Una revisión a la prensa internacional de los últimos años demuestra que Chile es percibido crecientemente como un "país modelo" entre las naciones en desarrollo. Destacados analistas internacionales, como Jorge Castañeda en su columna en La Tercera del 26 de marzo, han destacado a nuestro país como un caso de éxito en un continente caracterizado por las crisis institucionales, la pobreza crónica y corrupción generalizadas.
Cabe preguntarse, sin embargo, por las implicancias, conveniencias y compromisos que esta descripción externa trae sobre el futuro desarrollo institucional y político de nuestro país. No es primera vez que Chile es puesto como ejemplo en el continente: el ex Presidente de Estados Unidos Franklin D. Roosevelt expresó simpatías y apoyo al Frente Popular de Aguirre Cerda, en un momento en que muchos gobiernos latinoamericanos eran gobernados por dictaduras con simpatías hacia el nazismo; el ex Presidente Frei Montalva recibió amplio respaldo de EEUU como modelo alternativo de cambio social frente a la amenaza entonces representada por la Revolución Cubana; el Presidente Allende tuvo la oposición de Washington, pero hubo amplias simpatías desde Europa Occidental, de los ex países socialistas y del Movimiento No Alineado por intentar un tránsito pacífico al socialismo; los impulsores de las reformas económicas durante el régimen militar también lograron reconocimiento en los círculos financieros y económicos internacionales, en momentos de auge de las políticas que cristalizaron en el llamado Consenso de Washington.
Tal vez la principal diferencia entre entonces y ahora es que los logros conseguidos en estos años han implicado un salto cualitativo que pone al país en el "umbral del desarrollo" y se han hecho sin sacrificar otras dimensiones esenciales de la convivencia social: imperan el Estado de Derecho y las libertades públicas, el respeto a los DDHH, no hay polarización política y Chile no ha tenido que subordinar su política exterior a intereses de las potencias.
Las "credenciales internacionales" son un activo que mejoran el posicionamiento y margen de acción de un país en el nivel global, pero también conllevan obligaciones y responsabilidades que hay que asumir con una mirada estratégica. En el clásico libro de Robert Jervis Perception and Misperceptions in International Politics se explica bien cómo la percepción de otros actores restringe o amplía lo que un país puede hacer en sus relaciones exteriores.
Los pilares del actual prestigio internacional del país han sido la modalidad de la transición y cómo se han abordado los traumas del pasado, la eficiencia de las instituciones, los logros económicos desde 1990, la capacidad de alcanzar acuerdos políticos en temas fundamentales y, en las relaciones exteriores, la inserción múltiple a través de distintos tratados de libre comercio y haber asumido las responsabilidades internacionales que nos corresponden como país que tiene una alta integración al mundo y que se beneficia de la globalización.
Para mantener la credibilidad internacional, es necesario recordar que en el futuro los temas domésticos serán también cada vez más de injerencia internacional; que la buena vecindad es un elemento imprescindible para expandir y consolidar lo ya logrado; que lo económico y político no es posible disociarlo en el largo plazo en las relaciones internacionales; que hay que cautelar tener agenda propia y no de otros cuando Chile sea presentado como "país modelo" y que no hay free ride, como dicen en inglés, en la vinculación con un mundo que está cada vez más globalizado.
Un país que elude sus responsabilidades y pretende ser sólo receptor de beneficios pierde credibilidad y se expone al aislamiento. Es en este marco, por ejemplo, ante el imperativo de la buena vecindad, que hay que considerar la continuidad de la presencia chilena en Haití. Otros países de gran prestigio internacional son precisamente aquellos que han logrado aprovechar las oportunidades de un mundo más integrado, pero que al mismo tiempo han sido consistentes en sus compromisos frente a otros dramas de nuestro tiempo como la pobreza, las catástrofes humanitarias, el resguardo del medio ambiente, o los DDHH. Chile puede seguir la misma senda.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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