El coordinador macroeconómico del presidenciable Sebastián Piñera, sostiene que su comando apoya la negociación colectiva y el incentivo a la sindicalización, las que deberían incluir una flexibilidad pactada e inscripción voluntaria, respectivamente.— ¿Por qué Chile retrasó su meta de país desarrollado para el Bicentenario, como lo había comprometido la autoridad?
— Se han dado dos fechas: una es la conmemoración de los 200 años de la constitución de la Primera Junta de Gobierno, que fue en 1810, lo que no se cumplirá. Entonces, nos referimos a la segunda, a la celebración de la verdadera Independencia, que fue en 1818. Con todo, la razón es que hemos perdido mucho dinamismo durante la reciente década; pasamos de un PIB promedio de 7,6% en 1986-1997 a uno de 3,4% en 1998-2008. Esto obedece, primordialmente, a un deterioro de la productividad. No es una opinión, es un dato duro.
—El Ejecutivo esgrime que la actividad mundial ha pasado por fases críticas como la reciente...
— No corresponde acusar a la economía internacional. No hablamos de la crisis actual, sino de un proceso más largo. Hay asuntos internos y de políticas. El tema no es sindicar culpables, pero que cada uno asuma su cuota. La responsabilidad es fundamentalmente doméstica.
—¿Qué aspectos son claves para alcanzar la condición descrita?
—La productividad engloba muchas cosas. En 2009 hemos tenido una caída importante en inversión, no obstante, antes tuvimos ascensos relevantes. Parte de lo que hay que hacer es recuperarla. Por otro lado, necesitamos un mercado laboral más pro empleo. En esa línea, planteamos (en el comando de Piñera) una serie de medidas que estimulen la creación de cupos, manteniendo y resguardando los derechos de los trabajadores. Tener un mejor funcionamiento en esta área no significa precariedad.
— ¿A qué iniciativas alude en particular?
—Apostamos por perfeccionar el seguro de cesantía y permitir el teletrabajo, que hoy es difícil de hacer. También estamos por un subsidio potente a la contratación de mano de obra para ayudar a generar plazas de calidad, no de emergencia.
—¿Qué otros escollos advierte?
— Hay un problema serio en educación; hay que hacer más capacitación. En innovación, no hemos avanzado mucho. El indicador más mirado, que es el desembolso en investigación y desarrollo (I+D), sigue en menos de 0,7% del PIB. La pérdida de la eficiencia en el gasto fiscal es preocupante; al 86% de los programas públicos que han sido evaluados de forma independiente entre 2001 y 2008 hay que aplicarles modificaciones mayores.
—El desarrollo, entonces, es un desafío de más largo aliento, ¿no sería posible alcanzarlo en un eventual gobierno de Piñera?
— Nuestra meta es realista: trazamos ese objetivo para 2018 y la próxima administración se extenderá hasta marzo de 2014. Eso implica, para ser precisos, pasar del actual ingreso per cápita, medido en paridad de poder de compra, que es de alrededor de US$14.000 a unos US$22.000; similar a lo que tiene hoy Portugal.
EDUCACION Y EMPLEO
—¿Cuál es su postura respecto a la llamada deuda histórica con los profesores?
—Nos parece que existe una deuda con ellos y estamos dispuestos a conversar sobre cómo mejorar sus condiciones y remuneraciones. Ahora bien, la cantidad de recursos involucrados son enormes, por lo que hay que considerar la otra parte, que es la calidad de la formación que le estamos entregando a los niños. Es decir, hay un compromiso con el magisterio, pero hay uno mayor con los estudiantes, que están recibiendo una muy mala educación. Tenemos que hacernos cargo del problema en conjunto.
—Usted planteó iniciativas en materia de ocupación, ¿qué otras medidas permitirían retornar a tasas de desempleo pre crisis?
—Primero, tenemos que volver a crecer. En segundo término, se requiere de medidas como el subsidio a la contratación para 150.000 personas mientras la desocupación permanezca alta, ya que también hay que preocuparse del funcionamiento del mercado laboral.
—¿Cuál es su opinión sobre el debate en materia de negociación colectiva?
—Lo apoyamos y nos gustaría que abarque áreas como la flexibilidad pactada y la rebaja de los quórum para negociar colectivamente. Estamos, asimismo, por el incentivo a la sindicalización, aunque con alternativas –para que sea más atractiva– tendientes a que el recurso humano quiera participar de modo voluntario y no, como se sostiene en otros comandos, de manera obligatoria. Estamos a favor de ambas proposiciones, pero respetando la libertad de los individuos.
—¿Piensa que los empresarios respaldarían una reforma de ese tipo?
—No sé si lo harían. No estamos haciendo un programa para el empresariado. Con todo, esperamos que, tanto ellos como los trabajadores, aprueben las buenas ideas.
POLÍTICA FISCAL
—En un foro reciente, usted dijo que compartía algunas modificaciones impositivas sugeridas por el candidato independiente Marco Enríquez-Ominami. ¿Cuál es el lineamiento de Piñera en este ámbito?
—Lo que señalé es que, dentro de lo que se ha dicho, tenemos algunas coincidencias.
—¿Como cuáles?
—Como la extensión del artículo 14 bis; es decir, la tributación en base a las utilidades distribuidas en las pequeñas y medianas empresas (Pymes). En tanto, cualitativamente concordamos en lo enunciado respecto al impuesto de timbres y estampillas, aunque ellos quieren eliminarlo y nosotros dejarlo en 0,6%. Y en cuanto al emprendimiento, tenemos también iniciativas comunes, como agilizar la Ley de quiebras y disminuir los trámites necesarios para constituir una empresa.
—Hoy se discute respecto al momento adecuado para retirar los estímulos fiscales tales como los planes de empleo, ¿cuándo debiera comenzar ese proceso?
—Conforme responda la actividad, se irán generando vacantes y la recesión irá en retroceso, lo que ya está ocurriendo. Así, queremos potenciar con fuerza el subsidio a la contratación para que las plazas puedan sostenerse en el tiempo y no sean de emergencia.
—¿Qué hay que hacer con la regla fiscal?
—Apoyamos decididamente la mantención del balance estructural, pero proponemos mecanismos para hacer la norma más transparente y contracíclica.
—¿De qué forma?
— A través de un subsidio a la creación de empleos que sea automático cuando se supere cierto nivel de desocupación, siendo diferenciado por regiones, y que se desactive cuando se reduzca.
—En materia monetaria, ¿en qué momento el Banco Central debiera empezar a elevar la tasa de interés?
—No existe un parecer del comando en este plano y respetamos la autonomía del ente emisor. Ahora, como economista, pienso que hay que jugar en un delicado equilibrio.
—¿En qué sentido?
—Primero, el retiro del estímulo tiene que ser gradual porque, de lo contrario, se podría descarrilar la reactivación o frenarla. Segundo, un aumento de tasas fuerte puede traer inconvenientes de tipo cambiario.
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