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martes, mayo 23, 2006

Apocalípticos y desintegrados

Nota: Acertadamente, Chile ha sabido mantenerse distante pero amistoso con estos bloques de "integración", que nunca han funcionado... y ha optado por abrirse al mundo, al tiempo que ha negociado bilateralmente con cada país. Este proceso de "desintegración", no es más que un reflejo del tercermundismo que se perpetúa en Latinoamérica... y la reacción de paises que no quieren aceptar que la globalización está aquí para quedarse.

Tomado de AmericaEconomia.com

Ni siquiera el torrente furioso de las Cataratas de Iguazú fue suficiente para apagar el fuego. Después de casi cuatro horas de debate, la cumbre presidencial de Puerto Iguazú –convocada de urgencia tras la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia– no resultó ser el bálsamo esperado, más allá de las obvias buenas intenciones que los comunicados de las cancillerías insisten en repetir. El presidente boliviano, Evo Morales, no rectificó su calificación de “chantaje” a la anulación de inversiones en su país anunciada por la estatal brasileña Petrobras.

Su par brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, quien había apoyado al líder cocalero en las elecciones bolivianas, intentó un equilibro imposible entre aquel respaldo y su tibio apoyo a Petrobras en sus negociaciones con Morales y su decisión de llevar el conflicto a un arbitraje internacional. Por detrás de esas posturas, la zanja abierta entre Lula y el venezolano Hugo Chávez, a quien los analistas señalan como el verdadero respaldo de la decisión de Morales, se ensanchó aún más.

No es el único conflicto abierto por el líder bolivariano en los últimos días. A mediados de abril Venezuela, que el año pasado registró un intercambio comercial con el mercado estadounidense de US$ 40.300 millones, un 102% más que en 2003, decidió retirarse de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) en respuesta a la firma de tratados de libre comercio de Perú y Colombia con EE.UU. Peor aún, Chávez retiró al embajador venezolano de Lima luego de que Perú ordenara la salida de su representante en Caracas por las intromisiones del comandante en el proceso electoral peruano.
Pero si la CAN es un volcán en erupción, no lo es menos el Mercosur. Los dardos cruzados entre el presidente argentino, Néstor Kirchner y su colega uruguayo, Tabaré Vázquez, son cada vez más filosos a raíz de la crisis por la instalación de dos plantas de celulosa en Uruguay.

A tanto llegan las divergencias que mientras Kirchner asistía al cónclave de Iguazú, Vázquez se reunía en Washington con George Bush con la declarada intención de profundizar los lazos comerciales y con otra algo más implícita: degradar su adscripción a mero miembro asociado en el Mercosur. No es el único socio en retirada: el gobierno paraguayo señaló que el Mercosur no es el proyecto que su país desea y dio a entender que no descarta salir de ese bloque si no son contempladas las demandas de las economías menores.

Bienvenidos a la selva sudamericana, en la que la tan declamada integración fue reemplazada por una pugna cruzada de todos contra todos. “Mientras el mundo camina hacia la integración de grandes bloques políticos y comerciales, Sudamérica avanza hacia la desintegración”, dice el analista político brasileño Walder de Goes, en Brasília. El problema es que esa mayor fragmentación, el retorno de los nacionalismos y la creciente inestabilidad en las reglas del juego no serán una cuenta gratis para la región. Son nuevas mochilas que se suman a la ya pesada carga que soporta Sudamérica y que le hace perder terreno a la hora de captar más y mejores inversiones y de insertarse con éxito en la economía global.

Con todo, habrá que resignarse. Por lo menos, mientras no haya instituciones supranacionales que moderen los personalismos presidenciales. “Se necesitan más y mejores instituciones que estén por encima de las diferencias de países y estilos de liderazgos”, dice Antonio Ortiz Mena, director de la división de Estudios Internacionales del Centro de Investigaciones y Docencia Económica, en Ciudad de México. “Sin eso, no veo cómo un gobierno como el de Álvaro Uribe pueda sentarse con el de Chávez a negociar una política conjunta”.

Acuerdo de papel

El fracaso del Mercosur es otra prueba evidente. Amén de las eternas discusiones comerciales entre Argentina y Brasil, el conflicto ambiental por la instalación de dos plantas de celulosa en Uruguay detonó una crisis en apariencia terminal para el bloque del Cono Sur. A la presunta violación uruguaya del Tratado binacional del Río Uruguay, le siguieron los piquetes –si no alentados, al menos permitidos por el gobierno de Kirchner– que cortaron el paso de personas y mercaderías desde Argentina rumbo a Uruguay. Ante eso, las instituciones del Mercosur fueron inútiles para solucionar esas controversias. De hecho, el gobierno argentino terminó por iniciar una demanda contra Uruguay en la Corte Internacional de Justicia de La Haya, mientras el uruguayo presentó un documento a la Organización de Estados Americanos (OEA) como queja por el bloqueo del tránsito internacional. Créase o no, hasta hace sólo un par de años los líderes del Cono Sur decían soñar con una moneda y un Parlamento común.

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.