Michelle Bachelet, políglota, reservada...
“Me gustaría quedarme aquí, pero no va a poder ser. En esta casa soy feliz. Es fantástica, pero no podría quedarme. Es una cuestión de seguridad”. Sentada en el salón de su casa, una construcción de una planta situada en un barrio residencial de Santiago de Chile —cuyas habitaciones son pequeñas y enmoquetadas y los mayores lujos son algo de jardín y una reducida piscina—, Michelle Bachelet se disponía hace un mes a elegir al grupo de personas que la acompañarán desde el sábado y durante los próximos cuatro años en la labor de gobernar Chile.
Hasta ese momento todo habían sido hipótesis con más o menos fundamento, pero mientras miraba la mesa de su comedor, esta médica cirujana nacida hace 55 años en Santiago ya sabía que tenía el mandato de los chilenos para ocupar la presidencia del país. Y aunque probablemente sea la más satisfactoria de todas, ésta no es la primera vez en la vida de Bachelet en que tiene que abandonar su domicilio por razones de seguridad.
En febrero de 1975, Bachelet tuvo que hacer a la carrera una maleta ayudada por su tía Alicia porque en apenas minutos despegaba un avión desde el aeropuerto de Santiago con destino a Sídney y que debía abordar junto a Ángela Jeria, su madre. Esa experiencia y otras al menos igual de dolorosas, como el conocer que ella y toda la cúpula del Partido Socialista habían sido delatados a los servicios secretos del dictador por alguien muy cercano a ella, marcaron el carácter de esta mujer que ha luchado por mantener detalles de una vida “normal” prácticamente hasta el último momento antes de asumir la presidencia del país.
Quienes conocen a la presidenta destacan que no es fácil saber lo que está pensando. Es partidaria de compartimentar la información entre sus colaboradores, lo que impide la aparición de una mano derecha que haga de filtro único para llegar hasta ella. Una manera de actuar que se remonta a su militancia socialista en la clandestinidad. Bachelet tuvo que lidiar con una profunda crisis en el Partido Socialista chileno producto de la infiltración del espionaje pinochetista en los cuadros de mando. Y hubo de multiplicar su cautela en 1979, año en el que regresó a Chile para terminar sus estudios de Medicina. Y ya nunca ha abandonado esa manera de actuar.
Bachelet tiene un curso de posgrado en Defensa Continental cursado en el Colegio Interamericano de Defensa de Washington y fue la primera de su promoción en un curso de estrategia militar en la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos de Santiago. Cuando en enero de 2002 asumió la cartera de ministra de Defensa, los militares constataron que la hija del general no sólo sabía cómo dirigirse a ellos, sino que además conocía la materia.
“Palabra de mujer” ha sido el eslogan de su campaña, una frase que a ella le agrada y que ha repetido con frecuencia como sinónimo de compromiso. No prometió a nadie una cartera, pero sí aseguró que en su gabinete habría el mismo número de hombres y de mujeres, algo que ha cumplido. De 19 ministros, nueve son mujeres. Y logrado, con la dificultad añadida de hacer compatible la condición de género con el complicado reparto de poder y carteras al que le obliga haber llegado al Palacio de la Moneda como líder de una coalición —la Concertación Democrática— formada por cuatro partidos, que vienen gestionando con éxito el gobierno chileno desde que se restauró la democracia hace 16 años.
El reparto le ha salido bien. El pasado miércoles anunciaba el nombramiento de 31 subsecretarios —el segundo peldaño de su Administración— repitiendo la fórmula del reparto entre hombres y mujeres, un paso que pocos apostaban que se produjera tan pronto.
El sábado 11 de marzo, Michelle Bachelet asumirá el cargo. Han pasado casi 33 años desde que, siendo una estudiante, acudiera a la Facultad de Medicina durante el golpe perpetrado por Pinochet. Desde la azotea del edificio pudo observar el humo que se elevaba del Palacio de la Moneda mientras era bombardeado por la aviación y donde momentos después se suicidaría Salvador Allende. Su padre, que la buscaba por la capital chilena tratando de llevarla a casa, ni imaginaba que no sólo estaba salvando a su hija, sino a la futura presidenta del país.
La paradoja es que el presidente saliente, Ricardo Lagos, le entrega el mando sobre el país —“un país optimista”, dice el mandatario—, pero el símbolo de ese mandato queda en su poder. La banda presidencial que le impondrá a Bachelet ha sido confeccionada expresamente para la nueva jefa del Estado. Al fin y al cabo en un país donde los presidentes tienen que vivir en un piso de alquiler pagado de su propio bolsillo, lo mínimo que se les puede permitir es que se lleven la banda de recuerdo a casa.— Buenos Aires, Argentina (Servicio de El País)
sábado, marzo 11, 2006
viernes, marzo 10, 2006
Cómo aumentar su inteligencia en una semana
LONDRES.- Un test hecho por un nuevo programa de la BBC parece haberlo demostrado: Una serie de simples ejercicios mentales, como hacer rompecabezas matemáticos o caminar por su casa con los ojos vendados, pueden hacerlo un 40% más inteligente en pocos días.
El experimento del show "Hágase más listo en una semana", parece confirmar la creencia, aceptada entre los científicos, de que hacer simples cambios al estilo de vida puede traducirse en significativas mejoras del funcionamiento cerebral.
Los creadores notaron que una combinación de técnicas basadas en alimentación sana, actividad física, buen dormir y estimulaciones mentales, como resolver puzzles o memorizar listados, puede incrementar la agudeza y confianza de una persona, lo que la hace tomar mejores decisiones.
La utilidad de todos estos métodos será probada por 100 voluntarios del Reino Unido en un experimento que se transmitirá en horario prime mañana sábado por "BBC One".
Más poder cerebral
"El Coeficiente Intelectual ha sido tradicionalmente la manera de medir la inteligencia de alguien", dice Philip Morrow, productor ejecutivo del show. "Sin embargo, un creciente número de científicos cree que se pueden dar pasos en la vida que efectivamente mejoren nuestro poder cerebral".
Morrow menciona como ejemplos, el ejercitar la memoria, hacer cosas distintas a lo normal o simplemente comer sano. "Los científicos dicen que se pueden observar cambios notorios en una semana. Nuestro programa está viendo si esto funciona realmente".
Cuando el equipo de producción hizo las primeras pruebas, 15 voluntarios siguieron, durante una semana, el "régimen para hacerse inteligente". Se esperaba que los "conejillos de indias" se hicieran un 10% más listos tras una semana, sin embargo, los resultados fueron sorprendentes pues algunos mejoraron hasta en un 40% los resultados de sus pruebas iniciales.
Enemigo N°1: Alcohol
Es más, un hombre que se salió de las propuestas del régimen y acudió a un bar junto a sus amigos antes de dar el segundo test, empeoró en un 20% su rendimiento, probando que el alcohol daña las funciones mentales.
Los 100 concursantes del programa pasaron la última semana siguiendo la "Guía para hacerse listo" que les dio la producción. Esta incluía consejos como moverse por su casa con los ojos vendados, usar el mouse del computador con la otra mano o jugar juegos como las sopas de letras.
Los resultados serán revelados mañana, pero los voluntarios ya se han visto beneficiados. "Algunos de ellos nos han llamado para decirnos cómo esto les transformó sus vidas o que tuvieron su primera noche de buen sueño en cinco años", cuenta Morrow.
