Artículo argentino: Chile será primer país latinoamericano desarrollado...

Con una frase, Carlos Slim resumió la idea que todos los empresarios tienen sobre los negocios y la política en estos días en América latina: dijo que imaginaba la región creciendo al 5 o al 10% en los próximos diez años y que Chile sería el primero en llegar al desarrollo. Después vendrían, agregó, Brasil, la Argentina Colombia, México y Perú.

La mención de Chile no sorprendió a nadie. Entre otras razones, porque es el país que mejor encarna una idea que sobrevoló ayer, en el hotel Alvear, durante todo el seminario organizado por el Consejo Interamericano para el Comercio y la Producción, la Cámara de Comercio Argentino Uruguaya y la Fundación Círculo de Montevideo: la de que los gobiernos generen un contexto previsible, con reglas claras y seguridad jurídica. Todas cuestiones que Felipe González, ex presidente de España y uno de los oradores estelares, agrupó en una definición que lleva su sello: "Es lo que hace tener decisiones de inversión no depredadora. De lo contrario, se busca recuperar rápidamente el capital". Lo acompañaron los ex presidentes Julio María Sanguinetti (Uruguay) y Belisario Betancourt (Colombia).

Las exposiciones fueron de la educación a la desnutrición, de la intervención de los Estados a la devaluación del dólar, de la expectativa de vida al ánimo de cualquier ciudadano en cualquier parte del mundo. Alejandro Bulgheroni, presidente de la petrolera Pan American Energy, destacó la virtudes del mercado como generador de riqueza. "Los países que han preferido modelos más estatistas, en general, no han podido desarrollar todas sus potencialidades, quedando rezagados", dijo, en un discurso leído. Agregó que las anomalías de los mercados habían dado lugar a la participación provisional de los gobiernos en determinadas situaciones. "El problema es que lo transitorio se convierta en permanente y se olvide cuáles son las fuentes de crecimiento", sostuvo, y concluyó en que, si no se aseguraba a las empresas privadas condiciones de previsibilidad, no sería posible recrear el contexto adecuado.

Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat Auto, se ubicó entre el público, al igual que Eduardo Elsztain, dueño del grupo IRSA; Adelmo Gabbi, presidente de la Bolsa; Carlos Spadone, propietario de la bodega San Huberto; el empresario del café Martín Cabrales, y Juan Carlos López Mena, de Buquebus. "Yo coincido con Bulgheroni: el único creador de valor agregado es la industria -dijo Rattazzi-. Que es, por definición, privada. La industria estatal rara vez funciona: sólo si es manejada con criterios privados." Elsztain prefirió no hablar. López Mena expuso en el mismo sentido: "Al Estado le compete crear un clima propicio para que las empresas desarrollen su actividad con libertad".

Felipe González se adentró en la psicología. Habló de "los estados de ánimo" en el mundo. "En Asia están convencidos de que el futuro les pertenece, de que sus hijos van a vivir mejor que ellos. ¿A qué los lleva eso? A no perder tiempo en discutir quién tuvo la culpa de lo que ya pasó en la guerra del opio de China o en la más reciente de Vietnam. Si uno llega a hablar con un vietnamita, no va a perder más de cinco minutos en discutir las consecuencias terroríficas de esa guerra. Ese es el estado de ánimo de Asia. El de Europa es el contrario: en Europa, la gente piensa que la siguiente generación va a tener menos oportunidades que las que tuvieron sus padres, y eso define un estado de ánimo. Y en América latina no hay un solo estado de ánimo, como no hay una sola América latina. El estado de ánimo de Brasil es muy positivo, el de México no es tan positivo. Hablo de estado de ánimo, no de potencial de crecimiento. En Estados Unidos, ya ven: el estado de ánimo, con la llegada de Obama, fue espectacular, y ha durado dos años."

Cuestión de ánimo

Desde el público llegó la pregunta obligada: le preguntaron al ex jefe de Estado por el humor argentino. "En los últimos 10 años, el estado de ánimo cambió. El grito era «Que se vayan todo s » . Hay que reconocer que se recrearon las expectativas. Ahora, el crecimiento argentino es mucho mejor que su estado de ánimo, y eso tiene que ver con el liderazgo político. No hay liderazgo si alguien no se hace cargo del estado de ánimo. De lo contrario, no se puede ser un líder creíble."

Más temprano, el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, había analizado la situación internacional. Elogió los cambios en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y advirtió que el mundo había ingresado en una etapa de fuerte inestabilidad económica, con un final impredecible.

Iglesias reemplazó al ex jefe del FMI Michele Camdessus, invitado para hablar sobre esta cuestión. Dijo entonces que los países emergentes experimentaban una burbuja -como lo refleja el alto precio de la soja- y que el G-20, hasta ahora, había sido incapaz de resolver problemas.

Luego de que los asistentes hablaron en el café sobre la posibilidad de que el Gobierno lanzara un acuerdo de precios y salarios, a raíz de la creciente preocupación sobre la inflación, Iglesias se dirigió al estrado, no sin antes recordar que, en dos semanas, encabezaría la... (artículo incompleto en origen).

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