La carrera más sufrida de Carlo de Gavardo

Nota: Tres días que nos costaron un millón de dólares. Ese dinero pudo tener un mejor fin financiando equipamientos de deportistas de elite, para que nuestros gimnastas no tengan que ir pasar el sombrero frente a la billetera de Farkas. Esta fue una decisión un tanto populista y arriegada por parte del gobierno.

Hummer. Poderoso, monstruoso, imponente. Cualquier adjetivo que hable de la magnificencia de las máquinas del equipo de Robby Gordon no tiene nada que ver con la imagen que ofrecía ayer Carlo de Gavardo.

Entró al bivouac ayudado por uno de los camiones de asistencia de su equipo. Y se bajó con su buzo negro lleno de polvo. Sucio y cansado.

Triste, también. Si el primer día se volcó y el segundo su auto perdió potencia a los 80 kilómetros, ayer su aventura duró exactamente 11 mil 450 metros. Sufrió la rotura del embrague de su máquina y se quedó botado.

"Tengo mucha pena, porque partimos muy fuertes e ilusionados de hacer una carrera consistente, pero no se pudo. ¿Por qué las fallas? No sé. Fue un auto que se armó en las últimas semanas, sobre la hora", se lamentó.

Lo peor para el auto, que cuenta con una inversión de un millón de dólares de parte del Gobierno, es que hoy ni siquiera podría largar. Al cierre de esta edición, la organización analizaba la posibilidad de descalificarlo, ya que durante el trayecto en que fue remolcado por el vehículo de asistencia habría esquivado varios way points. Sería el peor final imaginable.

Pasada la medianoche, las gestiones eran febriles. Pese a que los comisarios le dijeron que estaba descalificado, se apelaba incluso a instancias "políticas" para cambiar la decisión. Todo dependía del director de la prueba, Etienne Lavigne.

"Deportivamente no hay nada que hacer", dijo uno de los comisarios de la prueba.

"Yo me voy a presentar a la largada. Creo que puedo seguir. Quiero entrar a Chile, aunque entrar tan mal no era la idea. Espero que sólo sea una penalización en tiempo. Hoy (ayer) fue el último día de fallas. De ahora en adelante sólo podemos mejorar", decía De Gavardo, cuyo equipo trabajó en su vehículo sin tener en cuenta la amenaza de no poder largar.

Robby Gordon, su compañero y jefe de equipo, salió a su rescate. "Carlo ha tenido muchos inconvenientes con su auto, porque lo armamos sobre la hora. Es lamentable, pero no es su culpa. Ahora tiene dificultades con el embrague y esperamos solucionarlo. Por problemas mecánicos no ha mostrado su nivel".

Para ejemplificar, Gordon cuenta que él también ha tenido inconvenientes: "La etapa de hoy (ayer) fue un chiste. Tuve que andar en segunda todo el tiempo, para tratar de darle poder al motor. Las reglas no permiten que tenga más potencia. Está hecho para favorecer a los vehículos diésel. Las etapas con arena se supone que nos favorecen, pero en la práctica no es así. En el desierto será igual. O peor".

-¿Y pueden hacer algo para solucionarlo?

"No. Nada. Sobrevivir".

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