"Mucha gente siente que en la vida esta dando menos de su capacidad. Este programa muestra que todos nos podemos hacer más listos y sentirnos mejor si hacemos este tipo de cosas", afirma el productor.
Guía para mejorar su inteligencia
Sábado: Cepíllese los dientes con su mano menos hábil y tome una ducha con los ojos cerrados.
Domingo: Haga el puzzle de palabras que traen los diarios o revistas y salga a caminar enérgicamente.
Lunes: Coma pescado al almuerzo y cambie la forma de irse a su trabajo: camine, pedalee o tome una micro.
Martes: Seleccione palabras poco comunes del diccionario e intente usarlas en sus conversaciones.
Miércoles: Haga yoga, Pilates o cualquier tipo de ejercicio de relajación. Convérsele a alguien que no conozca.
Jueves: Tome una ruta diferente al trabajo y vea un programa de televisión que no haya visto antes.
Viernes: Evite el alcohol o la cafeína; memorice una lista de compras o de números telefónicos.
El experimento del show "Hágase más listo en una semana", parece confirmar la creencia, aceptada entre los científicos, de que hacer simples cambios al estilo de vida puede traducirse en significativas mejoras del funcionamiento cerebral.
Los creadores notaron que una combinación de técnicas basadas en alimentación sana, actividad física, buen dormir y estimulaciones mentales, como resolver puzzles o memorizar listados, puede incrementar la agudeza y confianza de una persona, lo que la hace tomar mejores decisiones.
La utilidad de todos estos métodos será probada por 100 voluntarios del Reino Unido en un experimento que se transmitirá en horario prime mañana sábado por "BBC One".
Más poder cerebral
"El Coeficiente Intelectual ha sido tradicionalmente la manera de medir la inteligencia de alguien", dice Philip Morrow, productor ejecutivo del show. "Sin embargo, un creciente número de científicos cree que se pueden dar pasos en la vida que efectivamente mejoren nuestro poder cerebral".
Morrow menciona como ejemplos, el ejercitar la memoria, hacer cosas distintas a lo normal o simplemente comer sano. "Los científicos dicen que se pueden observar cambios notorios en una semana. Nuestro programa está viendo si esto funciona realmente".
Cuando el equipo de producción hizo las primeras pruebas, 15 voluntarios siguieron, durante una semana, el "régimen para hacerse inteligente". Se esperaba que los "conejillos de indias" se hicieran un 10% más listos tras una semana, sin embargo, los resultados fueron sorprendentes pues algunos mejoraron hasta en un 40% los resultados de sus pruebas iniciales.
Enemigo N°1: Alcohol
Es más, un hombre que se salió de las propuestas del régimen y acudió a un bar junto a sus amigos antes de dar el segundo test, empeoró en un 20% su rendimiento, probando que el alcohol daña las funciones mentales.
Los 100 concursantes del programa pasaron la última semana siguiendo la "Guía para hacerse listo" que les dio la producción. Esta incluía consejos como moverse por su casa con los ojos vendados, usar el mouse del computador con la otra mano o jugar juegos como las sopas de letras.
Los resultados serán revelados mañana, pero los voluntarios ya se han visto beneficiados. "Algunos de ellos nos han llamado para decirnos cómo esto les transformó sus vidas o que tuvieron su primera noche de buen sueño en cinco años", cuenta Morrow.
"Mucha gente siente que en la vida esta dando menos de su capacidad. Este programa muestra que todos nos podemos hacer más listos y sentirnos mejor si hacemos este tipo de cosas", afirma el productor.
Guía para mejorar su inteligencia
Sábado: Cepíllese los dientes con su mano menos hábil y tome una ducha con los ojos cerrados.
Domingo: Haga el puzzle de palabras que traen los diarios o revistas y salga a caminar enérgicamente.
Lunes: Coma pescado al almuerzo y cambie la forma de irse a su trabajo: camine, pedalee o tome una micro.
Martes: Seleccione palabras poco comunes del diccionario e intente usarlas en sus conversaciones.
Miércoles: Haga yoga, Pilates o cualquier tipo de ejercicio de relajación. Convérsele a alguien que no conozca.
Jueves: Tome una ruta diferente al trabajo y vea un programa de televisión que no haya visto antes.
Viernes: Evite el alcohol o la cafeína; memorice una lista de compras o de números telefónicos.
GUILLERMO O’DONNELL: “Chile debe su éxito al estado fuerte”
Conceptos como “Autoritarismo Burocrático” y “Democracia Delegativa” son ya parte del lenguaje de la ciencia política. Su inventor es el argentino Guillermo O’Donnell, profesor de la universidad estadounidense de Notre Dame y seguramente el intelectual latinoamericano vivo más influyente de las ciencias sociales. Sus libros son lectura obligatoria para quienes estudian el fenómeno del populismo en América Latina, así como las dictaduras militares, transiciones y democracias de la región. Durante un breve paso por Santiago, donde vino a participar de un encuentro de FLACSO-Chile sobre calidad de la democracia, comentó con Diario Financiero el masivo rechazo popular que percibe, desde México a Argentina, a las políticas económicas de las últimas décadas. Advirtió los peligros de presidentes que amenazan a las demás instituciones políticas, celebró el triunfo de Michelle Bachelet, y dijo que son las particularidades históricas de su estado las que han librado a Chile de los males que aquejan a sus vecinos.
-¿En qué etapa de la consolidación democrática diría que está hoy América Latina?
-El concepto de “consolidación” quiere decir que no es probable que la democracia termine, pero no aporta nada respecto de su calidad. Entre las democracias que no están amenazadas de un quiebre hay algunas que andan bastante bien, como la chilena, otras que andan mal como la argentina, y otras regular, como la brasileña. Hace unos años se vivía con el corazón en la boca porque las democracias estaban amenazadas, pero eso por suerte está bastante superado. Ahora, dentro del panorama de América Latina, hay democracias más o menos institucionalizadas. Hay una tendencia muy fuerte —de la cual Chile, Uruguay y Costa Rica parecen estar históricamente vacunados— en países con tradiciones cesaristas, populistas o mesiánicas donde se imponen una y otra vez variaciones de una concepción democrática plebiscitaria. Está la idea que el presidente, porque ha sido elegido por una mayoría popular, tiene el derecho y el deber de decidir lo que mejor le parezca. Las crisis son grandes generadoras de regímenes delegativos, donde el presidente dice: “vótenme, yo los voy a salvar, pero mientras sea presidente déjenme gobernar”. Esto los vuelve enemigos tremendos de las otras instituciones, de los mecanismos de control o “accountability”. Un congreso con poder efectivo molesta; cortes autónomas, “ombudsman” y contralorías molestan. Se genera una forma de democracia hostil a la institucionalización, y eso lo vemos desde México hasta Argentina. Yo diría que este tipo de régimen delegativo, diferente de la democracia representativa, es predominante en América Latina.
-Entonces no hablaría de “consolidación democrática”, sino de qué... ¿De profundización de la democracia?
-Sí. Uno puede tener una democracia que se llama consolidada, pero tiene muy poca ciudadanía civil, casi nada de ciudadanía social, mucho autoritarismo social. Yo creo que la tarea más que nada es de expansión de ciudadanía. El resultado de eso sería una profundización de esta democracia, un arraigo mucho más firme en la sociedad. La profundización es resultado de luchas exitosas por expandir ciudadanía.
