Combate Naval de Iquique

El ejemplo cruza el umbral de la acción bélica en estos días, donde vimos a cientos que levantaron la bandera como grito silente que dice Chile no se rinde.

Al cumplirse el bicentenario de la Independencia de Chile y el centésimo trigésimo primer aniversario del Combate Naval de Iquique y Punta Gruesa, que dan vida al Día de las Glorias Navales, la Armada de Chile quiere renovar sus votos con la ciudadanía y con la República.

Hoy más que nunca debemos mirar y sentirnos orgullosos de nuestra historia; han sido nuestros héroes civiles y militares los que le han dado la grandeza a esta patria, una grandeza marcada por la austeridad y por el sacrificio, tal como la entrega sublime que hicieron nuestros héroes de Iquique, que en la bandera defendieron el honor de toda una patria. Al conmemorar la gesta heroica que marca la Guerra del Pacífico, hacemos un alto en nuestras cotidianas tareas para recordar a un puñado de hombres decididos, que en un momento de adversidad supieron conducir el destino valeroso de una nación.

Hoy, cuando miles de compatriotas se recuperan de momentos de dolor vividos tras el cataclismo del 27 de febrero, quiero destacar la labor de cientos de marinos anónimos que, frente a la adversidad, supieron estar a la altura de las circunstancias y actuaron con fortaleza y temple, comportándose de manera sobresaliente no sólo esa fatídica madrugada, sino que en los días posteriores.

Esos hombres y mujeres también siguieron el ejemplo de Prat y se entregaron en cuerpo y alma a ayudar y entregar consuelo y apoyo a compatriotas que estaban devastados por la tragedia, que sin duda marcará a fuego a esta generación de 2010, un año particularmente doloroso, pero también esperanzador. Al igual que en Iquique 1879, luego del dolor surge desde lo más profundo del alma nacional ese sentimiento y esa actitud tan chilena, tan nuestra, que es ponerse de pie aunque sea maltrecho y herido, pero con ganas, con fuerza y con coraje para salir adelante; ese ejemplo cruza el umbral de la acción bélica al día y particularmente en estos días, donde vimos a cientos de chilenos y chilenas que en medio del marasmo y con sus viviendas hechas trizas, levantaron la bandera, al tope como grito silente que dice nuevamente Chile no se rinde, tal como lo hicieron los nobles marineros de la Esmeralda, que a pesar de la adversidad del combate, no sólo izaron una bandera, sino que dos al tope, como señal inequívoca del espíritu de Chile, que nos inspira a levantarnos con dignidad y la frente en alto.

Este 21 de mayo queremos reafirmar públicamente nuestro compromiso con la reconstrucción del país. Asumimos esfuerzos y desvelos con espíritu solidario y profundo sentido del cumplimiento del deber, colocando a disposición del país todas nuestras capacidades para salir de manera rápida y eficaz de esta emergencia, que hace que nuestra ceremonia sea más austera, más sentida y más comprometida con cada uno de nuestros compatriotas que hacen cada día más grande a este Chile.

La Armada de Chile llega a la conmemoración de este bicentenario recordando la jornada más heroica de su historia, y a pesar de los contratiempos que han golpeado a nuestro territorio, nuestra institución seguirá en la senda del apoyo estrecho, llegando a nuestros compatriotas con el brazo fraterno de los marinos de Chile.

* Comandante en jefe de la Armada de Chile

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