Nota: Si uno le pregunta a un peruano, es muy posible que niegue ninguna odiosidad o revanchismo hacia Chile producto de la Guerra del Pacífico (1879-1883), pero con frecuencia uno se encuentra con estas declaraciones de ministros de gobierno del Perú, militares en retiro (y activos) e historiadores, que muestran una cosa muy diferente.
Por cierto, es una ridiculés la propuesta de estos peruanos sobre que Chile ceda a Bolivia -para acceder al mar- territorios que ese país perdió en 1879, porque Chile quedaría dividido en dos, con un trozo de Bolivia por el medio.
Lo que están diciendo estos peruanos es... no le dén a Bolivia salida al mar. De hecho, muchos peruanos desearían ver a Bolivia como parte de Perú... y lo más próximo a ese deseo, es que Bolivia dependa de Perú.
Respalda posición de Rafael Rey
El ex embajador Javier Arias Stella dijo ayer a EXPRESO que Chile debería devolver los territorios arrebatados a Bolivia y darle una salida al Pacífico por las zonas limítrofes, materia de controversia entre ambos países, sin afectar zonas que fueron peruanas.
De esta forma se mostró a favor de la posición asumida por el ministro de la Producción, Rafael Rey, quien opinó en contra de la posibilidad de aceptar que Chile le otorgue una salida al mar a Bolivia por territorios que pertenecieron al Perú.
“Por supuesto que no estoy de acuerdo; pero además eso implicaría toda una negociación internacional que pasa por la opinión del Perú, de acuerdo con lo señalado en el Tratado de 1929. No es fácil resolver ese tema”, expresó en su momento Rey.
Al respecto, Arias Stella se mostró de acuerdo con que Chile le devuelva su territorio a Bolivia tal como el país altiplánico le viene solicitando desde hace tiempo, aunque dijo que ambos países tendrán que encontrar una fórmula de consenso sobre este tema.
Afirmó que si Chile y Bolivia se ponen de acuerdo durante sus negociaciones para que la salida marítima sea por territorio que fue peruano, el Perú definitivamente tendría que dar una opinión al respecto.
El tratado de 1929
“El tratado de 1929 señala que en el caso de que Chile y Bolivia se pusieran de acuerdo, como dos países soberanos, para que la salida al Pacífico fuera por territorio que antes fue peruano, entonces sí es indispensable que el Perú dé su visto bueno, caso contrario no hay salida”, advirtió. En ese contexto, se tendría que pedir la opinión peruana.
Tanto el presidente de la República, Alan García, y el primer ministro, Jorge del Castillo, ya sentaron su posición en el sentido de que no habría ningún inconveniente en que dicha salida fuese por Arica.
El diplomático reiteró que mientras ambos países no lleguen a ninguna determinación, el Perú no tiene nada que decir con respecto al problema mediterráneo entre Chile y Bolivia.
“Hay un trasfondo de intereses chilenos”
Por su parte, el historiador Jesús Valentín Coquis rechazó de manera tajante que el gobierno pueda permitir que Bolivia acceda a una salida al mar por territorio peruano, o que en su defecto haya pertenecido al Perú.
“Hay un trasfondo de intereses chilenos”, aseguró el historiador, quien para reforzar su tesis señaló que aún en el hipotético caso de que el Perú recuperase el territorio de Arica y Tarapacá, esta franja de salida permanecería en disputa por el pasado y pertenencia de esas tierras.
Al evocar la historia universal, recordó la guerra entre Alemania y Francia, en la cual este último país perdió Alsacia y Lorena, sin embargo Alemania tuvo que devolverlos en aras de la paz y tras un acuerdo. El Perú debe defender su soberanía y actuar en consecuencia con el tratado firmado con Chile y teniendo en cuenta, además, la política hegemonista y expansionista de ese país, demostrada en muchas oportunidades y ante la cual la clase política peruana y la diplomacia no han sabido hasta hoy asumir una posición clara.
jueves, diciembre 27, 2007
miércoles, diciembre 26, 2007
La triste verdad de la mujer latinoamericana
por Adriana Pedroza
Para un proyecto personal me he dedicado a entrevistar a personas de diferentes países, culturas y costumbres. Aunque aún no he podido escribir nada importante con la gran cantidad de material acumulado, un hecho -o mejor- una duda está haciendo ruido en mi mente. ¿Son las sociedades latinoamericanas demasiado estresantes?