-¿Y qué papel tiene la participación de las mujeres y de grupos indígenas en ese proceso?
-En materia de derechos de género hay muchísimo por hacer. En términos de derechos de pueblos indígenas, el dilema es combinar el respeto a derechos inmemoriales con el rechazo a prácticas reñidas con los derechos civiles y humanos. Por ejemplo, en algunos pueblos indígenas hay una completa falta de derechos de género o se acepta la violencia en la familia. El asunto es tratar decente y respetuosamente a pueblos que se conciben como unidades cerradas y a la vez avanzar en la persuasión, legislación y jurisprudencia para la defensa de ciertos valores universales.
-¿Cómo evalúa el triunfo de Michelle Bachelet en el contexto de las numerosas elecciones que tiene este año América Latina?
-Como ciudadano latinoamericano me ha alegrado muchísimo la nueva victoria de la Concertación con esta candidata. Viniendo de Argentina, da algo de envidia, confieso, ver gobiernos y gabinetes de alto nivel, gente de antecedentes democráticos intachables... La elección de Michelle Bachelet expresa claramente una continuidad, pero tiene cierta consonancia con otras formas de votar en América Latina donde, desde la discontinuidad, cada país está expresando un rechazo a las llamadas políticas neoliberales. Estas políticas se han implementado de maneras muy diferentes, por lo que hablar de “políticas neoliberales” es una generalización inadecuada. Las políticas llamadas así en Chile tuvieron poco o nada que ver con la barbarie ignorante y ladrona de las políticas de Menem. Pero creo que hay una reacción en Bolivia, Uruguay, Brasil, Argentina, a políticas que fueron despiadadas respecto de los intereses de la gente común. Hubo un discurso de que no importaba crear desempleo, aumentar la desigualdad. Hubo una exhibición obscena de corrupción y de nueva riqueza. Eso explica lo que está ocurriendo en Argentina con el peronismo, en Brasil con el PT, en Bolivia con Evo Morales o en Venezuela con Chávez. En Chile no se dio esto.
-¿Puede América Latina responder a la presión de las demandas sociales que hay en distintos países y, al mismo tiempo, mantener las políticas de privatizaciones, apertura comercial y libre mercado que imperan hoy día?
-Depende de cómo se haga. Recuerdo que estábamos en la Universidad de Notre Dame con Alejandro Foxley cuando Argentina hizo esta cosa disparatada de la total apertura financiera, la total libertad de movimiento de capitales. Alejandro me fundamentaba técnicamente que eso era lo peor que podía hacer el país, que era entregarse a la especulación más salvaje. Chile no hizo eso. Chile tuvo la inteligencia de una apertura financiera controlada. Brasil también. Argentina, Bolivia y Ecuador fueron “all the way” con el consenso de Washington, y combinaron una apertura financiera y una apertura comercial indiscriminadas. En Argentina ahora están tratando de cerrar un poco el sistema financiero y discriminar más la apertura comercial. Brasil lo está haciendo desde hace tiempo, ustedes también. Y creo que esa es una forma inteligente de gobernar. En el mundo contemporáneo hay que apuntar hacia políticas más desagregadas y pragmáticas. La alternativa es cerrarse como en los años ‘50, que sería una catástrofe. Esta no es una explosión popular frente a la apertura económica. La explosión popular es frente a diferentes versiones de política económica —más o menos inteligentes, más o menos racionales— y sus consecuencias en las políticas sociales. Respecto de las protestas, y sí... asustan mucho. Pero yo creo que con gobiernos y una clase política que muestren interés por los seres humanos que hay detrás de las cifras de pobreza, esas explosiones se pueden enfrentar y resolver. Nadie está en movilización permanente. Ahora, con gobiernos como los que hemos tenido, por supuesto, es encender un fósforo en un polvorín. Y el polvorín está. La buena política es un componente fundamental. Lo que desgraciadamente falta en muchos países es buena política y buenos políticos.
-En el contexto latinoamericano Chile suele aparecer como un caso excepcional. De hecho usted lo excluye, junto con Costa Rica y Uruguay, en su trabajo sobre Democracia Delegativa. ¿Es real, y en qué consiste el supuesto excepcionalismo chileno?
-Yo soy un politólogo medio anticuado, de los que creen que la historia es crucial para entender la política. Y creo que la diferencia esencial es que Chile tuvo muy tempranamente un estado y, a partir de ese estado, una clase política. Mientras en el resto de América Latina estábamos matándonos por definir qué estado, con qué límites, Chile creaba una tradición legalista que fue fundamental, incluso bajo Pinochet, y una tradición –que siempre me llamó la atención—de servicio civil, una burocracia civil central que funcionó bastante bien. En segundo lugar, esa creación temprana del estado, con su legalidad y una clase política que aspiraba a hacer políticas racionales, creó un tejido institucional. En estados más débiles que nunca tuvieron un servicio civil asentado, las políticas neoliberales, con su hostilidad al estado, encontraron muy fácil destruir lo poco que había, y los movimientos populistas de los años 50 y 60 —de Cárdenas, Perón, Vargas, el APRA— fueron letales para el aparato del estado. En Argentina, a mediados de los 40, había que estar afiliado al partido peronista para ser funcionario público o profesor en la facultad. Este estado argentino corrupto y clientelista era fácil de destruir por el neoliberalismo, con apoyo de una opinión pública que tenía una visión muy negativa del estado. En cambio, incluso durante Pinochet no se privatizó el cobre, se apoyó a LAN, y se respetó bastante la burocracia central en términos de no hacer razzias o vendettas globales. Suena paradójico y a muchos les cuesta entender que la chilena es una política neoliberal, cuyo éxito está basado en la historia de un estado fuerte. Es la clave para entender la diferencia entre Chile y Argentina. Lo que tiene como corolario el tema que estoy trabajando ahora: la relación entre estado y democracia. Una buena democracia necesita un buen estado. La reconstrucción del estado en países como Argentina es un tema no sólo de la economía, sino también de la democracia.
-¿En qué etapa de la consolidación democrática diría que está hoy América Latina?
-El concepto de “consolidación” quiere decir que no es probable que la democracia termine, pero no aporta nada respecto de su calidad. Entre las democracias que no están amenazadas de un quiebre hay algunas que andan bastante bien, como la chilena, otras que andan mal como la argentina, y otras regular, como la brasileña. Hace unos años se vivía con el corazón en la boca porque las democracias estaban amenazadas, pero eso por suerte está bastante superado. Ahora, dentro del panorama de América Latina, hay democracias más o menos institucionalizadas. Hay una tendencia muy fuerte —de la cual Chile, Uruguay y Costa Rica parecen estar históricamente vacunados— en países con tradiciones cesaristas, populistas o mesiánicas donde se imponen una y otra vez variaciones de una concepción democrática plebiscitaria. Está la idea que el presidente, porque ha sido elegido por una mayoría popular, tiene el derecho y el deber de decidir lo que mejor le parezca. Las crisis son grandes generadoras de regímenes delegativos, donde el presidente dice: “vótenme, yo los voy a salvar, pero mientras sea presidente déjenme gobernar”. Esto los vuelve enemigos tremendos de las otras instituciones, de los mecanismos de control o “accountability”. Un congreso con poder efectivo molesta; cortes autónomas, “ombudsman” y contralorías molestan. Se genera una forma de democracia hostil a la institucionalización, y eso lo vemos desde México hasta Argentina. Yo diría que este tipo de régimen delegativo, diferente de la democracia representativa, es predominante en América Latina.
