Tomado de Correo, Lima - Perú
Nota: Como lo he dicho antes, Perú, ha caído en una espiral nacionalista (impulsado por los propios medios que ahora levantan la voz de alerta) del que, ahora, no puede salir.
Hace dos meses, el 30 de setiembre exactamente, cuando Ollanta Humala apenas contaba con el 6% de las preferencias nacionales, escribí aquí mismo “Humala: muertos y heridos”. Decía entonces que quien hasta ese momento era considerado apenas como una curiosidad por la prensa y la nomenclatura política, terminaría fagocitando los tradicionales votos de la demagogia y el populismo aprista y de la otorongofobia fujimorista para, con esa poderosa legión, disputarle a Lourdes Flores Nano, a la sazón primera en las encuestas, la Presidencia en una segunda vuelta. Y esto, en razón de que el APRA ya no encendía la imaginación de los más pobres y el fujimorismo sin Fujimori era simplemente nada.
Sospecho que, a excepción de Humala, muchos miraron mal mi artículo. Y, por supuesto, lo de “sospecho” es sólo por Humala. Porque, valgan verdades, recibí mohines de todas partes. Los más inesperados, de mis amigos los liberales que, como están demostrando los acontecimientos, siempre están políticamente en la luna. ¡Creyeron que yo estaba a favor de Humala! Y todo por hacer un análisis político que a la postre me viene dando la razón. Ni qué se diga de los apristas que sentenciaron por toda respuesta que “éste ha fumado de la mala”. Pobres. La que tendrán que fumar ellos para mitigar el dolor del desastre. Y los fujimoristas llegaron al colmo de acusarme de “cívico”, ¡a mí!, por dudar de que el ingeniero ya tenía un pie puesto en el Jorge Chávez en vez de los dos que tiene hoy en un calabozo chileno. Dadas las reacciones, virulentas todas, Humala desapareció de todos mis artículos. Hasta hoy que nuevamente es hora de hablar.
No por vanidad es que me han precedido estas líneas. Simplemente es para demostrar que en política el engaño fatídico es ver y oír sólo lo que se quiere. Y lo que nadie quiere admitir es que hoy, si Humala está donde está, siendo quien es y representando lo que representa, es porque el pueblo, en una mayoría que se construye con los días, quiere un golpe de Estado. ¿O no son, señores, los militares sinónimo de orden, los que mandan, como en los viejos tiempos de los cuartelazos, a los políticos a su casa y ponen candado a la democracia? Esa es la ruptura, ése el cambio que empiezan a alucinar las mentes simples de los más.
El otro error fatal es ridiculizar el poder del patriotismo que se abre a pasos de gigante en la imaginación popular. Lo huelo. Lo palpo. El pueblo está cansado de no ser nada porque vive en un país que no es nada, en un Estado que en el mundo apenas si es suplente de las comparsas mismas. Por eso es que a Humala sólo le basta invocar un nacionalismo ramplón para llegar donde ha llegado. ¿O es que alguien le ha escuchado prometer luz, agua, desagüe, carreteras, hospitales, escuelitas y todo lo que siempre prometen los de siempre?
Y aquí le hablo a la derecha. Si Lourdes Flores quiera ganarle a Humala, pues de eso se trata ahora, no puede moverse a engaños. Si el pueblo quiere golpe, políticamente tiene ella que dar uno. Que el pueblo la sienta como la mujer con pantalones que rompió con todos los otorongos. Que los largó. Que los reventó. Y que en vez de eficiencia, mercado, pollos e inversión privada, empiece por soñar Grandeza, que tal vez entonces el pueblo empiece también a soñar con ella.
viernes, diciembre 02, 2005
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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