Debería darle las gracias, señor canciller. Y lo digo con respeto. Por la enorme difusión que su gesto le dio a un documental que TVN había promocionado sólo tímidamente. Pero no lo haré. Porque al igual que todos los involucrados, los que hicimos “Epopeya” hemos perdido. Ninguno de los actores de este acto hemos salido bien parados.
Usted ha perdido, porque ha dejado en mal pie a su repartición, que ahora aparece como débil y partidaria e instigadora de la censura. Y sí, fue censura. El diccionario la define así: acción de examinar una obra destinada al público, suprimiendo o modificando la parte que no se ajusta a determinados planteamientos políticos, morales o religiosos, para determinar si se puede o no publicar o exhibir.
Durante los doce años que trabajé en el departamento de prensa de TVN, la definíamos también como “la alteración de cualquier elemento de la pauta programada, realizada a instancias de un elemento externo al departamento”.
Créame, señor canciller, fueron años de dar la lucha contra la insoportable tentación de los políticos de turno de interferir con nuestros criterios. Y la dimos. Y casi siempre ganamos. Ahora usted ha dañado eso por lo que decenas de periodistas, productores, camarógrafos, asistentes y choferes de prensa luchamos. Porque en ese departamento, del primero al último, éramos celosos guardianes de nuestra independencia. Y usted la lesionó gravemente. Lamentablemente, el público no excluirá de sus cuestionamientos al departamento de prensa de TVN. Será TVN a secas. Y, para peor, lo hizo sin saber cuál era el contenido de “Epopeya”.
También perdió el directorio del canal público, porque su autonomía ha sido seriamente lesionada ante el único juez realmente autorizado para pedirle cuentas: su audiencia. En palabras del ex Presidente Frei, fue improvisación. Resulta inaceptable que conociendo el proyecto y su contenido, el directorio tuviese que reunirse dos veces a instancia suya, para finalmente postergar la emisión del programa. Dicho sea de paso, si durante 128 años las relaciones entre Perú y Chile han sido ahí no más, usted deberá obrar maravillas para que mejoren hasta el punto de emitir el documental este año, como se ha prometido.
Ha perdido también el Gobierno, que aparece como ignorante de su iniciativa. Y los que no creen en esa ignorancia, catalogan al Ejecutivo de cómplice. Si no lo sabía, debió saberlo. Si lo sabía, no debió permitirlo, así de simple. Su frase, sobre mirar hacia el futuro, contradice diametralmente uno de los lemas de la Concertación: no hay mañana sin ayer. Ahora da la impresión de que revisamos el ayer cuando nos conviene. También perdieron los ciudadanos de Bolivia y Perú. Porque no podrán ver, por ahora, una realización que recogía su opinión, su sentir, sus anhelos, sus impresiones, sobre un conflicto que aún pesa en nuestras relaciones. La postergación de “Epopeya” es una prueba más de que aún no superamos esa guerra.
Nuestras relaciones bilaterales también han sido dañadas. Porque el tema ha surgido como un nuevo punto de conflicto, animando la aparición de discursos ultranacionalistas y xenófobos que no contribuyen en nada a mejorarlas.
Pero, parafraseando a Benedetti, nosotros, los que hicimos “Epopeya”, somos los que hemos perdido más. No sólo porque velamos desde el principio por incluir la visión de nuestros vecinos, tratando de hacer un producto interesante y constructivo. No sólo porque reflejamos distintas opiniones en los tres países, sino también las divergencias al interior de esos países. No sólo porque mostramos los flancos débiles de la historiografía chilena, peruana y boliviana, que mantienen un discurso anclado en el surgimiento del Estado nación y no de un mundo integrado y globalizado donde se coopera en un marco de respeto a las diferencias. Tampoco por haber hecho un recuento de las batallas de esa guerra, que a fin cuentas sobre ellas se forjó gran parte del carácter nacional. Ni por haber dado fidedigna cuenta de los abusos que esas tropas cometieron en la ocupación de Lima, porque creo que conocerlos y reconocerlos impedirá que alguna vez se repitan.
Nosotros hemos perdido más porque ahora, quienes vean el documental, no podrán librarse del prejuicio. Y como todos, buscarán en él algo que confirme ese prejuicio. Su gesto echó por tierra gran parte de nuestros esfuerzos. No crea que no me pongo en sus zapatos. Quizás haya algo absolutamente desconocido que podría comprometer la seguridad nacional o la supervivencia de nuestro país, que usted sabe y yo no, que eventualmente podría justificar algún reparo de su parte. Pero usted no nos lo ha dicho. La diferencia entre nuestras posturas es que yo quiero que vea “Epopeya” y quiero saber qué razones hubo para censurarla. Y usted no quiere verla ni quiere darnos una explicación convincente de por qué pidió su postergación sin haberla visto. LND
http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20070318/pags/20070318014011.html
lunes, marzo 19, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario