuro. Si eso fuera posible, claro.

En una semana en la que Ollanta Humala trató vanamente de encender la frontera del sur, y los gobiernos del Perú y Chile se esfuerzan por mostrar un clima de paz, Antonio Zapata, historiador y conductor del programa Sucedió en el Perú, (Canal 7) intenta disipar el desconcierto que rodea el eterno conflicto limítrofe.

–¿En algún momento Perú y Chile van a volver a ser como antes de la guerra?

–No es tan fácil percibirnos como amigos porque, más allá de la guerra, existe una rivalidad que tiene que ver con la hegemonía y el liderazgo económico y social, y con quién ‘la lleva’ en el Pacífico Sur.

–Actualmente ‘la lleva’ Chile...

–Sin ninguna duda.

–¿Perú ‘la llevaba’ antes de la guerra?

–No. Cuando los chilenos estudian Historia, interpretan que sus guerras fundamentales ocurren en el siglo XIX y son tres: la de la Independencia, la de la Confederación Perú-Boliviana, y la Del Pacífico. Es en el curso de las tres guerras que logran la hegemonía, no por una sola.

–¿Qué nos toca hacer, entonces?

–Un desarrollo por emulación. Existiendo el trauma de la guerra, la rivalidad va a continuar. Lo que debemos dejar de lado es considerarnos enemigos.

–Como las municipalidades de Arica y Tacna, que han firmado acuerdos para alcanzar el desarrollo conjunto...

–Ambas ciudades siempre han estado vinculadas. En realidad es un puerto y una ciudad que avanzan hacia la cordillera. Dada la interdependencia, imposible que, por más que haya frontera, dejen de tener los vínculos que la geografía impone.

–Se lo decía porque en Lima se habla de Tacna como el último bastión del patriotismo, pero en la vida real los tacneños optan más por dejar el pasado atrás...

–Claro, pero además el Perú siempre ha sido una madrastra con sus hijos. Es una madre muy poco afectuosa y poco dada al reconocimento. En países centralistas, las provincias fronterizas suelen tener reivindicaciones comunes para salir del olvido. Y si entrevistaras a descendientes de los tarapaqueños que vinieron de Iquique al Perú a comienzos del siglo XX, te dirán que los trataron mal, los abandonaron, y no cumplieron con las promesas de protección que les hicieron.

–¿Fue acertado que no se transmita el documental Epopeya?

–Tratar de prohibirlo fue una cojudez. Porque, primero, le das un montón de audiencia; y, segundo, no tienes un producto tuyo. Es válido tener un producto a través del cual expreses visualmente tu punto de vista sobre la guerra para que lo conozca todo el mundo.

–Al cumplirse 100 años del conflicto, se difundió una serie de ese tipo por Canal 7. ¡No tenía punto de comparación!

–Es un asunto de plata. Epopeya recibió un buen premio del Concytec chileno, apoyo del ejército chileno, y una serie de recursos que les permitió hacer una obra moderna. Coloca ese apoyo en el Perú en manos de documentalistas para que realicen una recreación de la Guerra del Pacífico, si quieres sorteando 200 mil dólares, y se obtendrá un producto A-1.

–Pero siempre se discutirá qué tan fiel a la realidad es tal o cual versión...

–Lo vital es darse cuenta de que no existe imparcialidad. Nadie tiene una máquina del tiempo que transporte al pasado para filmarlo tal cual fue. Incluso si así fuera, se tendría que elegir a quién se filma primero.Los países tiene apreciaciones sobre cómo fueron los acontecimientos y los recuerdan de cierto modo. Pedir neutralidad a los chilenos es una locura...

–Y a los peruanos también...

–Claro. Lo que se debe buscar es un punto medio, el de la racionalidad; así como la posibilidad de recoger los puntos de vista de historiadores de ambos países. Pero cada uno construirá su propio argumento, y eso es completamente legítimo.

–El alcalde de Arica ha recordado que en 1975 se creó una comisión entre ejércitos del Perú y Chile para tratar de unificar los datos históricos, pero hasta hoy no se han conocido los resultados.

–Ninguna de esas iniciativas ha cuajado, pero sé que es un esfuerzo que otros países han realizado, como Japón y China, luego de la invasión y la opresión de los primeros, a pesar de que esa ocupación fue peor de la que ejerció Chile sobre el Perú. Alemania y Francia también han alcanzado algo similar.

–¿Qué nos falta? ¿Voluntad política?

–Sí. Por otro lado, se debe entender que en ambos países hay clases sociales, y entre un momio y un roto hay una distancia inmensa, la misma que existe entre un pituco y un cholo. Y nada se parece más a un momio que un pituco. Ellos no son una unidad en bloque. Tampoco nosotros.

