Por Andrés Oppenheimer
Contrario a lo que habrán leído sobre la presidenta electa de Chile, Michelle Bachelet, lo más sorprendente sobre su elección no es que será la primera mujer que presida su país. Más interesante aún es que ha nombrado lo que probablemente será el gabinete más globalizado de América Latina.
Un 70% de los ministros nombrados por Bachelet habla inglés, y la mayoría tiene doctorados de las universidades más importantes de Estados Unidos y Europa. Comparativamente, en la mayoría de los demás países sudamericanos menos del 10% de los ministros habla inglés o alguna otra lengua extranjera. Bachelet, que estudió Medicina en la ex Alemania del Este, habla inglés y tres idiomas más. El presidente saliente, Ricardo Lagos, también habla fluidamente inglés y tiene un doctorado en Economía de la Universidad de Duke.
Antes de contestar la pregunta de si los países latinoamericanos estarían mejor con altos funcionarios gubernamentales políglotas —algunos de ustedes probablemente recordarán a líderes latinoamericanos que hablaban bien inglés, y que fueron desastrosos para sus países— veamos los nombramientos que ha hecho: Alejandro Foxley, ex ministro de Hacienda con un doctorado en Economía de la Universidad de Wisconsin, será ministro de Relaciones Exteriores.
Andrés Velasco, profesor titular de la Universidad de Harvard que obtuvo su maestría en la Universidad de Yale y su doctorado en Economía en la Universidad de Columbia, será ministro de Hacienda.
Karen Poniachik, ex directora de programas de negocios del Consejo de las Américas en Nueva York, quien tiene una maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad de Columbia, será ministra de Minería, una cartera clave en el gabinete chileno.
Vivianne Blanlot, quien obtuvo una maestría en Economía de American University en Washington, DC, sera ministra de Defensa.
Eduardo Bitran, quien tiene un doctorado en Economía de la Universidad de Boston, será ministro de Obras Públicas.
Álvaro Manuel Rojas Marín, médico veterinario con doctorado de la Universidad Munich, Alemania, será ministro de Agricultura.
La lista es más larga, pero con estos ejemplos se puede dar una idea. Buena parte de los 20 ministros de Bachelet son socialistas y demócrata-cristianos que no pasaron sus años de exilio en los Estados Unidos o Europa llorando sobre sus dramas personales, sino preparándose para el futuro en algunas de las mejores universidades del mundo. En una entrevista telefónica esta semana, le pregunté al presidente saliente de Chile, Ricardo Lagos, si tener un gobierno multilingüe es un gran activo para un gobierno latinoamericano, o si se trata de un detalle anecdótico.
“Yo creo que ayuda enormemente a un gobierno del siglo XXI”, me dijo. “En mi experiencia en estos años aquí (en el gobierno), es muy distinto hablar directamente mirando a los ojos a un mandatario extranjero en el idioma en que ambos nos entendemos. Hace una tremenda diferencia”. Lagos añadió: “Creo que el gabinete de la presidenta Bachelet es un signo de los tiempos que vienen”.
Muchos analistas dicen que el éxito económico de Chile —un país que ha crecido más aceleradamente que el promedio latinoamericano por casi dos décadas, y que ha sido el único de la región en reducir la pobreza a la mitad— se debe principalmente a que ha sido capaz de insertarse en la economía global. En ese sentido, el gabinete de Bachelet marcaría el fortalecimiento de una tendencia que ya se ha venido dando, afirman.
“Muchos de los hombres y mujeres cercanos a Bachelet tienen una personalidad y estilo que está fuertemente marcado por su experiencia en Estados Unidos”, escribe Patricio Navia, profesor chileno que enseña en la Universidad de Nueva York, quien conoce de cerca a varios de los futuros ministros. “Ellos se caracterizan por privilegiar la discusión de ideas por encima del dogmatismo y por evaluar las ideas según sus méritos, y no según de quien provengan”.
Mi conclusión: está claro que tener un gabinete que hable inglés no es garantía de excelencia. Y también que el hecho de que muchos de los inminentes ministros hayan pasado tanto tiempo en el extranjero también podría ser un obstáculo, porque quizás les cueste encajar de nuevo en la forma de hacer las cosas en Chile. Pero en un mundo donde el futuro de los países depende de su habilidad de competir en la economía global, no creo que tener una presidente multilingüe y un gabinete que hable inglés le venga mal a ningún país. Es mejor tener un exceso de ministros políglotas que tener muy pocos, o ninguno, como ocurre en varios otros países sudamericanos.— Miami, Florida.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.
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