-Entonces no hablaría de “consolidación democrática”, sino de qué... ¿De profundización de la democracia?
-Sí. Uno puede tener una democracia que se llama consolidada, pero tiene muy poca ciudadanía civil, casi nada de ciudadanía social, mucho autoritarismo social. Yo creo que la tarea más que nada es de expansión de ciudadanía. El resultado de eso sería una profundización de esta democracia, un arraigo mucho más firme en la sociedad. La profundización es resultado de luchas exitosas por expandir ciudadanía.
-¿Y qué papel tiene la participación de las mujeres y de grupos indígenas en ese proceso?
-En materia de derechos de género hay muchísimo por hacer. En términos de derechos de pueblos indígenas, el dilema es combinar el respeto a derechos inmemoriales con el rechazo a prácticas reñidas con los derechos civiles y humanos. Por ejemplo, en algunos pueblos indígenas hay una completa falta de derechos de género o se acepta la violencia en la familia. El asunto es tratar decente y respetuosamente a pueblos que se conciben como unidades cerradas y a la vez avanzar en la persuasión, legislación y jurisprudencia para la defensa de ciertos valores universales.
-¿Cómo evalúa el triunfo de Michelle Bachelet en el contexto de las numerosas elecciones que tiene este año América Latina?
-Como ciudadano latinoamericano me ha alegrado muchísimo la nueva victoria de la Concertación con esta candidata. Viniendo de Argentina, da algo de envidia, confieso, ver gobiernos y gabinetes de alto nivel, gente de antecedentes democráticos intachables... La elección de Michelle Bachelet expresa claramente una continuidad, pero tiene cierta consonancia con otras formas de votar en América Latina donde, desde la discontinuidad, cada país está expresando un rechazo a las llamadas políticas neoliberales. Estas políticas se han implementado de maneras muy diferentes, por lo que hablar de “políticas neoliberales” es una generalización inadecuada. Las políticas llamadas así en Chile tuvieron poco o nada que ver con la barbarie ignorante y ladrona de las políticas de Menem. Pero creo que hay una reacción en Bolivia, Uruguay, Brasil, Argentina, a políticas que fueron despiadadas respecto de los intereses de la gente común. Hubo un discurso de que no importaba crear desempleo, aumentar la desigualdad. Hubo una exhibición obscena de corrupción y de nueva riqueza. Eso explica lo que está ocurriendo en Argentina con el peronismo, en Brasil con el PT, en Bolivia con Evo Morales o en Venezuela con Chávez. En Chile no se dio esto.
-¿Puede América Latina responder a la presión de las demandas sociales que hay en distintos países y, al mismo tiempo, mantener las políticas de privatizaciones, apertura comercial y libre mercado que imperan hoy día?
-Depende de cómo se haga. Recuerdo que estábamos en la Universidad de Notre Dame con Alejandro Foxley cuando Argentina hizo esta cosa disparatada de la total apertura financiera, la total libertad de movimiento de capitales. Alejandro me fundamentaba técnicamente que eso era lo peor que podía hacer el país, que era entregarse a la especulación más salvaje. Chile no hizo eso. Chile tuvo la inteligencia de una apertura financiera controlada. Brasil también. Argentina, Bolivia y Ecuador fueron “all the way” con el consenso de Washington, y combinaron una apertura financiera y una apertura comercial indiscriminadas. En Argentina ahora están tratando de cerrar un poco el sistema financiero y discriminar más la apertura comercial. Brasil lo está haciendo desde hace tiempo, ustedes también. Y creo que esa es una forma inteligente de gobernar. En el mundo contemporáneo hay que apuntar hacia políticas más desagregadas y pragmáticas. La alternativa es cerrarse como en los años ‘50, que sería una catástrofe. Esta no es una explosión popular frente a la apertura económica. La explosión popular es frente a diferentes versiones de política económica —más o menos inteligentes, más o menos racionales— y sus consecuencias en las políticas sociales. Respecto de las protestas, y sí... asustan mucho. Pero yo creo que con gobiernos y una clase política que muestren interés por los seres humanos que hay detrás de las cifras de pobreza, esas explosiones se pueden enfrentar y resolver. Nadie está en movilización permanente. Ahora, con gobiernos como los que hemos tenido, por supuesto, es encender un fósforo en un polvorín. Y el polvorín está. La buena política es un componente fundamental. Lo que desgraciadamente falta en muchos países es buena política y buenos políticos.
-En el contexto latinoamericano Chile suele aparecer como un caso excepcional. De hecho usted lo excluye, junto con Costa Rica y Uruguay, en su trabajo sobre Democracia Delegativa. ¿Es real, y en qué consiste el supuesto excepcionalismo chileno?
-Yo soy un politólogo medio anticuado, de los que creen que la historia es crucial para entender la política. Y creo que la diferencia esencial es que Chile tuvo muy tempranamente un estado y, a partir de ese estado, una clase política. Mientras en el resto de América Latina estábamos matándonos por definir qué estado, con qué límites, Chile creaba una tradición legalista que fue fundamental, incluso bajo Pinochet, y una tradición –que siempre me llamó la atención—de servicio civil, una burocracia civil central que funcionó bastante bien. En segundo lugar, esa creación temprana del estado, con su legalidad y una clase política que aspiraba a hacer políticas racionales, creó un tejido institucional. En estados más débiles que nunca tuvieron un servicio civil asentado, las políticas neoliberales, con su hostilidad al estado, encontraron muy fácil destruir lo poco que había, y los movimientos populistas de los años 50 y 60 —de Cárdenas, Perón, Vargas, el APRA— fueron letales para el aparato del estado. En Argentina, a mediados de los 40, había que estar afiliado al partido peronista para ser funcionario público o profesor en la facultad. Este estado argentino corrupto y clientelista era fácil de destruir por el neoliberalismo, con apoyo de una opinión pública que tenía una visión muy negativa del estado. En cambio, incluso durante Pinochet no se privatizó el cobre, se apoyó a LAN, y se respetó bastante la burocracia central en términos de no hacer razzias o vendettas globales. Suena paradójico y a muchos les cuesta entender que la chilena es una política neoliberal, cuyo éxito está basado en la historia de un estado fuerte. Es la clave para entender la diferencia entre Chile y Argentina. Lo que tiene como corolario el tema que estoy trabajando ahora: la relación entre estado y democracia. Una buena democracia necesita un buen estado. La reconstrucción del estado en países como Argentina es un tema no sólo de la economía, sino también de la democracia.
Chile: un país que apunta al futuro
Desde los ojos de la región latinoamericana vemos cómo Chile crece a paso seguro. Con un escenario político y económico sólido, es un país que se enfrenta a las grandes potencias con firmeza y que promete convertirse en un actor cada vez más relevante en el mercado global. En ese contexto, Chile tiene el reto de continuar el camino de promover que la tecnología no sea un accesorio más, sino una parte estructural de su desarrollo.
El éxito de Chile, casi único en América Latina, de mantener un crecimiento elevado con creación sostenida de empleo durante más de una década, sostiene un firme compromiso por parte del gobierno hacia la liberación de mercado, la transparencia, la responsabilidad fiscal y especialmente a la protección de la propiedad intelectual. La apertura hacia el comercio y las inversiones, junto con la estabilidad institucional han dado fruto a un elogiado modelo económico del presente y el futuro.