A modo ilustrativo, podemos observar que a diferencia de sus pares nórdicas, las mujeres latinoamericanas dedican una gran parte de su tiempo a verse bien, pero no a sentirse bien. Mientras la hembra inglesa, rusa, noruega, alemana, etc., hace ejercicios por salud física y mental, la hembra latina se ejercita para "estar buena". Empero, a pesar de estar buena, la hembra latina es -con mucho- insegura, frágil y dependiente de la aprobación del macho. Parece estar bien, pero no lo está. Basta con que aparezca en escena otra que luzca mejor y se vienen al traste todos los artilugios femeninos para retener a un hombre. Se despierta la inseguridad, los celos, la desconfianza y se acaba la "fortaleza individua".
La hembra latina está estigmatizada por su trasero, y por su busto, en la era moderna, real u operado, eso no importa. El cuerpo se convierte en un activo valioso y la capacidad de análisis, el sentido del humor, la inteligencia y el conocimiento han sido desdeñados como pasivos en las cuentas amorosas latinoamericanas.
Resulta muy curioso enterarse que la frase "no hay hombres" es prácticamente inexistentes en las culturas nórdicas. Mientras que la hembra latina, constantemente, se queja de la falta de ellos. Eso lleva a una pregunta ¿qué espera de un hombre la mujer latinoamericana? Creo no equivocarme si afirmo que la respuesta es: "un hombre que la represente"; que más bien podría leerse como alguien a quien lucir en público. De ser así, el hombre se convierte en un adminículo que la mujer luce en sociedad: tiene dinero, tiene un buen auto, tiene un buen cargo en una buena empresa, tiene futuro. No importa si el hombre es -por sí mismo- bueno para el desarrollo de la mujer, lo importante es que -en sociedad- luzca bien.
Por su parte, el macho no busca una hembra que brille con luz propia, sino una a la cual él pueda lucir. He allí la razón por la que las mujeres invierten tanto tiempo en ser dignas de ser mostradas como presas propias de un gran cazador. El macho promedio latinoamericano no quiere a su lado una pareja que esté a su altura, busca una que este buena,que sea medianamente inteligente(no demasiado) que le pueda dar hijos y que pueda atender una casa. La hembra -por su parte- no busca una pareja que esté hombro a hombro con ella, busca uno que esté más arriba: económicamente, intelectualmente, laboralmente, etc. Las relaciones latinoamericanas están basadas en la desigualdad en aspectos básicos de la vida en pareja, por eso -cuando buscan al amante- terminan persiguiendo "eso" que no tiene el ser con quien se unieron. Linda explicación para los cachos latinos.
Lo más interesante de la cultura de lucir es que esta va mucho más allá de las citas, los noviazgos y los matrimonios. Lucir, aparentar, mostrar, es una forma de vivir del latinoamericano, lo cual resulta demasiado estresante y agotador. La clase media latina, muy al contrario de los nórdicos, son capaces de endeudarse hasta límites absurdos para mantener un estatus que sus ingresos no le permiten. La clase media latinoamericana gasta más de lo que puede, para verse bien, para mostrarse a un mundo que aplaude la apariencia, para parecer antes que ser. Los pobres latinos! tienen sus propios códigos sociales. Para ellos no es importante el título universitario, pero tener unas cornetas enormes en la puerta del rancho resulta socialmente atractivo. Llegar al barrio con la mayonesa de marca, el detergente de marca o cualquier otro producto que se vea a través de las bolsas del supermercado, es socialmente importante. ¿Cuánto tiempo se pierde en l a lucha por estar a la moda? ¿cuánto más en adoptar las conductas que permitan ser socialmente aceptados? ¿queda tiempo para ocuparse de asuntos trascendentales después de preocuparse por verse bien, por aparentar estar bien? ¿Cuánta gente se siente realmente bien en nuestras sociedades?.