–Hay quienes proclaman que, mientras no se resuelvan temas pendientes, como la delimitación marítima, no será posible dejar atrás al pasado. ¿Es una posición acertada, anacrónica, antojadiza?

–Para mirar el futuro es necesario saldar la mayor cantidad de cosas del pasado. No absolutamente todas. Por ejemplo, las recomendaciones de la Comisión de la Verdad no han sido implementadas en su totalidad, pero que parte de la población que sufrió esos años horrorosos se haya podido expresar en las audiencias, ya es un avance notable.

–¿Qué es lo mínimo que tendría que resolverse entre Perú y Chile?

–Por entregar, no hay nada, aunque este tema de los libros podría ser un gesto significativo y bien considerado en el Perú si se concreta (sin embargo, me temo que empezará el debate de si están entregando todos los libros y los más importantes).

–¿No falta la delimitación marítima?

–Creo que sería buena idea acudir al Tribunal de La Haya. Es un árbitro neutro cuya resolución se debería aceptar pase lo que pase. Lo que los peruanos decimos es lógico: en las fronteras el mar sigue la línea de frontera, y no una paralela, y estamos perdiendo un montón. Por otro lado, los chilenos también tienen razón cuando nos dicen: "en los años 50, ustedes de propia voluntad firmaron una serie de tratados, y 50 años después recién se han dado cuenta. Lo siento, pero las cosas que se firman tienen consecuencias".

–¿Eso se resolvería en La Haya...?

–Claro.

¿Y por qué este gobierno peruano no acude a ese tribunal? (nota blogger: no sólo el actual gobierno. Perú planteó su reclamo -por primera- vez en 1986, hace 21 años... durante el primer gobierno de Alan García. Trascurrió desde entonces la década del gobierno de Fujimori y el gobierno de Alejandro Toledo, que tampoco realizaron ninguna acción).

Porque teme perder. (nota blogger: ¿Qué sucedería con el gobierno y el presidente peruano si pierde, luego que han convencido a los peruanos de tener la razón en su reclamo? ¿acaso no lo acusarían de inepto, traidor, vendido a intereses económicos chilenos, etc? ¿podría verse desestabilizada la democracia peruana? ¿por qué creen que Humala presiona tanto por ir lo más pronto posible al tribunal... es obvio, porque busca desestabilizar al gobierno para llegar al poder).

–Y Ollanta Humala, al presionar para que el Perú acuda a La Haya, en realidad aprovecha ese temor para obtener réditos políticos mostrándose como el promotor de una iniciativa que, sabe bien, el gobierno se resiste a asumir...

–Es obvio que en el caso de todos los nacionalismos, la reivindicación contra el extranjero tiene como propósito buscar réditos políticos internos. Lo hemos visto cientos de veces. Recuerden que el mecanismo de los gobiernos ecuatorianos en las fechas que se celebraba el Protocolo de Río de Janeiro, era hacer una agitación antiperuana para cimentar su posición y unirse en torno al tema del patriotismo. A veces digo, ¿por qué nosotros no podemos hacer alguna movida similar?

–Imagino que también se debe tener en cuenta la participación de Bolivia...

–Contar la historia de una guerra es como contar la de un divorcio: debes escuchar a las dos partes. Pero como en todos los divorcios, siempre hay tres partes. En la Guerra del Pacífico también, debe sumarse el punto de vista de los bolivianos. Y la opinión de ellos con respecto a los peruanos, a pesar de que fuimos aliados, es mala: "Ustedes nos metieron en esa guerra, nosotros aceptamos ayudarlos, y luego nos abandonaron y nos dejaron solos para que paguemos las consecuencias". Además, en ninguna batalla realizada en territorio boliviano, recibieron apoyo peruano; mientras que en la gran batalla de Tacna, se sacrificó el íntegro del ejército boliviano en defensa del Perú, incluso su presidente estuvo presente. Luego, cuando el Perú firma el Tratado de Ancón, lo hace solo, olvidando a su aliado, mientras Bolivia mantenía el estado de guerra. Eso también se debe explicar bien.

–En todo este contexto de desinformación, su programa resulta útil...

–Suele haber una gran distancia entre lo que se sabe en el medio académico y el saber común, pero en el Perú esa barrera es más grande aún. Como el saber común es transmitido por los maestros, nuestro programa trata de establecer un puente.

–Es importante saber que su aporte es reconocido por la audiencia...

–Eso que pasamos un tiempo experimentando. Límber Lozano (historiador productor) y yo llegamos a TNP hace seis años y progresivamente hemos ido adaptándonos a una versión del documental. El aporte de Ángel Calvo y su muñeco Benito también ha sido fundamental.

http://www.larepublica.com.pe/content/view/151240/

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.