Chile ha demostrado ser un país audaz en la adopción de nuevas tecnologías en comparación con sus países vecinos. Sin embargo, esto contrasta con la baja inversión en TI que hay en las empresas, un indicador fundamental de desarrollo en los países del primer mundo.
Es esencial que los empresarios de Chile -las grandes corporaciones y en particular las empresas de menor tamaño-, entiendan que la tecnología es un requisito competitivo en el mercado global y lo incorporen en su mentalidad de negocios. En general las empresas exportadoras y aquellas que comercian constantemente con las grandes potencias mundiales están concientes que el desarrollo tecnológico es hoy y cada vez más un elemento calificador. Ya no es un diferenciador, sino un requisito que devela la calidad y categoría de una empresa.
A nivel de negocios, desarrollo tecnológico no sólo implica una empresa bien equipada con tecnología de punta y un sistema de comunicaciones avanzado, sino que debe contar con personal realmente capacitado y especializado, y un equipo TI que trabaje codo a codo con la gerencia, en conjunto y en resguardo de los objetivos de negocio.
El “desarrollo” hoy es sinónimo de “desarrollo tecnológico”. Somos testigos de cómo los avances sociales y culturales en las sociedades en el mundo de hoy van de la mano de la tecnología. Mayor desarrollo es mayor acceso a los nuevos medios de información y comunicación, e implica un nivel de inclusión digital considerable.
A nivel de gobierno, Chile ha hecho importantes avances hacia la sistematización de los servicios y el trabajo de los organismos públicos, el rechazo a la piratería y protección a la propiedad intelectual. En este ámbito el país debe seguir ese curso, lo cual no es sólo una imagen lejana sino una experiencia local el que las nuevas tecnologías dan a las funciones y servicios públicos más eficiencia y transparencia, dos elementos claves en una sociedad desarrollada.
Chile debe interiorizar que la tecnología es parte de los negocios y de la vida cotidiana, siendo la información la moneda de nuestros tiempos. Si el objetivo es ser un país desarrollado, desde el punto de vista tecnológico debe poner sus ojos en constituirse como una nación en que los nuevos medios de información y comunicación están al alcance de todos, que la misma esté protegida y disponible a los distintos ámbitos del quehacer económico, social y cultural.
El éxito de Chile, casi único en América Latina, de mantener un crecimiento elevado con creación sostenida de empleo durante más de una década, sostiene un firme compromiso por parte del gobierno hacia la liberación de mercado, la transparencia, la responsabilidad fiscal y especialmente a la protección de la propiedad intelectual. La apertura hacia el comercio y las inversiones, junto con la estabilidad institucional han dado fruto a un elogiado modelo económico del presente y el futuro.
Chile ha demostrado ser un país audaz en la adopción de nuevas tecnologías en comparación con sus países vecinos. Sin embargo, esto contrasta con la baja inversión en TI que hay en las empresas, un indicador fundamental de desarrollo en los países del primer mundo.
Es esencial que los empresarios de Chile -las grandes corporaciones y en particular las empresas de menor tamaño-, entiendan que la tecnología es un requisito competitivo en el mercado global y lo incorporen en su mentalidad de negocios. En general las empresas exportadoras y aquellas que comercian constantemente con las grandes potencias mundiales están concientes que el desarrollo tecnológico es hoy y cada vez más un elemento calificador. Ya no es un diferenciador, sino un requisito que devela la calidad y categoría de una empresa.
A nivel de negocios, desarrollo tecnológico no sólo implica una empresa bien equipada con tecnología de punta y un sistema de comunicaciones avanzado, sino que debe contar con personal realmente capacitado y especializado, y un equipo TI que trabaje codo a codo con la gerencia, en conjunto y en resguardo de los objetivos de negocio.
El “desarrollo” hoy es sinónimo de “desarrollo tecnológico”. Somos testigos de cómo los avances sociales y culturales en las sociedades en el mundo de hoy van de la mano de la tecnología. Mayor desarrollo es mayor acceso a los nuevos medios de información y comunicación, e implica un nivel de inclusión digital considerable.
A nivel de gobierno, Chile ha hecho importantes avances hacia la sistematización de los servicios y el trabajo de los organismos públicos, el rechazo a la piratería y protección a la propiedad intelectual. En este ámbito el país debe seguir ese curso, lo cual no es sólo una imagen lejana sino una experiencia local el que las nuevas tecnologías dan a las funciones y servicios públicos más eficiencia y transparencia, dos elementos claves en una sociedad desarrollada.
Chile debe interiorizar que la tecnología es parte de los negocios y de la vida cotidiana, siendo la información la moneda de nuestros tiempos. Si el objetivo es ser un país desarrollado, desde el punto de vista tecnológico debe poner sus ojos en constituirse como una nación en que los nuevos medios de información y comunicación están al alcance de todos, que la misma esté protegida y disponible a los distintos ámbitos del quehacer económico, social y cultural.
jueves, marzo 09, 2006
Exportación de vinos chilenos aumentó 10,6 por ciento en enero
Santiago de Chile, 9 mar (EFE).- el valor de las exportaciones de vinos chilenos aumentaron el pasado enero 10,6 por ciento respecto a igual mes del 2005 hasta llegar a 70 millones de dólares, informaron hoy fuentes oficiales.
En enero del año pasado se exportaron vinos por 63 millones de dólares, precisó el informe de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA).
Los principales destinos del los vinos chilenos fueron el pasado enero el Reino Unido, con una participación del 16,7 por ciento; EEUU (16,3), Alemania (5,5), Holanda (5,5), Dinamarca (5,5), Canadá (4,9), Japón (4,9), Bélgica (3,6), Finlandia (2,8) e Irlanda (2,8 por ciento). EFE
En enero del año pasado se exportaron vinos por 63 millones de dólares, precisó el informe de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA).
Los principales destinos del los vinos chilenos fueron el pasado enero el Reino Unido, con una participación del 16,7 por ciento; EEUU (16,3), Alemania (5,5), Holanda (5,5), Dinamarca (5,5), Canadá (4,9), Japón (4,9), Bélgica (3,6), Finlandia (2,8) e Irlanda (2,8 por ciento). EFE
El orgullo peruano ante el mundo
Tomado de diario Correo, Lima - Perú
Nota: ANDRéS BEDOYA UGARTECHE, el autor de este artículo, como siempre duro y sarcástico, reafirma sus dicho sobre Perú y los peruanos al afirmar algo que no és... vale decir... que Colombia ya firmo su TLC con EEUU. Colombia está en la misma etapa de la negociación que Perú. Acordó las condiciones del tratado, pero ahora, este tiene que ser aprobado por los respectivos congresos (de EEUU y Colombia). Me continuan sorprendiendo estos peruanos y su falta de acuciosidad.
“...perro sin pelo peruano es producto de un
síndrome capilar que lo convierte en otra
de las metáforas de un país al que le encan-
ta presumir de sus males”.
“La peruanidad es sólo un acto reflejo, y la
pataleta una identidad nacional”.
–Daniel Titinger.
La célebre pregunta “¿Cuándo se jodió el Perú?” ha sido respondida mil veces: el Perú nació jodido, como el enano corto de estatura o corta de luces la persona con retardo mental. Jodidos y sin remedio.
