(tomado del diario peruano La República)
Mirko Lauer
¿Cómo llegó el actual gobierno peruano a decidirse por presentar su demanda por el límite marítimo ante la corte de La Haya? ¿Puede decirse que el presidente Alan García cambió de posición, de actitud o de ánimo frente al asunto? Una confrontación jurídica con Chile no estaba ni remotamente en su programa, orientado más bien hacia la competencia comercial amistosa, o al menos con ánimo deportivo.
Más que una iniciativa suya, La Haya es algo que le fue impuesto por las circunstancias, tanto desde Chile como en el Perú. El desacuerdo con los términos del límite marítimo sur era uno de esos temas que los especialistas conocían, pero que por largos decenios nadie en la política peruana tuvo mucho interés por activar. En el 2007 llegó a la parte alta de la agenda.
El padre de la iniciativa de un reclamo en La Haya fue el embajador Manuel Rodríguez Cuadros, canciller de Alejandro Toledo, apurado por encontrar una bandera que le sirviera a su presidente para entablillar con un rollo nacionalista una popularidad que cojeaba seriamente. No hubo demanda ni se arregló la popularidad, entre otras cosas porque Rodríguez no hizo mucho trabajo práctico en el tema.
Las relaciones bilaterales con Chile en tiempos de Toledo más bien tomaron la forma de una docena de fricciones menores, que se iban arreglando por el camino mientras la presencia económica del vecino crecía robusta.
El predecesor de Rodríguez, Allan Wagner (hoy el agente peruano ante La Haya) se había referido al tema marítimo en algunas ocasiones, pero no había recomendado ir al tribunal de Holanda. Su postura fue más bien persistir en la promoción de conversaciones en torno de una triple integración para el desarrollo de la zona.
Cuando García llegó al poder el tema ya había pasado a un segundo plano político. De bandera toledista se había convertido en bandera del nacionalismo de Ollanta Humala, quien incluso ha depuesto su habitual oposición para saludar el gesto de ir a La Haya y empezado a proponer nombres de amigos para la comisión asesora de la Cancillería.
Sin embargo en una encuesta de la Universidad Católica de Lima en marzo del 2007 casi el 90% consideraba que la frontera marítima con Chile era un tema pendiente.
Es con García ya instalado en Palacio y con su política comercial en marcha que la delimitación marítima devino caballo de batalla de algunos antichilenos radicales, entre ellos diplomáticos retirados, algunos dedicados a manejar la idea de una conspiración prochilena desde el poder político. No ir a La Haya era entonces una de las pruebas del complot.
El asunto también demostró ser sensible entre algunos mandos militares, que lo manejaron desde algunos medios fujimontesinistas como una manija para enfrentar los intentos moralizadores y reformistas del poder civil. Intentos que desde el inicio fueron conducidos precisamente por Wagner como ministro de Defensa.
En poco tiempo, a lo largo del 2007, el tema marítimo resultó la punta de lanza de una suerte de estado de ojeriza generalizada contra Chile. Esto se extendió incluso a la crítica de las gestiones para finiquitar la parte inconclusa del tratado de 1929 en Arica, que incluyó nuevos ataques a Wagner, canciller de García en ese momento.
A pesar de que los términos del problema se aclaraban cada día más, García se tomó su tiempo en decidir. Entre otras cosas por considerar que una demanda judicial podía afectar las buenas relaciones con Chile, hasta hace poco en muy buen momento, y todavía uno de los planteamientos centrales de política internacional de su gobierno.
Lo que animó a García a emprender el camino de La Haya fue la súbita aparición de la nueva región Arica-Parinacota en la frontera norte de Chile. La ley de creación se había aprobado sin mayor novedad, en el trámite ante el Tribunal Constitucional se reemplazó los límites vigentes con un Hito N° 1, distinto del de La Concordia.
La pregunta en Lima en ese momento fue por qué la presidenta Michelle Bachelet y la Cancillería chilena se dejaron sorprender con la inclusión del Hito N° 1 en el esquema, cuando eso no era parte del diseño original de esta nueva región chilena. ¿Había una intencionalidad? Una de las hipótesis apuntó a una maniobra de sectores radicales para poner el tema fronterizo y sus tensiones de vuelta en la agenda.
Desde la perspectiva peruana, esta fue una manera de desconocer el tratado de 1929, o por lo menos de reducir su status al de un documento modificable. Así se creó un estado de ánimo que fue también un punto de no retorno en términos del reclamo del público de una línea más dura frente a la diplomacia chilena.
El incidente del Hito N° 1 provocó reacciones de lado y lado, y fue el punto de partida de muchas fricciones menores. Por ejemplo, en esos días una declaración ecuatoriano-chilena en su momento fue vista por algunos diarios de Lima y de Santiago como una alianza antiperuana. Las dos diplomacias habían entrado en un curso de colisión.
Llegó un momento en que el tema marítimo empezó a afectar toda la relación –la diplomática y la comercial– y empezaba a dificultar cualquier manejo razonable de las cosas. En otras palabras, había el peligro de que empezara a sonar la hora de los halcones, de los dos lados de la frontera.
Decidirse a ir a La Haya fue para García la manera de empezar a cerrar una tensión in crescendo que amenazaba con volverse permanente y potenciar otras discrepancias menores. De paso fue también para él la forma de ubicar el problema en un punto más allá de su gobierno: nada realmente dramático va a suceder en el tribunal de Holanda antes del 2011.
Para la opinión pública el tema de la frontera marítima ha sido la parte menos interesante de una larga lista de temas críticos en la relación Perú-Chile. No parece una exageración decir que Hito N° 1 y frontera marítima no han tenido el impacto de, por ejemplo, la venta de la cadena de supermercados Wong a la empresa chilena Cencosud.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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