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martes, enero 12, 2010

El Progre “Sismo”


Cuando el debate político olvida el pluralismo y se arrincona en el slogan progresista, olvida las personas. La política se hace progresista en la medida que no es excluyente, ni santificadora.

El concepto de moda en la presente campaña electoral ha sido el progresismo, un concepto autogestionado como patrimonio de la Concertación, pero que sin embargo la mayoría de los electores desconoce su “genética” y su sustancia, que va más allá de los ceños fruncidos y la voz solemne con que se le implora como religión, por parte de algunos actores políticos.

El progresismo en la política chilena se parece más a un slogan que a un marco conceptual identificatorio, si bien reivindica el avanzar no define en qué se avanza, la frontera del acierto muchas veces es violada por “inmigrantes clandestinos”, que creen que avanzar es demoler lo alcanzado.

Ser progresista no es una prueba de blancura ante el accionar público, la única prueba de blancura es la honestidad de un trabajo bien hecho, que se haga carne en una ciudadanía ansiosa y esperanzada en encontrar solución oportuna a sus problemas, no se es progresista cuando se habla de pluralismo, pero se ataca a todo aquel que piense distinto.

La política es una revolución silenciosa, el orden social son las espadas que amenazan al que lo quiere romper, las aspiraciones son las balas que hieren el alma del que no ve la pobreza, las promesas son derechos naturales exigibles en el acto, las leyes son cimientos antisísmicos y el progresismo en muchos casos, es una mirada sobrevalorada que olvida lo inmediato por lo mediático.

Las etiquetas sientan mejor en una prenda de vestir que un sector político, en estos meses hemos visto un sustantivo escalamiento de antagonismos, donde los “progresistas de empanada y vino tinto”, han recurrido a la segregación electoral, para decir no al cambio, pero si al inmovilismo.

Un país será más progresista en la medida que abandone el terrorismo idiomático, ese que habla de buenos y malos, de diablos y ángeles, un país moderno y vanguardista no está lleno de hadas madrinas cumpliendo deseos, un país moderno es el que hace redención de sus propios errores, es crítico de su pasado, pero no se queda en el como en un pantano, un país progresista no necesita dinastías ni inmortales coaliciones de gobierno, un país progresista es un crisol, donde todos tienen cabida, y no porque alguien piense distinto sea incapaz de gobernar un país.

Ser progresista es una hermosa forma de ver la vida, no una cofradía, ser progresista es ser flexible, conciliador, pero por sobre todo tolerante y optimista, cosa que escasea en quienes hicieron “apropiación indebida” de ese concepto y hoy tienen poco de “progres”, pero si mucho de “sismo”, cuando escucho el odio de sus palabras, su discurso me suena a un verdadero cataclismo.

Chile deberá elegir entre el progresismo excluyente, y el progresismo inclusivo, uno que dice “por ningún motivo me junto con él”, otro que dice, “te invito a trabajar por Chile, no me interesa si piensas distinto”.

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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.