Quizá en el futuro la ciencia logre descubrir un medicamento que haga crecer a los enanos o tornar en genios a los retardados. Más difícil –y no lo verán ni nuestros tataranietos– es que se logre curar la imbecilidad colectiva y que toda una nación, de pronto, avance por las vías de desarrollo. Así, nosotros, como colectividad, estamos jodidos y sin remedio. Daniel Titinger, en un excelente artículo-ensayo-tesis, publicado en la revista Etiqueta Negra, cita al historiador Manuel Burga: “El Perú se lamenta de las ocasiones desaprovechadas y del bien perdido del pasado. Fuimos un gran Imperio, un gran Virreinato, y ahora somos una pequeña república en dificultades”. Una pequeña república en dificultades. Manuel Burga sí que fue generoso con su comentario. Llamar “pequeña república” a este relleno sanitario del intelecto sí que es ser generoso.
El Perú no es ni “pequeño” ni es “república”. Digamos que es un remedo de país que no podemos –ni podremos– manejar. Como siempre, nos tropezamos, impajaritablemente, con la misma piedra. Veo con envidia cómo un país “de a deveras” (como diría mi tía Angustias), Colombia, ha firmado ya su TLC con Estados Unidos. Ya tiene el ochenta por ciento del pasaporte para ingresar en el mundo desarrollado.
¿Y nosotros qué? Qué creen: como siempre, nos negaremos a firmar el TLC, nuestra agricultura medieval seguirá subsistiendo de la limosna estatal, la moderna desaparecerá, eligiremos al débil mental de Humala como presidente del Perú, con todas sus huevadas y disparates que jamás funcionaron en ninguna parte del planeta y en ningún punto de la historia. No lo duden. Los grupos humanos siempre votan por las personas con quienes se identifican. No hay –ni habrá– forma de conseguir que la nación peruana se identifique con personas inteligentes. No way. Y bueno, como no hay remedio, no nos queda otra que “enorgullecernos” de lo que somos. Como siempre, pues.
Los peruanos estamos condenados. Si el 9 de abril es elegido el ignorante de Humala, tenemos tres meses para abandonar el Perú en calidad de emigrantes. Después del 28 de julio deberemos hacerlo como refugiados... si tenemos suerte.
Hasta más vernos.
Nota: ANDRéS BEDOYA UGARTECHE, el autor de este artículo, como siempre duro y sarcástico, reafirma sus dicho sobre Perú y los peruanos al afirmar algo que no és... vale decir... que Colombia ya firmo su TLC con EEUU. Colombia está en la misma etapa de la negociación que Perú. Acordó las condiciones del tratado, pero ahora, este tiene que ser aprobado por los respectivos congresos (de EEUU y Colombia). Me continuan sorprendiendo estos peruanos y su falta de acuciosidad.
“...perro sin pelo peruano es producto de un
síndrome capilar que lo convierte en otra
de las metáforas de un país al que le encan-
ta presumir de sus males”.
“La peruanidad es sólo un acto reflejo, y la
pataleta una identidad nacional”.
–Daniel Titinger.
La célebre pregunta “¿Cuándo se jodió el Perú?” ha sido respondida mil veces: el Perú nació jodido, como el enano corto de estatura o corta de luces la persona con retardo mental. Jodidos y sin remedio.
Quizá en el futuro la ciencia logre descubrir un medicamento que haga crecer a los enanos o tornar en genios a los retardados. Más difícil –y no lo verán ni nuestros tataranietos– es que se logre curar la imbecilidad colectiva y que toda una nación, de pronto, avance por las vías de desarrollo. Así, nosotros, como colectividad, estamos jodidos y sin remedio. Daniel Titinger, en un excelente artículo-ensayo-tesis, publicado en la revista Etiqueta Negra, cita al historiador Manuel Burga: “El Perú se lamenta de las ocasiones desaprovechadas y del bien perdido del pasado. Fuimos un gran Imperio, un gran Virreinato, y ahora somos una pequeña república en dificultades”. Una pequeña república en dificultades. Manuel Burga sí que fue generoso con su comentario. Llamar “pequeña república” a este relleno sanitario del intelecto sí que es ser generoso.
El Perú no es ni “pequeño” ni es “república”. Digamos que es un remedo de país que no podemos –ni podremos– manejar. Como siempre, nos tropezamos, impajaritablemente, con la misma piedra. Veo con envidia cómo un país “de a deveras” (como diría mi tía Angustias), Colombia, ha firmado ya su TLC con Estados Unidos. Ya tiene el ochenta por ciento del pasaporte para ingresar en el mundo desarrollado.
¿Y nosotros qué? Qué creen: como siempre, nos negaremos a firmar el TLC, nuestra agricultura medieval seguirá subsistiendo de la limosna estatal, la moderna desaparecerá, eligiremos al débil mental de Humala como presidente del Perú, con todas sus huevadas y disparates que jamás funcionaron en ninguna parte del planeta y en ningún punto de la historia. No lo duden. Los grupos humanos siempre votan por las personas con quienes se identifican. No hay –ni habrá– forma de conseguir que la nación peruana se identifique con personas inteligentes. No way. Y bueno, como no hay remedio, no nos queda otra que “enorgullecernos” de lo que somos. Como siempre, pues.
Los peruanos estamos condenados. Si el 9 de abril es elegido el ignorante de Humala, tenemos tres meses para abandonar el Perú en calidad de emigrantes. Después del 28 de julio deberemos hacerlo como refugiados... si tenemos suerte.
Hasta más vernos.
martes, marzo 07, 2006
Peligrosa penetración ideológica de Chavez: Venezuela presenta proyecto de radio latinoamericana
Nota: El peligroso dictadorcillo tropical Hugo Chavez, viene utilizando los abundantes recursos obtenidos de la exportación petrolera, para exportar su "revolución" izquierdizante (mejor descrita como una involución) a los demás paises latinoamericanos. Antes de escuchar los cantos de sirena chavista, los latinoamericanos deberían reparar en que el 54% de los venezolanos son pobres, pobres que se han incrementado en los últimos años, precisamente, gracias a las desastrozas políticas de económicas impulsadas por el "revolucionario". Otra cosa que deben tener en cuenta los latinos (tan dados a dejarse arrastrar por demagogos), es que a diferencia de Venezuela, los demás paises no cuentan con las ingentes cantidades de petroleo que exporta el país caribeño. ¿Qué otro país de la región exporta anualmente petroleo por $50.000 millones de dólares? ... y con todo, Venezuela es un país de pobres (una verguenza).
CARACAS - El gobierno venezolano presentó una propuesta para la creación de una emisora de radio regional durante un encuentro de medios estatales latinoamericanos que se realiza en Caracas.
El ministro de Comunicación, Yuri Pimentel, dijo en un escrito divulgado el lunes, que propuso en la reunión de la Red Latina de Radio la constitución de la emisora Radiosur, que sería la síntesis de todas las emisoras latinoamericanas.
Pimentel planteó que Radiosur podría servir como "herramienta para la integración, para nuestra propia supervivencia".
La propuesta será considerada por los representantes de las radios estatales de algunos países latinoamericanos que integran la Red Latina.
El gobierno del presidente Hugo Chávez impulsó el año pasado la creación de la cadena regional de noticias Telesur como una alternativa a CNN.
Telesur fue financiada por Venezuela, Argentina y Cuba.
CARACAS - El gobierno venezolano presentó una propuesta para la creación de una emisora de radio regional durante un encuentro de medios estatales latinoamericanos que se realiza en Caracas.
