Mientras los países de la región apuestan al desarrollo de sus instituciones armadas, en la Argentina se mirá para otro lado. El año próximo se profundizará la estrechez presupuestaria. Sólo se destinará un pequeño aumento que no servirá para paliar las consecuencias de la inflación
Las Fuerzas Armadas volvieron a estar en el centro de la escena a raíz del caso de corrupción que le costó el cargo al jefe del Ejército, el general K Roberto Bendini. Fue el corolario de la política que viene desarrollando desde hace más de cinco años el matrimonio K y que hoy encuentra a las Fuerzas Armadas atravesando por una delicada situación, producto de la campaña de desprestigio impulsada por el propio Gobierno y el ahogo presupuestario.
Todo país serio tiene en sus Fuerzas Armadas un resguardo de su nacionalidad. Pero, lejos de tomar conciencia de eso, todo indica que durante 2009 Cristina Fernández profundizará su política de desguace. Según pudo constatar Hoy, en el proyecto de Presupuesto 2009, que fue elaborado por el Poder Ejecutivo y que ahora se discute en el Congreso, en el análisis del gasto por finalidad y función, que permite establecer las orientaciones proyectadas por el Gobierno nacional, surge que se le otorgó un aumento irrisorio a los servicios de defensa. Este rubro incluye “las tareas esenciales para el desarrollo de las capacidades operaciones del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea”.
“Las tres fuerzas destinan la mayor cantidad de sus recursos al adiestramiento de personal y al alistamiento de los medios para obtener aptitud y actitud operativa de los sistemas de armas y stocks mínimos de munición, a los efectos de disponer de una capacidad de disuasión creíble que posibilite desalentar amenazas que afecten intereses vitales de la Nación”, consigna el proyecto de Presupuesto.
Pero los números hablan por sí solos: en 2008 fueron asignados $ 5.307 millones, mientras que ahora la inversión será de $ 5.900 millones, es decir un aumento de $ 593 millones, lo que representa un aumento del 11 por ciento, es decir, un tercio del índice real de inflación, que viene carcomiendo el poder adquisitivo de los asalariados (incluidos los militares) y que también provocará un aumento sostenido de los insumos.
Las dificultades presupuestarias causan malestar en los ámbitos castrenses. Y no es para menos ya que en Sudamérica se está dando un proceso de rearme generalizado y nuevas hipótesis de conflicto que no apuntan tanto a la confrontación entre países limítrofes (más allá de las rispideces entre Colombia, Venezuela y Ecuador), sino a la defensa de los recursos naturales como el petróleo, el gas y, principalmente, el agua dulce. La reactivación de la IV flota norteamericana, que estará cerca de la frontera marítima brasileña, no es un hecho menor. El vecino país acaba de descubrir importantes yacimientos de petróleo en el mar.
Actualmente, la Argentina, se encuentra en la retaguardia en lo que se refiere a gasto militar. Es el país de la región que menos invierte, en relación con su Producto Bruto Interno (ver infografía), para el desarrollo de las Fuerzas Armadas. Actualmente la Argentina destina sólo el 0,87% de su PBI, cuando en Chile se invierte el 3,73%.
“Argentina a principios de los ‘80 dedicaba del 3 al 3,5 de su PBI a defensa y 15 por ciento del presupuesto nacional. Eso fue descendiendo y a partir de los ‘90 llegó a un punto del PBI y a 7 puntos del presupuesto, es decir una reducción real del 50 por ciento. Todo esto manteniendo la antigua estructura”, le dijo a Hoy, Fabián Calle, investigador senior del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) e investigador del carrera del CONICET. Agregó: “El resultado de esto fue un deterioro de las capacidades materiales muy profundas. Esto potenciado a que se hizo una reforma precipitada del servicio militar en 1994. El servicio militar voluntario requiere un aumento de los gastos porque significa una fuerza armada con mayor capital. En la Argentina se pasó de un sistema militar obligatorio a otro profesionalizado bajando el presupuesto. Hay que tener en cuenta que Chile lleva ocho años reformando el sistema militar. Nuestro país lo hizo en un año”.
Calle sostuvo que un factor importante, que cada vez genera mayor preocupación, es que el 75 por ciento de los gastos de defensa van a gasto de personal, “mientras que el resto se destina a gastos operativos y adquisiciones . Cuando el promedio mundial es un 60/40 o un 55/45”.
“Esta relación 75/25 en la que está sumergida el país significa un deterioro brutal del material que tiene el país y lo imposibilita a renovar nuevos materiales. Argentina, además de tener una política de bajo presupuesto durante los últimos 20 años, no ha desarrollado una política de recursos extrapresupuestarios ligados a materias primas como sí lo ha hecho Chile con el cobre o Brasil con el petróleo off shore”, dijo el especialista.
El investigador del CONICET afirmó que la Argentina no debe apuntar a tener un sistema bélico agresivo, “pero lo que hay que mantener son aceptables niveles de disuasión. No para pretender lo ajeno sino para que no nos quiten lo propio. Esto no implica renunciar a la integración y la cooperación con los países vecinos, sino todo lo contrario.
Un reciente informe elaborado por el Centro de Estudios para la Nueva Mayoría, los países de Sudamérica donde más ha aumentado el gasto militar son: Paraguay (34%), Brasil (32%),venezuela (29%), Bolivia 24%, Chile (22%); Perú y Ecuador (19%).
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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