Tomado de revista America Economia
América Latina vuelve a una encrucijada. Como en el cuento de Borges, la región está de nuevo en un jardín de senderos que se bifurcan. Las últimas elecciones presidenciales en Bolivia, Chile, Colombia, Perú y México apuntan hacia dos estrategias, dos senderos opuestos. Por un lado, Bolivia, con un desarrollo introvertido, volcado a repetir la historia, donde la lucha de clases se tiñe de coloridos indigenistas. Y, por el otro, Chile, con un desarrollo extravertido, inmerso en la globalización, símbolo del evangelio neoliberal y de la apuesta por la economía de mercado. Ambas lecturas de estas elecciones son posibles. Ambas, sin embargo, carecen de matices para sintetizar las transformaciones que vive la región.
La victoria de Evo Morales se convirtió en un fenómeno mediático, en particular en los periódicos europeos y estadounidenses. Como hace unos años, cuando Hugo Chávez se alzó al poder en Venezuela, los estereotipos latinoamericanos se reactivaron. Entonces, el Buen Revolucionario volvió a lucir su verbo eléctrico en el continente. Con Evo Morales, la revolución bolivariana caribeña parece extenderse al altiplano andino, reactivando otro de los grandes estereotipos del continente: el del Buen Salvaje, en su versión posmoderna, con móvil y acceso inalámbrico.
Este cambio de rumbo puede desembocar en otro callejón sin salida. Mientras otros países de la región siguen apostando por opciones opuestas, como Perú o Colombia –ambos acaban de firmar y ratificar tratados de libre comercio con Estados Unidos– la reelección de Álvaro Uribe en Colombia y la victoria minimalista de Felipe Calderón en México mostraron que no todo en la región es oleada izquierdista. Igualmente, la elección de Alan García no ratificará una santa alianza de las izquierdas latinoamericanas, como lo muestra la vehemencia con la cual busca desmarcarse de Chávez. Éstas aparecen hoy más desunidas que unidas, como lo muestran las tensiones entre Chávez y su vecino peruano o, más al sur, entre el Uruguay de Tabaré Vázquez y la Argentina de Néstor Kirchner.
Sin embargo hay una tendencia más sutil e igualmente importante que la del auge nacional-populista. En Chile, con Michelle Bachelet, por primera vez una mujer se asomó a la presidencia del país. En este país, con un PIB nominal 10 veces superior al de Bolivia, los Buenos Revolucionarios dejaron de estremecer el paisaje político hace años. El dictador de gafas oscuras fue perdiendo, juicio tras juicio, su sonrisa de Mona Lisa. El país goza de nuevo de tasas de crecimiento “asiáticas” (6% en 2005), impulsadas por un modelo exportador y precios del cobre en máximos históricos.
El país se ha volcado, desde hace un cuarto de siglo, a un pragmatismo económico que se fue anclando, reforma tras reforma, combinando apertura exterior con controles de capitales, privatizaciones empresariales con regulaciones de pensiones, apuesta por la economía de mercado y mantenimiento bajo control estatal de una buena parte de la riqueza del cobre. En Chile no se ha dado el triunfo del Buen Liberal sobre el Buen Revolucionario. El éxito del modelo es precisamente haber conseguido desarmar los modelos y deshacerse de los paradigmas, haber impulsado de manera pragmática y gradual una política económica de lo posible. Esta senda también la emprendieron otros países de la región, empezando por Brasil y México, pero también Colombia o Uruguay.
En los próximos meses el maratón electoral seguirá en América Latina. Después de México, votará en octubre Brasil, y luego Ecuador, Nicaragua y, por último, Venezuela. En menos de un año se habrán celebrado en total una docena de elecciones presidenciales. La intensidad del ciclo político alimentará los noticieros. Puede que más Buenos Revolucionarios surjan de las urnas. Sin embargo, cuando miremos hacia atrás, lo que resaltará será probablemente el mantenimiento de un rumbo posibilista, pragmático y gradualista. Chile, Colombia, México apostaron por una economía política de lo posible. Gane quien gane en las elecciones brasileñas esta apuesta seguirá igualmente vigente en Brasil.
Lo más llamativo, sin embargo, está en la densidad misma del baile: las democracias latinoamericanas están alcanzado sus veinticinco años de promedio de vida. A pesar de los sobresaltos en ningún país el baile fue interrumpido de manera abrupta. En todos, los sueños y las pesadillas brotaron, pero siempre surgiendo de las urnas.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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