El ministro de Comunicación, Yuri Pimentel, dijo en un escrito divulgado el lunes, que propuso en la reunión de la Red Latina de Radio la constitución de la emisora Radiosur, que sería la síntesis de todas las emisoras latinoamericanas.
Pimentel planteó que Radiosur podría servir como "herramienta para la integración, para nuestra propia supervivencia".
La propuesta será considerada por los representantes de las radios estatales de algunos países latinoamericanos que integran la Red Latina.
El gobierno del presidente Hugo Chávez impulsó el año pasado la creación de la cadena regional de noticias Telesur como una alternativa a CNN.
Telesur fue financiada por Venezuela, Argentina y Cuba.
Perú: ¿Qué pasó con los rusos?
Nota: Peruanos contradictorios (e inmorales). Hoy, critican las compras militares chilenas. Acusan a Chile de armamentista, de tener el mayor gasto per capita en armamentos de la región. Pero resulta que Chile destina algo asi como 3% de su PBI a las FFAA... y como pueden leer de este artículo publicado en el diario Correo de Perú (el 7 de Marzo de 2006), escrito por un importante parlamentario peruano, lamentan que hoy Perú destine "sólo" el 7% de su PBI a las FFAA, siendo que tiempo atrás destinaban el ¡¡¡14%!!!! . Eso si es vergonzoso, pues en Perú el 25% de los niños sufre de desnutrición infantil... lacra que los marcará de por vida, limitando definitivamente sus capacidades intelectuales (en Chile, la desnutrición infantil practicamente no ha existido por decadas, gracias a los programas asistenciales gubernamentales, que destinaron a ese fin más de ¡¡¡50.000 millones de dolares!!! en las últimas decadas... una cantidad impresionante, si se considera que el total de la deuda externa gubernamental chilena ronda tan solo 8.000 millones de dólares. Y la deuda externa total, incluida la privada, ronda los 40.000 millones de dólares).
En octubre del año pasado se presentó ante la Comisión de Defensa del Congreso el embajador de Rusia, Anatoly Kuznetson, para hacer una exposición que proyectó las marchas y contramarchas del gobierno peruano sobre una línea de crédito solicitada para reparar aviones de combate y de carga, así como helicópteros MIG-8 y MIG-17.
Fue Toledo, en el Foro de Cooperación Asia- Pacífico, en noviembre del 2002, quien expresó a los rusos la voluntad de nuestro país de recibir un préstamo de 250 millones de dólares, para luego de año y medio de conversaciones reducir la demanda a 150 millones.
Dos meses después, en agosto del 2004, se produjo un sorpresivo cambio de opinión y el gobierno peruano informó a Moscú que no necesitaba el crédito y que invertiría directamente, con recursos del Tesoro Público, la suma de 35 millones de dólares, para posteriormente volver a rebajar esa cantidad a 25 millones y luego a 18 millones, de los cuales solamente han entregado la cuota inicial.
Por supuesto que en este largo, tedioso y zigzagueante proceso, numerosas delegaciones rusas vinieron a nuestro país y viceversa, se hicieron inspecciones y acumularon varios tomos de estudios técnicos, para finalmente no aterrizar en un acuerdo concreto, en circunstancias que nuestros aviones y helicópteros, indispensables para la seguridad nacional, se encuentran inoperativos por falta de mantenimiento y de repuestos.
Pero con estas indecisiones no sólo se evaporó el crédito ruso, sino también un convenio de amplia escala que implicaba transferencia de tecnología y licencias para fabricar productos militares y capacitar especialistas de nuestras Fuerzas Armadas.
Por ello, en la sesión congresal, el embajador ruso no vaciló en señalar que “nosotros estamos completamente sin entender cuál es la posición de la parte peruana”.
No tomamos partido sobre la conveniencia o inconveniencia del convenio con Rusia, pero sí señalamos las ambigüedades, las vueltas en círculo, las incoherencias y la alarmante pérdida de tiempo del gobierno para adoptar medidas para recuperar nuestros obsoletos equipos militares, colocándonos en una situación de alto riesgo en materia de Defensa.
Lo mismo sucede con los recursos asignados a las Fuerzas Armadas, que en 1990 representaban el 14% del Presupuesto General de la República y que hoy escasamente llegan al 7%, lo cual explica las gravísimas carencias que padecen las instituciones castrenses, al extremo de que este año tienen un déficit de 1,200 millones de soles, indispensables para el funcionamiento de las bases antisubversivas y puestos de frontera y hasta para cancelar deudas de combustible con Petroperú.
Recuperar nuestra fuerza militar debe comprometer a todos los partidos con una visión de política de Estado, con programas a corto, mediano y largo plazo, que garanticen la seguridad en nuestras fronteras, la lucha antiterrorista y la atención de situaciones de emergencia.
Y ello demanda seriedad y responsabilidad, no improvisaciones, manejos coyunturales o zigzagueos, como en el caso del crédito de Rusia.
En octubre del año pasado se presentó ante la Comisión de Defensa del Congreso el embajador de Rusia, Anatoly Kuznetson, para hacer una exposición que proyectó las marchas y contramarchas del gobierno peruano sobre una línea de crédito solicitada para reparar aviones de combate y de carga, así como helicópteros MIG-8 y MIG-17.
Fue Toledo, en el Foro de Cooperación Asia- Pacífico, en noviembre del 2002, quien expresó a los rusos la voluntad de nuestro país de recibir un préstamo de 250 millones de dólares, para luego de año y medio de conversaciones reducir la demanda a 150 millones.
Dos meses después, en agosto del 2004, se produjo un sorpresivo cambio de opinión y el gobierno peruano informó a Moscú que no necesitaba el crédito y que invertiría directamente, con recursos del Tesoro Público, la suma de 35 millones de dólares, para posteriormente volver a rebajar esa cantidad a 25 millones y luego a 18 millones, de los cuales solamente han entregado la cuota inicial.
Por supuesto que en este largo, tedioso y zigzagueante proceso, numerosas delegaciones rusas vinieron a nuestro país y viceversa, se hicieron inspecciones y acumularon varios tomos de estudios técnicos, para finalmente no aterrizar en un acuerdo concreto, en circunstancias que nuestros aviones y helicópteros, indispensables para la seguridad nacional, se encuentran inoperativos por falta de mantenimiento y de repuestos.
Pero con estas indecisiones no sólo se evaporó el crédito ruso, sino también un convenio de amplia escala que implicaba transferencia de tecnología y licencias para fabricar productos militares y capacitar especialistas de nuestras Fuerzas Armadas.
Por ello, en la sesión congresal, el embajador ruso no vaciló en señalar que “nosotros estamos completamente sin entender cuál es la posición de la parte peruana”.
No tomamos partido sobre la conveniencia o inconveniencia del convenio con Rusia, pero sí señalamos las ambigüedades, las vueltas en círculo, las incoherencias y la alarmante pérdida de tiempo del gobierno para adoptar medidas para recuperar nuestros obsoletos equipos militares, colocándonos en una situación de alto riesgo en materia de Defensa.
Lo mismo sucede con los recursos asignados a las Fuerzas Armadas, que en 1990 representaban el 14% del Presupuesto General de la República y que hoy escasamente llegan al 7%, lo cual explica las gravísimas carencias que padecen las instituciones castrenses, al extremo de que este año tienen un déficit de 1,200 millones de soles, indispensables para el funcionamiento de las bases antisubversivas y puestos de frontera y hasta para cancelar deudas de combustible con Petroperú.
