Perú, el nuevo alumno aplicado de América latina

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Entre 2000 y 2006, su PBI creció el 328%; de 2004 a 2008, sus exportaciones se incrementaron el 250%, y en ese mismo período se redujo en más de 12 puntos la pobreza y aumentó un 17,5% la inversión privada

Perú es la nueva niña bonita de la región. Aunque en rigor de verdad, dicho de ese modo sabe a poco. Lo de Perú no es fruto de un milagro ni se da sólo gracias a dones naturales.

Entre 2000 y 2006, el PBI peruano creció el 328%, fue el de mayor expansión de América latina. Sus exportaciones se incrementaron el 250% en cuatro años, de 2004 a 2008, período en el que se redujo 12,4 puntos la pobreza y aumentó 17,5% la inversión privada. En los últimos años el país firmó gran cantidad de acuerdos de libre comercio y negocia en la actualidad otros tantos. Pero en simultáneo, en el frente interno, la desigualdad, los reclamos sociales, los casos de corrupción y hasta el juicio a un ex presidente se encargan de recordar le su ubicación geográfica.

Tal vez la mejor forma para describir lo que es Perú hoy sea la figura que utilizó Gabriel Martini, analista de economía internacional de la consultora Abeceb.com, quien dijo que es un mix entre Chile y Brasil: la ortodoxia de las ideas económicas trasandinas y su apertura al mundo mezclada con los severos problemas sociales del gigante brasileño.

"Son muy pragmáticos en la economía pero al mismo tiempo muy ortodoxos en temas como la inflación, por ejemplo. En las ideas económicas tienen gran influencia de Chile. Y con Brasil comparten muchas similitudes en lo social, en realidad, con buena parte de las economías latinoamericanas, ya que gran parte de la población está en el sector informal y hay serios problemas sociales que pueden afectar la gobernabilidad. Es un país con muy buenas perspectivas a mediano plazo pero que tiene que lidiar con los temas sociales y la desigualdad", comentó.

De todos modos, está claro que Perú ha logrado posicionarse en la vereda de "los buenos". Martini dijo sin dudar que hoy, en la región, los inversores miran a Chile, Brasil, Perú y Colombia, y que en el eje opuesto están Venezuela, Bolivia, Ecuador y la Argentina.

No hay divisiones formales para establecer esos grupos, pero sí indicadores que sirven para saber a qué mundo pertenece cada uno. Y en ese sentido un viejo conocido para la Argentina parece ser el termómetro perfecto: el riesgo país. "Acá ya no lo seguimos mucho porque no tenemos que financiarnos en el exterior, pero marca claramente las diferencias sobre cómo nos ven en el mundo. Por ejemplo, el 28 de diciembre, el riesgo país de Perú era de 166 puntos, el de Brasil, 194; Colombia 200; Argentina 659; y Venezuela, 1032".

Pero, ¿qué es lo que pasa con Perú? ¿Está de moda? ¿Se puede hablar del milagro peruano? ¿Cuál es la receta del éxito?

No es una moda y es mucho más que estabilidad macro, aseguró Raúl Ochoa, docente de la Universidad Tres de Febrero y del Instituto de Comercio Internacional de la Fundación Standard Bank. "No sólo hay que analizar los números de la economía sino mirar cómo se tomaron experiencias de gobiernos anteriores y de partidos diferentes, se aprovechó lo bueno y no se tiró todo por la borda, se aprendió de los errores. Están mirando lo que pasa en Chile y Brasil, hay una buena articulación público-privada", dijo.
Las enseñanzas de Alan

Ochoa admitió que Perú es un país con muchos problemas estructurales y con iniquidad, pero destacó que "está en la senda correcta", tiene recursos naturales y por algo se ha vuelto un imán para las inversiones. "Más allá de la moda, hay indicadores que muestran que empieza a ser un mercado atractivo para las empresas translatinas porque, además, tiene relaciones interesantes con Estados Unidos y China", agregó. Y citó como ejemplo al actual presidente, Alan García. "Es el caso más palpable de lo que es el aprendizaje. En su segundo mandato parece otra persona. En la primera presidencia, su populismo puso en serios problemas a Perú. Ahora, los años y la experiencia lo muestran más moderado, con una visión del mundo diferente y enseñando cuánto se puede aprender de los errores", concluyó.