América Latina tiene problemas reales, pero el mayor problema es que su gente está demasiado ocupada en aparentar como para ocuparse de asuntos tan poco fashion como la participación política, la pobreza, la delincuencia, la educación, entre tantos otros. Claro está que estos asuntos, de golpe, se ponen de moda y todos están participando de a ratos, pero de nuevo, es sólo por apariencia, a nadie le preocupa realmente nada que no sea cool. Otro dato curioso del que me enteré entrevistando gente, es que muchos salones de belleza venezolanos sobrevivieron a la crisis del año 2002 gracias a las marchas y las concentraciones, porque las mujeres venezolanas antes de ir a marchar, antes de recibir las dosis de gases lacrimógenos a los que nos acostumbró el régimen, iban a peinarse para verse bien, porque las marchas sucedieron a los cafés y a los bares como sitios de encuentro social. Nuestras sociedades, de seguir así, están completamente jodidas. Si pareciera que en el presente los jóvenes muestran un escalofriante desinterés en asuntos de gran trascendencia, en el futuro la situación va a ser mucho peor a lo que vemos hoy.
No son los gobiernos, no son las empresas ni los políticos ni algún ente externo quien podrá salvarnos de ser una gran extensión de tierra poblada por idiotas, a quienes después de cientos de años le siguen cambiando espejitos por perlas y oro, quienes siguen comprando cualquier basura que esté de moda, llámese zapatos, ideologías, cultura, palabras o modos de vida. Sólo la voluntad individual podrá hacer de nuestros países verdaderas naciones independientes, sólo la voluntad individual podrá contagiar al colectivo la bacteria del ser, para combatir el virus de parecer.
Para un proyecto personal me he dedicado a entrevistar a personas de diferentes países, culturas y costumbres. Aunque aún no he podido escribir nada importante con la gran cantidad de material acumulado, un hecho -o mejor- una duda está haciendo ruido en mi mente. ¿Son las sociedades latinoamericanas demasiado estresantes?
A modo ilustrativo, podemos observar que a diferencia de sus pares nórdicas, las mujeres latinoamericanas dedican una gran parte de su tiempo a verse bien, pero no a sentirse bien. Mientras la hembra inglesa, rusa, noruega, alemana, etc., hace ejercicios por salud física y mental, la hembra latina se ejercita para "estar buena". Empero, a pesar de estar buena, la hembra latina es -con mucho- insegura, frágil y dependiente de la aprobación del macho. Parece estar bien, pero no lo está. Basta con que aparezca en escena otra que luzca mejor y se vienen al traste todos los artilugios femeninos para retener a un hombre. Se despierta la inseguridad, los celos, la desconfianza y se acaba la "fortaleza individua".
La hembra latina está estigmatizada por su trasero, y por su busto, en la era moderna, real u operado, eso no importa. El cuerpo se convierte en un activo valioso y la capacidad de análisis, el sentido del humor, la inteligencia y el conocimiento han sido desdeñados como pasivos en las cuentas amorosas latinoamericanas.
Resulta muy curioso enterarse que la frase "no hay hombres" es prácticamente inexistentes en las culturas nórdicas. Mientras que la hembra latina, constantemente, se queja de la falta de ellos. Eso lleva a una pregunta ¿qué espera de un hombre la mujer latinoamericana? Creo no equivocarme si afirmo que la respuesta es: "un hombre que la represente"; que más bien podría leerse como alguien a quien lucir en público. De ser así, el hombre se convierte en un adminículo que la mujer luce en sociedad: tiene dinero, tiene un buen auto, tiene un buen cargo en una buena empresa, tiene futuro. No importa si el hombre es -por sí mismo- bueno para el desarrollo de la mujer, lo importante es que -en sociedad- luzca bien.
Por su parte, el macho no busca una hembra que brille con luz propia, sino una a la cual él pueda lucir. He allí la razón por la que las mujeres invierten tanto tiempo en ser dignas de ser mostradas como presas propias de un gran cazador. El macho promedio latinoamericano no quiere a su lado una pareja que esté a su altura, busca una que este buena,que sea medianamente inteligente(no demasiado) que le pueda dar hijos y que pueda atender una casa. La hembra -por su parte- no busca una pareja que esté hombro a hombro con ella, busca uno que esté más arriba: económicamente, intelectualmente, laboralmente, etc. Las relaciones latinoamericanas están basadas en la desigualdad en aspectos básicos de la vida en pareja, por eso -cuando buscan al amante- terminan persiguiendo "eso" que no tiene el ser con quien se unieron. Linda explicación para los cachos latinos.