Recuperar nuestra fuerza militar debe comprometer a todos los partidos con una visión de política de Estado, con programas a corto, mediano y largo plazo, que garanticen la seguridad en nuestras fronteras, la lucha antiterrorista y la atención de situaciones de emergencia.
Y ello demanda seriedad y responsabilidad, no improvisaciones, manejos coyunturales o zigzagueos, como en el caso del crédito de Rusia.
lunes, marzo 06, 2006
En Perú, siguen pensando en guerras: Agricultura y defensa nacional
Tomado de La Primera, Lima - Perú
Nota: Perú es el único país latinoamericano que conozco, donde viven pensando en guerras (tienen algún tipo de fijación con el tema. Hasta queda la sensación que es algo que desean... ¿no sabrán que las guerras sólo crean más pobreza?). Otro loco al que se le escucha hablar sobre esa lacra (guerra), es al dictadorcillo tropicaloide, Hugo Chavez.
Para afrontar una guerra se necesitan tres cosas: dinero, municiones y alimentos. Dinero para organizar unas fuerzas armadas eficientes y sostener el esfuerzo bélico; municiones para que nunca les falten a estas últimas; y alimentos para los combatientes y para quienes, desde la retaguardia, los apoyan: la población.
En suma, todo lo que tenga que ver con la alimentación, en una situación tan extrema como una guerra, tiene vital importancia en términos de moral colectiva, por lo que el rol que debe jugar la agricultura de un país es primordial.
Basta recordar el sentido estratégico que los incas dieron a la agricultura para la producción, distribución y almacenamiento de alimentos, en tiempos de paz y de guerra.
Si por defensa nacional entendemos el conjunto de acciones y previsiones que un país adopta para garantizar la seguridad nacional, entonces la agricultura es parte de aquélla.
Recientemente, por la prensa escrita y televisiva (programa Sin Rodeos del domingo 26) hemos conocido cifras no sólo escalofriantes, sino además vergonzosas, acerca de los niveles de desnutrición de la niñez peruana: 25% de ésta la padece.
Situación que necesariamente afecta a la defensa nacional y que constituye una amenaza actual y directa a nuestra seguridad nacional. Me explico:
1. Es obvio que niños desnutridos no alcanzarán los niveles mínimos de desarrollo físico e intelectual. Si a esto último le añadimos el lamentable estado de la educación peruana, el problema se agrava.
¿Qué sentido de pertenencia a un país pueden desarrollar criaturas que ven cómo sus padres luchan por, cuando pueden, llevarles un pan a la boca; que mendigan porque tienen hambre?
¿Cómo, cuando crezcan y ante una agresión externa, podemos exigirles que defiendan a un país que literalmente los ha matado de hambre? Físicamente, estarán en inferiores condiciones para una hipotética lucha cuerpo a cuerpo –ya que tanto preocupa–, digamos con un soldado chileno promedio.
Intelectualmente, tendrán problemas para aprender el manejo de sofisticados sistemas de armas. ¿Cómo, ante una subversión, podemos exigirles que defiendan a un sistema que los defraudó? Podrían ser fáciles presas de ideologías extremistas.
2. Tener tantos niños desnutridos en un país tan rico como el nuestro, simplemente constituye una tragedia que debe avergonzarnos por la incompetencia, corrupción e indolencia que, en medio de tantos signos de modernidad, la ha acrecentado.
Es por ello que la agricultura peruana debe constituirse en uno de los fundamentales pilares preventivos sobre los que descanse nuestra defensa nacional:
Tecnificándose, volviéndose más eficiente y produciendo en cantidad y calidad los alimentos que se necesitan para contribuir a eliminar el hambre –a través de un sistema de apoyo social no clientelista– que gran parte de nuestra niñez hoy sufre, y para que cuando crezca, de ser necesario, podamos tener la autoridad moral para pedirle que ponga el pecho por un país y un sistema de los que verdaderamente se enorgullezca.
Nota: Perú es el único país latinoamericano que conozco, donde viven pensando en guerras (tienen algún tipo de fijación con el tema. Hasta queda la sensación que es algo que desean... ¿no sabrán que las guerras sólo crean más pobreza?). Otro loco al que se le escucha hablar sobre esa lacra (guerra), es al dictadorcillo tropicaloide, Hugo Chavez.
Para afrontar una guerra se necesitan tres cosas: dinero, municiones y alimentos. Dinero para organizar unas fuerzas armadas eficientes y sostener el esfuerzo bélico; municiones para que nunca les falten a estas últimas; y alimentos para los combatientes y para quienes, desde la retaguardia, los apoyan: la población.
En suma, todo lo que tenga que ver con la alimentación, en una situación tan extrema como una guerra, tiene vital importancia en términos de moral colectiva, por lo que el rol que debe jugar la agricultura de un país es primordial.
Basta recordar el sentido estratégico que los incas dieron a la agricultura para la producción, distribución y almacenamiento de alimentos, en tiempos de paz y de guerra.
Si por defensa nacional entendemos el conjunto de acciones y previsiones que un país adopta para garantizar la seguridad nacional, entonces la agricultura es parte de aquélla.
Recientemente, por la prensa escrita y televisiva (programa Sin Rodeos del domingo 26) hemos conocido cifras no sólo escalofriantes, sino además vergonzosas, acerca de los niveles de desnutrición de la niñez peruana: 25% de ésta la padece.
Situación que necesariamente afecta a la defensa nacional y que constituye una amenaza actual y directa a nuestra seguridad nacional. Me explico:
1. Es obvio que niños desnutridos no alcanzarán los niveles mínimos de desarrollo físico e intelectual. Si a esto último le añadimos el lamentable estado de la educación peruana, el problema se agrava.
¿Qué sentido de pertenencia a un país pueden desarrollar criaturas que ven cómo sus padres luchan por, cuando pueden, llevarles un pan a la boca; que mendigan porque tienen hambre?
¿Cómo, cuando crezcan y ante una agresión externa, podemos exigirles que defiendan a un país que literalmente los ha matado de hambre? Físicamente, estarán en inferiores condiciones para una hipotética lucha cuerpo a cuerpo –ya que tanto preocupa–, digamos con un soldado chileno promedio.
Intelectualmente, tendrán problemas para aprender el manejo de sofisticados sistemas de armas. ¿Cómo, ante una subversión, podemos exigirles que defiendan a un sistema que los defraudó? Podrían ser fáciles presas de ideologías extremistas.
2. Tener tantos niños desnutridos en un país tan rico como el nuestro, simplemente constituye una tragedia que debe avergonzarnos por la incompetencia, corrupción e indolencia que, en medio de tantos signos de modernidad, la ha acrecentado.
Es por ello que la agricultura peruana debe constituirse en uno de los fundamentales pilares preventivos sobre los que descanse nuestra defensa nacional:
Tecnificándose, volviéndose más eficiente y produciendo en cantidad y calidad los alimentos que se necesitan para contribuir a eliminar el hambre –a través de un sistema de apoyo social no clientelista– que gran parte de nuestra niñez hoy sufre, y para que cuando crezca, de ser necesario, podamos tener la autoridad moral para pedirle que ponga el pecho por un país y un sistema de los que verdaderamente se enorgullezca.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.