Andrés Oppenheimer
Columnista de The Miami Herald y El Nuevo Herald
Guatemala— Cuando entrevisté a la presidenta chilena Michelle Bachelet durante su visita a Guatemala esta semana, mi primera pregunta fue sobre un tema que siempre me intrigó: ¿por qué motivo Chile, el país más exitoso de América Latina, no quiere asumir el rol de “modelo” para la región?
De hecho, Chile lidera América Latina en casi todo: es el único país que ha reducido la pobreza a la mitad en los últimos 17 años (del 39 por ciento de la población al 18 por ciento), ha crecido sostenidamente, y está muy por delante de sus vecinos en expectativa de vida y otros índices sociales.
En el Reporte de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas del 2006, una medición del desarrollo no sólo económico sino también social de los países, Chile aparece en el lugar número 38 del mundo, sólo después de Argentina (No. 36), y por encima de todos los demás países latinoamericanos.
Comparativamente, Uruguay está en el puesto número 43, Costa Rica en el 48 y Cuba en el 50. Sin embargo, por alguna extraña razón, Chile nunca ha querido asumir el rol de modelo económico, a pesar del hecho de que el presidente narcisista leninista de Venezuela se la pasa recorriendo la región aduciendo que los tratados de libre comercio –uno de los grandes motores del crecimiento económico chileno– están arruinando a las economías latinoamericanas.
¿Por qué no les gusta ser presentados como un modelo económico?, le pregunté a Bachelet.
“Bueno, usted sabe que en Chile nunca nos ha gustado hablar de “modelo”. Entre otras cosas, porque cuando uno habla de “modelo”, eso tiende a semejarse a una receta. Y la verdad es que hay experiencias que en un país pueden ser muy exitosas, y trasladadas a otro pueden ser un fracaso”, dijo Bachelet.
Bachelet dijo que a Chile le ha ido bien por tener un desarrollo democrático estable, además de estabilidad económica y una política fiscal responsable, en que los sucesivos gobiernos han ahorrado en años de vacas gordas para los años de vacas flacas. Asimismo, hay un cierto consenso social sobre la estrategia de desarrollo del país, basado en la exportación, señaló.
“En un país como Chile, de 16 millones de habitantes, es evidente que la demanda del mercado interno no le va a dar a la economía toda la dinámica (que requiere). Nosotros optamos por una estrategia de desarrollo con el ámbito exportador con mucha fuerza, entendiendo que estamos en un mundo globalizado, con una economía abierta”, dijo Bachelet.
La presidenta recordó que, durante un reciente viaje a Vietnam, el primer ministro vietnamita le dijo que “un pescador, si pesca en la orilla, va a sacar peces pequeñitos, pero si va a mar abierto, va a sacar más peces y de mayor tamaño”.
Agregó: “Nosotros en Chile optamos por entender que lo mejor que podíamos hacer era insertarnos en este mundo (globalizado), y hoy día tenemos 54 convenios de libre comercio firmados, y cuando terminemos este año el tratado de libre comercio con Japón, vamos a tener un mercado de aproximadamente 3 mil millones de personas”.
“¿Por qué no asumen un mayor liderazgo regional?”, le pregunté. “Lo estamos haciendo en la medida de lo que somos como país”, respondió. Chile se ve a sí mismo como “un país capaz de ser un puente articulador” entre naciones. “Nos vemos como un país amable, que quiere trabajar mucho más con sus vecinos, pero somos muy respetuosos de la libertad y los deseos de los propios países amigos”, agregó.
Otros funcionarios chilenos me señalaron que Chile no puede volar más alto porque sus vecinos ya lo ven como demasiado “agrandado”, y porque los críticos internos señalan que todavía hay demasiados problemas sin resolver como para salir a exportar un modelo.
Mi opinión: soy un admirador del modelo chileno. En una región en que muchos países están “refundando” la nación, y en que cada nuevo presidente deshace lo que hizo el anterior, Chile ha logrado mantener el rumbo, y ha probado que hay tal cosa como gobiernos de izquierda que pueden reducir la pobreza sin cerrar periódicos ni encarcelar a los opositores políticos.
Y me gustan líderes como la presidenta chilena. Sólo quisiera que apunte un poco más alto. Puede que tenga razón en pensar que a Chile no le conviene enfrentarse a Chávez. Pero si Bachelet tan sólo comenzara a hablar de la existencia de una “izquierda moderna”, o una “izquierda globalizada”, ayudaría mucho a modernizar la región sin atacar a nadie. ¿Lo hará? Ojalá lo haga, por el bien de Chile y de Latinoamérica.
http://www.diario.com.mx/secciones/opinion/nota.asp?notaid=d47cbd771521db0ec9b7c77645bd4481
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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