Es verdad que entre el Alan García que en 1985, a los 36 años, fue elegido presidente, propuso una ley de nacionalización del sistema financiero y bancario, enfrentó con dureza al FMI y dejó el cargo cinco años después en medio de una de las hiperinflaciones más terribles, y el actual mandatario, un dirigente que critica sin temor las medidas populistas de los presidentes Hugo Chávez (Venezuela) y Evo Morales (Bolivia) y que defiende con uñas y dientes la inversión en minería -uno de los sectores clave para el despegue peruano- parece haber un abismo.

Pero, ¿por qué llegan inversiones a Perú? "Por la continuidad de políticas. Desde Fujimori, cada uno de los que siguió profundizó la política económica sin importar quién era el que la había delineado. Le sirve al país, se sigue", respondió Jorge Castro, presidente del Instituto de Planeamiento Estratégico.

Contó que datos de consultoras peruanas muestran que los flujos de inversión están por encima del promedio de la región. "Desde la década del 80´ hasta Fujimori (presidente entre 1990 y 2000) el ingreso anual medio fue de 30 millones de dólares; en la década de los ´90 fue de US$ 2300 millones. En 1996, Perú figuró entre los diez principales países en desarrollo receptores de inversión extranjera directa. En los 90, la Argentina tenía tres veces más de inversión que Perú; hoy tenemos la mitad. De hecho, recibimos menos inversiones que Colombia", dijo Castro.

A la hora de analizar la composición de la inversión extranjera en Perú, en la segunda mitad de los 90, durante la administración Fujimori, se produjeron las privatizaciones de telecomunicaciones y servicios, mientras que en los últimos ocho años el plato fuerte fue la inversión minera, señaló.

"Entre 1992 y 2007, el producto bruto minero se triplicó. Entre 1993 y 2003, la inversión minera fue de US$ 6700 millones, y luego se aceleró aún más. Existe una ley de inversión extranjera directa que prevé estabilidad impositiva y fiscal", destacó Castro. Sin embargo, el tema ha sido uno de los factores detonantes de los conflictos sociales más importantes de los últimos tiempos y es, de hecho, una de las principales preocupaciones del gobierno.

Durante una entrevista con LA NACION, el ministro de Comercio Exterior y Turismo de Perú, Martín Pérez, admitió que uno de los retos del gobierno es "explicar mejor a algunas ONG la importancia de que el sector minero se siga desarrollando" (ver recuadro).

Después de haber crecido a tasas chinas en los últimos cinco años, los peruanos también sufrirán las consecuencias de la crisis. Hace un par de semanas, el Banco Central de Perú anunció que recortó su proyección de crecimiento económico para 2009 a un 1%, en medio de una caída de la inversión privada afectada por la crisis global.

Para el año que recién comienza, y según los pronósticos del organismo, la economía crecería un 5,5%, lo que es medio punto más que las estimaciones que había realizado en su informe anterior.

Según Reuters, el banco explicó que la inversión privada se habría desplomado en 2009 un 15,3%, proyectó una inflación para 2010 de entre 1,5 y 2,5% y un superávit comercial de US$ 8063 millones (es un gran exportador de materias primas, principalmente de minerales como el cobre, oro, plata y zinc).

Lejos de los milagros, mucho más cerca de lo alcanzable. La clave del silencioso y poco marketinero éxito peruano parece residir en una vieja y sencilla receta: aprender de los errores, respetar las reglas de juego y no tener miedo de seguir con planes y medidas que empezaron otros. Políticas de Estado, que le llaman.

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