Lo más interesante de la cultura de lucir es que esta va mucho más allá de las citas, los noviazgos y los matrimonios. Lucir, aparentar, mostrar, es una forma de vivir del latinoamericano, lo cual resulta demasiado estresante y agotador. La clase media latina, muy al contrario de los nórdicos, son capaces de endeudarse hasta límites absurdos para mantener un estatus que sus ingresos no le permiten. La clase media latinoamericana gasta más de lo que puede, para verse bien, para mostrarse a un mundo que aplaude la apariencia, para parecer antes que ser. Los pobres latinos! tienen sus propios códigos sociales. Para ellos no es importante el título universitario, pero tener unas cornetas enormes en la puerta del rancho resulta socialmente atractivo. Llegar al barrio con la mayonesa de marca, el detergente de marca o cualquier otro producto que se vea a través de las bolsas del supermercado, es socialmente importante. ¿Cuánto tiempo se pierde en l a lucha por estar a la moda? ¿cuánto más en adoptar las conductas que permitan ser socialmente aceptados? ¿queda tiempo para ocuparse de asuntos trascendentales después de preocuparse por verse bien, por aparentar estar bien? ¿Cuánta gente se siente realmente bien en nuestras sociedades?.
América Latina tiene problemas reales, pero el mayor problema es que su gente está demasiado ocupada en aparentar como para ocuparse de asuntos tan poco fashion como la participación política, la pobreza, la delincuencia, la educación, entre tantos otros. Claro está que estos asuntos, de golpe, se ponen de moda y todos están participando de a ratos, pero de nuevo, es sólo por apariencia, a nadie le preocupa realmente nada que no sea cool. Otro dato curioso del que me enteré entrevistando gente, es que muchos salones de belleza venezolanos sobrevivieron a la crisis del año 2002 gracias a las marchas y las concentraciones, porque las mujeres venezolanas antes de ir a marchar, antes de recibir las dosis de gases lacrimógenos a los que nos acostumbró el régimen, iban a peinarse para verse bien, porque las marchas sucedieron a los cafés y a los bares como sitios de encuentro social. Nuestras sociedades, de seguir así, están completamente jodidas. Si pareciera que en el presente los jóvenes muestran un escalofriante desinterés en asuntos de gran trascendencia, en el futuro la situación va a ser mucho peor a lo que vemos hoy.
No son los gobiernos, no son las empresas ni los políticos ni algún ente externo quien podrá salvarnos de ser una gran extensión de tierra poblada por idiotas, a quienes después de cientos de años le siguen cambiando espejitos por perlas y oro, quienes siguen comprando cualquier basura que esté de moda, llámese zapatos, ideologías, cultura, palabras o modos de vida. Sólo la voluntad individual podrá hacer de nuestros países verdaderas naciones independientes, sólo la voluntad individual podrá contagiar al colectivo la bacteria del ser, para combatir el virus de parecer.
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ACLARACION: Este blog no es antiperuano ni nacionalista chileno. Este blog simplemente recopila y (a veces) comenta sobre artículos recopilados en la prensa nacional y mundial y que involucran a Chile. Si parece "cargado" hacia Perú, simplemente, es resultado de la publicación constante -y obsesiva- en ese país de artículos en que se relaciona a Chile. Así también, como ejemplo opuesto, no aparecen articulos argentinos, simplemente, porque en ese país no se publican notas frecuentes respecto Chile. Este blog también publica -de vez en cuando- artículos (peruanos o de medios internacionales) para desmitificar ciertas creencias peruanas -promovidas por medios de comunicación y políticos populistas de ese país- sobre que Perú ha superado el desarrollo chileno, lo que es usado en ese país para asegurar que Chile envidia a Perú y que por eso buscaría perjudicarlo. Es decir, se usa el mito de la superación peruana y la envidia, para incitar el odio antichileno en Perú.