No es de los que anda poniendo la bala donde pone el ojo, pero sí lo hizo en la decisión más importante de su vida: ser diseñador de autos.
Raúl Claro (31) lo soñó desde chico. Mientras sus amigos lustraban la pelota de fútbol, él no sacaba la cabeza de los motores y las carrocerías. Gastó las ruedas de tres triciclos dando vueltas por el jardín, simulando la Fórmula Uno, y pasó innumerables recreos en el Colegio Newland dibujando autos, autos y más autos.
Era evidente, entonces, que su futuro profesional iba por ahí. "Nací con los autos, es mi pasión", cuenta Raúl. Por eso, entró a estudiar diseño en la Universidad Diego Portales, pero a los dos años se dio cuenta de que su camino era otro. Tenía clarísimo dónde quería estar.
"El que no arriesga, no cruza el río", se dijo y se inscribió en el Instituto Europeo di Design, en "La Meca" del diseño automotor a nivel mundial: Turín, Italia. Ahí es donde están las principales compañías del rubro y todas las grandes marcas de vehículos tienen importantes oficinas.
Los cuatro años en la carrera de Transportation Design le sirvieron para entrar a trabajar a una agencia donde participó en el diseño de yates y autos para muchas marcas.
Luego, vino el gran salto. La empresa Pininfarina, durante muchos años el principal referente del mercado del diseño automotor mundial, lo "pidió prestado". Ahí formó parte de los equipos que proyectaban trenes, máquinas de nieve y otros tipos de vehículos, además de todo tipo de automóviles: desde autos chinos hasta Ferrari. "Una excelente escuela, por el ritmo y la diversidad de los trabajos", explica Raúl.
Su tarea consiste en ser el punto medio entre los ingenieros y los diseñadores: "Me ocupo de que el diseño sea factible". Se comienza con un dibujo, aunque confiesa Raúl, esta parte romántica del diseño es cada vez más corta y menos relevante. Eso se transforma en una maqueta tridimensional sobre la que trabajan distintos equipos profesionales y que finalmente, en alrededor de dos años, se convertirá en un vehículo listo para la producción. Claro participa en todas las etapas de este proceso.
De Pininfarina saltó a Bertone, otro de los pesos pesados en el diseño de autos. Su jefe en aquel lugar, un norteamericano de ascendencia italiana, lo llevó a Nueva York para formar una agencia que trabaja para distintos clientes del mundo tuerca.
Desde Chile, online con la vanguardia en EE.UU.
Claro reside en Chile y trabaja online todo el día con Estados Unidos, adonde viaja regularmente. El año pasado presentó un prototipo en el Salón del Automóvil de Ginebra y Nueva York: el SAAB Phoenix. Un logro no menor, ya que cada año se presentan en todo el mundo no más de 15 ó 20 prototipos.
La industria del diseño industrial en la que está inmerso no es demasiado grande, por lo que conoce a gran parte de sus colegas en distintos países. Entre ellos, no se ha topado con ningún otro chileno.
De este ambiente automotor, se ríe cuando cuenta que "pensaba que tenía más glamour". De hecho, la única vez que en estos años ha pensado "qué hago aquí" fue en Los Angeles, en una comida, invitado por el presidente de la SAAB, donde le tocó compartir la mesa principal con un actor de Hollywood.
El resto se lo toma con humildad. Y asegura que no siente especial orgullo cuando ve en las calles autos en cuyo diseño tuvo alguna participación. Y aunque está consciente de que ha alcanzado un éxito importante en su desarrollo profesional, dice: "Sigo trabajando y mirando hacia adelante".
¿Su próxima meta? "Me falta todavía tener un diseño totalmente mío en un auto".Mi Gurú: Marcello Gandini
Es uno de los diseñadores de autos más influyentes del siglo XX. Tuvo su actividad profesional en Bertone, donde diseñó autos como el Lamborghini Countach, Alfa Romeo Montreal, Lancia Stratos, entre muchos otros que hoy son leyenda. El diseñó los autos deportivos italianos más admirados de los años 60 y 70.
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