Chile y Bolivia se aprestan a ingresar a semanas decisivas en su vida política, aunque el grado de incertidumbre y de dramatismo difiere enormemente entre un caso y el otro.
El 11 de diciembre habrá elecciones en el país de Ricardo Lagos y una semana después, el domingo 18, el escenario de los comicios será la nación que preside Eduardo Rodríguez. Cada uno de estos pueblos adoptará sus opciones en las urnas. Pero ahí parecen acabarse las semejanzas.
Chile llega a las elecciones en un clima de enorme estabilidad y previsibilidad.
Las encuestas de las últimas semanas muestran que Michelle Bachelet, la candidata de la Concertación oficialista, tal vez no alcance un triunfo en primera vuelta que hasta hace algunos meses parecía muy probable. Sebastián Piñera, de Renovación Nacional, ha crecido en los sondeos al punto de llegar con expectativas de confrontar con Bachelet en una segunda vuelta, aunque las mismas encuestas señalan que el impulso no le alcanzaría para derrotarla en ese tramo decisivo.
Pero lo más importante es que, fuera de los mismos actores de la política chilena, nadie en la región vive este comicio con alguna ansiedad particular. Porque gane quien ganare, todos esperan que Chile continúe con sus mismas políticas de los últimos años.
Un solo dato muestra la continuidad chilena: el derechista Piñera ha prometido persistir en el sendero económico de la Concertación, que cuando llegó al poder, hace 15 años, prometió mantener el rumbo económico que había iniciado el pinochetismo.
Pero las cosas son distintas en el caso boliviano.
Allí hay dos contendientes con posibilidades, pero las políticas que prometen adoptar difieren fuertemente entre sí.
Evo Morales, el dirigente cocalero, llega a los comicios como un líder contestatario con fuertes simpatías por políticas de confrontación con Estados Unidos y de nacionalización de los hidrocarburos. Jorge Quiroga, su rival, asoma como todo lo contrario, es decir como el hombre que garantizará la inversión privada y que buscará en Estados Unidos (país donde estudió) a un aliado que lo ayude a solucionar los graves problemas del país.
Algunos observadores estiman que un triunfo de Morales podría lanzarlo en la senda de una alianza con Hugo Chávez, por lo cual analistas como el argentino Juan Gabriel Tokatlian recomiendan "crear un triángulo virtuoso Brasilia-La Paz-Buenos Aires antes de que se pueda alimentar la idea de un eje entre La Habana, Caracas y La Paz".
El otro gran temor es a una secesión territorial, ya que los habitantes de Santa Cruz de la Sierra, la zona más rica de Bolivia, han manifestado reiteradamente su voluntad de separarse del país, sensación que se profundizaría con un eventual triunfo de Morales.
De modo que las cancillerías sudamericanas afinan la vista ante dos acontecimientos que definirán el perfil futuro de la región.
Pero mientras en el caso de Santiago todo apunta a la normalidad, en el de La Paz las ansiedades marchan en un sentido exactamente opuesto. Sudamérica es así, y los analistas y los periodistas nunca tenemos la posibilidad de aburrirnos.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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